Sofía es una joven que ha crecido en la soledad de la orfandad, enfrentándose a una serie de tormentos internos que la han marcado desde su infancia. En su búsqueda de pertenencia y amor, se cruza con Lucius, un enigmático hombre que posee una esencia sombría y que, a lo largo de su vida, jamás ha experimentado la calidez de los sentimientos. A medida que sus caminos se entrelazan, Sofía se enfrenta al desafío de luchar contra la atracción que siente hacia él y las sombras que parecen rodearlo. ¿Podrá encontrar la fuerza necesaria para resistirse a su cautivadora belleza y, al mismo tiempo, desentrañar los misterios de su alma oscura, o sucumbirá a su hechizo, perdiéndose en el abismo de su atracción?
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la primera cita.
Lucius era plenamente consciente de que su madre no estaba bromeando y la idea de que su padre pudiera sentir vergüenza por él lo atormentaba profundamente, haciéndolo sentir muy afligido.
A medida que avanzaba la tarde, Lucius decidió salir de la casa. Al hacerlo, se percató de que varios empleados estaban allí, utilizando sombrillas en un intento de cubrir algo que parecía delicado. Intrigado, se acercó para investigar y se encontró con Sofía, quien se encontraba de rodillas, ocupada plantando flores.
Los empleados se sobresaltaron al divisarlo, sorprendidos por su repentina aparición.
“No es necesario que se queden aquí, pueden continuar con sus tareas. Yo estaré bien”, dijo Sofía, sin darse cuenta de que Lucius estaba presente.
¡Duque! —exclamó una empleada, tratando de que Sofía se percatara de su presencia.
Sofía alzó la vista y allí estaba él, con una expresión de enojo y desaprobación en su rostro.
—Esta noche iremos al teatro —anunció Lucius con un tono de voz irritado.
Y ustedes, asegúrense de que ella lleve algo apropiado; ¡no la quiero con lodo! dijo Lucius mientras miraba a las empleadas y se alejaba.
Sofía nunca había tenido la oportunidad de asistir a un teatro y, por lo tanto, no tenía idea de lo que eso significaba. Tras terminar de plantar más rosas en el jardín, se dirigió a su habitación acompañada por una de las trabajadoras de la casa.
—¡La duquesa ya tiene lista su tina! —anunció la empleada con entusiasmo.
Sofía no tenía la más mínima idea de lo que Lucius había querido decir cuando se marchó, así que, en cuanto las demás empleadas se retiraron y solo quedó Luz, la única que realmente la ayudaba a bañarse, decidió aprovechar la oportunidad para hacerle una pregunta.
—Luz, ¿puedo preguntarte algo? —dijo Sofía, mientras se adentraba en la tina. Luz observaba atentamente las cicatrices que surcaban la espalda de Sofía, evidencias de un pasado lleno de sufrimiento y dolor.
—Sí, duquesa, puede preguntar lo que desee —respondió la empleada, con una voz amable y tranquilizadora.
¿De qué se trata el teatro? ¿A dónde me llevará Lucius?, preguntó Sofía con un tono de tristeza, ya que temía que se tratara de algo relacionado con la alta sociedad, un mundo que sentía que había perdido de vista.
Su empleada respondió con entusiasmo: Mi señora, el teatro es como asistir a una proyección de película, pero en lugar de ser una pantalla, son actores que interpretan en vivo cada escena. Es como leer una historia y, al mismo tiempo, tener la oportunidad de verla cobrar vida ante tus ojos. Es una experiencia realmente maravillosa, estoy segura de que se divertirá mucho!. Mientras hablaba, se dedicaba a preparar los aceites que Sofía usaría para hidratar su piel, sumergiéndolos en el agua, creando un ambiente propicio para la relajación y el disfrute de la velada que se avecinaba.
Sofía dio una sonrisa al enterarse de que iba a disfrutar del momento. Su actitud experimentó un giro notable; aunque la idea de acercarse a Lucius no le entusiasmaba en absoluto, sabía que era una obligación que debía cumplir. Mónica le había brindado la oportunidad de escapar de ese entorno que la hacía sentir marginada y no deseada, y la ocasión que se le presentaba era demasiado valiosa como para dejarla pasar.