Cuatro Estaciones Para Nuestro Amor

_ Lo sé amiga, también estoy sorprendida, pero sabes algo? Me gusta, me fascina su cercanía, quiero verlo constantemente y deseo que sus brazos envuelvan mi cuerpo, él me hace sentir segura.

_ Entonces no desaproveches esta oportunidad! Deja de lado tus traumas y no lo pienses, déjate llevar.

Con esas palabras dando vueltas en su interior, Sara se quedó dormida recostada sobre el sillón y con la cabeza de su amiga recargada en las piernas, toda la noche tuvo sueños en los que Carlos estaba a su lado así que despertó con deseos inmensos de verlo.

Sí, sabía que su relación con él no tenía mucho sentido, durante la mañana se detuvo varias veces a pensar y repasar en su mente el cómo se dieron las cosas, hubo detalles que le parecieron raros; sin embargo, lo único que deseaba era estar con él, _ Obviamente nada tiene que tener sentido! Reflexionó en algún momento.

Después de desayunar en compañía de su amiga, está se despidió para dirigirse a casa.

_ No avisé a mi madre, seguro está esperando furiosa mi regreso, comentó Maggi con un aire de indiferencia. _ Me voy amiga, te llamo a casa de la portera más tarde.

_ Sí, anda con cuidado y no sufras más por Roberto, dijo Sara con señas burlonas.

Maggi se llevó las manos al pecho cuál si fuese una puñalada e hizo un gesto de tétrico, _ Oh no! Moriré de dolor! Exclamó mientras se marchaba, ambas rieron al despedirse.

Con el tiempo justo para llegar a la oficina donde entregarían los resultados del trabajo en empresas Douglas, Sara salió a prisa de su departamento, sabiendo la importancia del día, dedico varios minutos a su arreglo personal, esto provocó su tardanza, pero sin duda se veía hermosa.

Esa mañana, la ciudad parecía un espejo, la nieve reflejaba unos tibios rayos de sol que apenas se notaban, todo lucía tan tranquilo, sobre todo en el rostro de Sara, está vez camino con la cabeza erguida, sus ojos reflejaron una luz particular, en el camino se detuvo varias veces para alinear su ropa y su pelo frente a los aparadores que se lo permitieron. Llevaba consigo el gusto y la ilusión de esa nueva oportunidad de trabajo, pero también la ansiedad de ver a Carlos, tanto pensó en él, que al pasar por una tienda de donas, entro a comprar algunas y también compro dos cafés para ofrecerle a su salvador. Así llegó feliz a la entrada de la empresa.

Dentro, ya esperaban algunas personas, la mayoría de ellos conocidos de la universidad, con un suspiro profundo tomo aire y valor para escuchar los resultados.

_ Alberto Miller, ClaudiaPetersonn, Luis Harris, Armando Heller, Susan Torner, pasen al área de recursos humanos, ahí firmarán sus contratos, indico el jefe de esa área. _ Los demás, serán llamados en una nueva oportunidad. Mencionó mientras abría una nueva carpeta.

Al no escuchar su nombre entre los afortunados, Sara sintió enormes ganas de llorar, pero se contuvo, felicitó a sus compañeros y se dispuso a salir. Cuando dio la vuelta sintió que alguien le tocó el hombro, esto la alertó y causó nerviosismo.

_ Disculpe señorita Smith, no quise asustarla dijo el jefe de recursos humanos, sorprendido por su reacción.

Temblando y con un semblante pálido, Sara trato de disculparse, pero su voz salía cortada, tal como si acabará de ver un fantasma.

_ Perdone, no fue su culpa, estaba distraída y no esperaba verlo tan de repente. En qué puedo servirle?

_ Necesito hablar un momento con usted, podría acompañarme a la sala de juntas? Dijo el hombre aún sorprendido por la reacción de Sara.

_ Con gusto, pasa algo? Dijo Sara con duda en la mirada.

_ No tiene por qué preocuparse señorita Smith, en un momento se despejaran sus dudas. Sígueme por favor.

Sara así lo hizo, preguntándose en el interior porque la llamaron a esa sala, pero pensó que la única forma de averiguar sería llegar hasta ese lugar.