Un Mafioso Posesivo

Luego de que me fui de la cocina me puse a hacer lo que me tocaba y así pase todo el día hasta que dieron las 5 de la tarde más o menos, a decir verdad todo transcurrió con normalidad, pero aun así no pude estar tranquila ni un segundo.

En estos momentos me estoy dirigiendo hacia el jardín por qué las “señoritas” de esta casa requieren de mis servicios, y fueron bastante específicas con eso, querían que fuera yo la que fuera, no podía ser nadie más... Ash que fastidio.

Al llegar al lugar las pude ver a las tres, a la maleducada de Lua, a la chica llamada Maya, quien por cierto está loca, y a Ela, creo que es así que se llama, ella es la única que no me ha ofendido desde que llegué aquí, tal parece que es la única que tiene uso de razón

Me acerqué más y pude notar las risas entre ellas, pero al verme pasaron de tener una sonrisa a poner una cara desagradable, a excepción de Ela.

—¿Para que soy buena s-señoritas?— Contuve mis ganas de poner una cara de molestia y en cambio puse mi cara totalmente sería, sé que me trajeron aquí solo para burlarse, o al menos la chica maleducada y la loca.

—Hasta que te dignas a llegar, llevamos 2 minutos esperando por ti sirvientucha— Espeto con molestia Lua.

Lo gracioso del caso es que a la única que la tratan tan déspota es a mi, por qué a las demás ellas las tratan con amabilidad.

—Estaba haciendo otras cosas, lo... lo siento— Contesté entre dientes.

Es mentira, no estaba haciendo otras cosas, la verdad es que estaba en la cocina insistiéndole a Carmen para no venir, pero heme aquí.

—Está bien, nosotras entendemos —habló Ela y las otras chicas estaban por refutar, pero ella las fulminó a ambas con la mirada— Solo queremos que nos traigas una jarra de limonada, ah y unas galletas de chocolates por favor —Agregó con una sonrisa ladina y yo solo asentí para luego darme la vuelta e irme.

A tan solo unos pocos metros de ellas pude escuchar como empezaron a discutir, pero no era una discusión agresiva, supongo que se molestaron con Ela por tratarme con amabilidad.

Llegué a la cocina y no pude evitar soltar un fuerte suspiro.

—Creo que no la tienes nada fácil con esas chicas, ¿cierto? —Mire a Nico quien fue quien me había preguntado y moví mi cabeza en forma de negación— Pero no entiendo algo, ¿por qué te tratan así si no les has hecho nada? —Me miró con duda, pero es que no puedo decirle la razón, no por el momento.

—Es más complicado de lo que te imaginas, te cuento después— Ella asintió y cuando tenía la limonada y las galletitas en mis manos me dirigí de regreso al jardín.

Al llegar no ví por ningún lado a Ela, tal parece que se fue. No le di mucha importancia al asunto y puse todo en la mesa ordenadamente y luego las miré.

—Listo, ¿desean algo más?— Como desearía no decir eso, pero es algo que tengo que decir lastimosamente.

Ellas se miraron una a la otra para después poner una sonrisa malevola por lo que solté un suspiro disimuladamente, esté día será largo.

Me fui al cuarto y al llegar me tiré a la cama, estoy agotada, esas benditas chicas me pusieron a caminar de un lado a otro a buscar cosas relativamente estúpidas, solo querían ver cómo iba y venía como una tonta, además de que me tenía que quedar parada en el sol.

Mis pensamientos en esos momentos no eran para nada buenos, solo quería estrangularlas con mis propias manos, pero se que no podía, por eso solo trataba de pensar en otras cosas y me echaba ánimos para no meterse en más problemas, porque no quisiera ni imaginar lo que me haría Kilian si le llegaban con el cuento de que casi mato a su hermana, por esa razón preferí aguantarme.

Me quedé en la cama por un rato hasta que me sentí más relajada, luego de eso me paré y me fui a la cocina a comer algo.

Cuando llegue me senté con los demas a cenar, en conclusion todo pasó con normalidad, pero ya cuando todos se fueron yo me quedé un rato más con Carmen y la ayude a lavar los trastes.

—Oye Carmen, ¿Tú crees que pase algo malo está noche?— Pregunté un poco inquieta, no sé lo que me pasa, pero no he podido estar tranquila con lo que me dijo Carmen está mañana.

—No lo sé niña, pero no puedo asegurar nada, pero esperemos que no, en dado caso tienes que resguardarte bien— Observe a Carmen y vi como puso una cara temerosa al decirme eso.

Yo no dije nada más y seguí ayudándola, al terminar me despedí de ella y me fuí directo al cuarto, una vez ahí me tumbe en la cama y me quedé mirando hacia arriba, mirando a la nada.

—Papá, mamá, los extraño mucho a ambos... También extraño a Scarlett y a los Tíos, como me arrepiento de que Scarlett se quedara conmigo ese día, si no hubiera sido por eso ella aún estuviera con ustedes— Me reprendí a mi misma, de verdad maldigo ese día en que mi vida se convirtió en un infierno.

Estaba a punto de quedarme dormida cuando de pronto escuche algo fuerte explotar, cosa que provocó que yo me exaltara de la cama totalmente asustada.

El miedo a que la casa estuviera en guerra me invadió por lo que comencé a temblar como un pollito mojado.

—Joder, ¿que hago?, ¿a dónde voy?... Tengo mucho miedo— Digo entrando en pánico, se que tengo que pensar con la cabeza fría, pero me es imposible.

Escuche otro estruendo y seguido de eso el sonido de las armas dispararse llenaron todo el lugar.

Empecé a llorar sin poder contener mis lágrimas, no quiero morir joder, no por un disparo directo al corazón o a la cabeza, quiero morir de vejez, aún me faltan muchas cosas por hacer caray.

Luego de un rato de estar asi me calmé y me quité las lágrimas del rostro, respiré profundo tratando de pensar en lo que podria hacer ahora y creo que lo mejor sería tratar de escapar o de lo contrario moriré... Si, eso es lo que haré.

Me acerqué a la puerta y lentamente la empecé a abrir, al hacerlo miré por una pequeña ranura hacia los dos lados del pasillo, no vi absolutamente a nadie por lo que terminé de abrir la puerta y me dirigí hacia el cuarto de Nico, quiero saber si aún ella está ahí.

Al ir caminando mi corazón se aceleraba cada vez más, los disparos se escuchan por todos lados, tengo miedo de que alguien venga a este lado de la casa. Llegué al cuarto de Nico y comencé a tocar sutilmente para que nadie fuera de este lugar me escuchara.

Seguí tocando y no escuché respuesta al otro lado de a puerta por lo que decidí hablar.

—Nico, soy yo, Tamara, por favor ábreme— Dije por lo bajo, no vaya a hacer y alguien más escuche.

Toqué un par de veces más y no recibí respuesta alguna, por lo me di por vencida y decidí irme, pero antes de dar un paso la puerta fue abierta y yo fui jalada hacia dentro con prisa.

Nico nuevamente cerró la puerta con seguro y al darse la vuelta la vi con lágrimas en los ojos para seguido venir hacia mí y abrazarme.

—Estoy muy feliz de que estés aquí Tamara, no sabes el miedo que tengo— Expreso llorando.

—No te preocupes, no nos va a pasar nada malo —La tomé por los hombros, haciendo que me mirara a la cara— Pero por el momento tenemos que salir de aquí, no nos podemos quedar porque no sabemos que tan malo se pueda poner esto, pero antes debemos de buscar a Carmen y ya después nos largamos, ¿de acuerdo? —Le dije tratando de sonar firme.

Ella asintió por lo que la tomé del brazo y nos dirigí hacia la puerta, toqué la manilla y antes de abrirla solté un fuerte suspiro... Hagamos esto.

Salimos con cuidado y nos dirigimos hacia el cuarto de Carmen, el cual estaba bastante cerca; una vez que estuvimos ahí llamé a Carmen y no pasaron ni 5 segundos cuando ella abrió la puerta, pero mi sorpresa fue ver a Elisa y a Mariana con ella, realmente ellas no se me habían cruzado por la cabeza, pero es mejor, así nos vamos todas de aquí.

—Nos tenemos que ir, pero tiene que ser ya, salgan— Les dije rápidamente y todas asintieron para después salir.

Nos dirigimos hacia la puerta trasera de la mansión que daba al jardín, podemos encontrar una salida por ahí, estoy segura de que sí porque solo hay grandes arbustos que rodean la parte trasera de la mansión y supongo que dan al bosque, antes pensaba en escapar por ahí, pero lamentablemente siempre habían muchos guardias.

Cuando llegamos a la puerta trasera estábamos a punto de salir, pero oímos una voz rustica detras de nosotras e hizo que nos diéramos la vuelta lentamente y al hacerlo vimos a un hombre de mediana edad apuntándonos con un arma y quien nos veía con una sonrisa pervertida en su cara.

—Pero miren nada más, me encontré con mujeres hermosas, servirán como nuestras putas personales, ahora caminen— Se acercó y se puso a un lado, indicándonos que camináramos de primero.

La ansiedad me invadió al no poder hacer nada, pero tengo que actuar, siempre he sido una persona que piensa antes de actuar... Lo que haré a continuación no estará bien, pero es eso o ser un objeto sexual de quién sabe cuántos hombres.

—Claro que iremos contigo, pero si me prometes que solo seré tuya nada más, ¿en serio te gustaría compartirme con otros hombres, es que acaso no me ves?— Dije de manera coqueta mientras pasaba mis manos por todo mi cuerpo, esto es algo que no puede fallar, los hombres usualmente solo piensan con lo de abajo.

Él me miró de arriba abajo de manera pervertida y luego empezó a acercarse a mi, pero al hacerlo yo ágilmente aparté la mira de su pistola y le di una fuerte patada en las bolas, por lo que él se retorció del dolor y cayó al piso.

Aproveché eso y le quite la pistola de las manos para luego darle con ella en la cabeza, haciendo que se desmayara instantáneamente, la verdad no sabía a dónde darle para que se quedara inconsciente, pero en las películas veía que le daban como por la cabeza, por lo que realicé la misma acción y funcionó.

Volví mi mirada hacia las chicas quienes tenían una cara de sorpresa.

—Vamos, vamos— Dije apresuradamente y ellas salieron de su estado de sorpresa para luego asentir y seguirme.

Estábamos cruzando las puertas traseras cuando de imprevisto escuchamos gritos provenientes de la parte de arriba de la mansión, intenté hacerme de oídos sordos, pero fue imposible, joder.

Estoy debatiendo con mi yo interior si ir a ayudarlas o salir de aquí sin mirar atrás y es que no sé por qué no solo me voy y las dejo aquí, siempre me trataron mal, ¿por qué debería de ayudarlas?, además puede que a todas nos atrapen por querer hacerme la heroína.... Joder.... No soy igual que ellas, si estuviera en esa situación quisiera que me fueran a ayudar, joder, a veces odio lo estúpida que soy.