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El Calabozo De Moff.

El Calabozo De Moff.

Status: En proceso
Genre:Yaoi / Comedia / Ángeles / Mundo mágico / Mitos y leyendas / Fantasía LGBT
Popularitas:6.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Xie Lian.

BL.

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Capítulo 21: La verdadera aventura inicia.

🌼

30/05/2025

—¿De qué hablas? Acabamos de subir y ella estaba atada, viva.

—¡Está muerta!

El rostro de Alfred palideció. ¿Muerta? ¿Cómo podría ser posible?

Salió como un rayo de la habitación, seguido por Elast y Sea. La puerta del sótano estaba abierta; la oscuridad era como la boca de un lobo, pero aun así se apresuró a bajar. El olor a cobre invadió sus fosas nasales, las náuseas lo atacaron, y cuando el Ángel prendió una llama en su mano, vieron un cuerpo sin cabeza atado a la silla. La cabeza estaba tirada en un rincón, con los ojos y la boca abiertos, dando un trágico grito silencioso.

—¿Cómo...? —la pregunta murió en su garganta junto con un grito de horror cuando una cálida mano le cubrió los ojos.

—No mires —le susurró Elast al oído. Su aliento le produjo cosquillas; sus mejillas ardieron.

—Estoy bien. ¿Pero cómo pasó esto? Hace nada salimos de aquí —Lucho para que el temblor en su voz no se notará, bajó lentamente las manos del Ángel y se acercó con cautela al cuerpo. El corte en el cuello era limpio—. Tuvo una muerte rápida. ¿Cuánto tiempo tomaría que alguien entrara a la posada sin ser detectado?

—¿Dónde está Hugo?

—Estoy aquí —habló una voz proveniente desde las escaleras del sótano—. No estarás pensando que fui yo, ¿o sí, Sea?

—Mi hermano no sería capaz de matar, él no fue —rápidamente se puso a la defensiva. Sea rodó los ojos. En ese momento, algo llamó la atención de Alfred—. Elast, acércate un poco más —su petición fue cumplida; el fuego produjo un extraño brillo sobre el cuello cortado. La sangre fresca se podía ver junto con el hueso; de hecho, aún estaba saliendo. Pero algo brillaba sobre la herida con un tono amarillento, casi imperceptible—. ¿Qué es ese polvo?

—Es la estela que dejan las armas de los exorcistas —habló Elast, firme, sin dudar. Alfred quedó desconcertado y alzó la mirada.

—¿Quieres decir que un exorcista se infiltró en la posada?

—¿Por qué un exorcista la mataría?

—No lo sé. Quizá quería callarla.

Alfred quedó en silencio mirando el cadáver decapitado. No se encontraba sorprendido por la aparición de un posible exorcista; su mente ya estaba asimilando todas las cosas extrañas que podían llegar a existir en este mundo.

Lo que le extrañaba era la muerte repentina de Elenara. Estaba aturdido.

—¿Podría ser que nos siguió? —preguntó finalmente mirando a Elast. Lo cierto era que él no había sentido nada, solo le parecía que la calle estaba extrañamente vacía.

—Es una posibilidad. No sentí nada extraño —declaró el Ángel—. ¿Esta persona estará del lado del antiguo Emperador? Su nivel de presencia es casi nulo. Es mi culpa. Debí haber estado más atento.

Alfred negó; no lo culparía.

—¿Quieres decir que es de hace siglos? —le sorprendió más el hecho de que el exorcista tuviera ya sus años. ¿Se le podía considerar un humano aún?—. ¿Qué hay detrás de este Emperador?

—La ciudad de Eura estaba en un gran lío cuando él ascendió al poder. Se rumorea que mató a su padre, pero no se encontró la evidencia necesaria. Más tarde, el monarca le declaró la guerra al único país que aún no había aceptado su gobierno: Glichjing —Alfred y Sea escucharon con atención. Hugo no parecía estar muy emocionado y miraba la cabeza en un rincón sin expresión alguna—. Fue una catástrofe. Las tropas del Emperador invadieron todo como si de un tsunami se tratara. La gente moría a montones. Los mestizos se habían aliado con los Ángeles. Unos pocos mestizos y Ángeles contra cientos de miles —el rostro de Elast se contrajo—. Claramente era una batalla desigual. Aunque los Ángeles eran fuertes, la gente común, ya fueran niños, hombres o mujeres, se unieron a la batalla final. Aunque no estoy seguro de algo... —titubeó y Alfred lo miró—. Este Emperador era muy caprichoso. La mayoría del pueblo lo adoraba por alguna extraña razón. Estuve en esos tiempos, pero jamás me enteré de por qué Glichjing se opuso a su reinado. ¿Será porque no ascendió al trono de una manera limpia?

—¿Participaste en la batalla?

—Sí —el de cabello castaño se congeló—. No ganamos. Todo se vino abajo. Más tarde, el Emperador pareció conseguir lo que quería y se retiró. Luego se olvidó del país, como si no existiera, ya no le importaba. Desconozco en realidad lo que pasó, ya que fui encerrado por matar a miles de humanos.

—Espera... —¿acaso esa era la leyenda que había leído? Claro que no. ¿Elast fue encerrado por pelear en una guerra?

El Ángel lo miró, y Alfred no se atrevió a preguntar sobre eso, pensando que quizás más tarde podría resolverlo por sí mismo.

—¿Ahora qué haremos? Tenemos que deshacernos del cuerpo e irnos pronto.

—Me iré a Arel con Alfred —Hugo se atragantó y tosió un par de veces.

—¿Qué dijiste? —preguntaron los hermanos al mismo tiempo. Hugo pensó que había escuchado mal. ¡Y Alfred ni siquiera había aceptado antes!

—Tenemos algo que hacer...

—De ninguna manera. Alfred se quedará conmigo —se podría decir que era la primera vez que Hugo actuaba así con él, por lo cual no pudo evitar mirar a su hermano con ojos atentos y sentir un calorcito en el corazón.

—¿Estás loco? —Sea se cruzó de brazos y miró al Ángel y al hombre que estaba junto a él—. ¿Cuándo pensaban decirme que se iban a ir? ¡Somos un maldito equipo! ¿Creen que irán solos para divertirse? —Estaba claramente molesta mientras fruncía el ceño. Las marcas en su piel se desdibujaban. Caminó hacia Hugo y lo sujetó del cuello de la remera antes de comenzar a subir las escaleras.

—¡Ey, suéltame!

—Cállate y sube a empacar tus cosas. Nos vamos todos a Arel.

Alfred suspiró mientras veía cómo Sea y Hugo desaparecían. Miró de reojo a Elast, sintiendo que este había cumplido su cometido, pero no podía enfadarse. Era como un niño travieso.

—Vamos, también tenemos que empacar.

—¿Qué vamos a hacer con el cuerpo? —No podían irse y dejarlo ahí. ¿O sí?

—Busquemos dónde enterrarlo —la mirada del Ángel recorrió el cuerpo decapitado de la bruja. Su expresión era impecable, pero Alfred notó un brillo extraño en su mirada. ¿Estaría preocupado por algo?

—¿Qué pasa?

—Siento que ya comenzaron a vigilarnos. Esto será más complicado de lo que pensé.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Alfred había tomado una baño. El agua tibia le había devuelto parte de su energía gastada. Había cavado un pozo junto a Elast hace unas horas en un lugar apartado. Su cabello enrulado caía sobre sus hombros, dejando que las gotitas se deslizaran por estos hasta perderse en su remera blanca. Se había puesto unos cómodos shorts y salió. Elast estaba en el suelo en posición de loto con una expresión pensativa.

El Ángel había estado así desde el incidente de Elenara.

—¿En verdad solo te preocupa que todo esto se haya complicado más? —preguntó, parándose frente a Elast. La mirada de este lo recorrió desde las piernas hasta el rostro, y Alfred fingió que no notó el rubor en sus orejas.

—A medias —admitió mientras se ponía de pie. Se había atado el cabello en un moño y llevaba el torso descubierto. Por alguna razón, Alfred lo miró por un par de segundos, notando algunas cicatrices pequeñas. Se formó un nudo en su garganta mientras apartaba la vista. ¿Cuánto habrá sufrido Elast en el pasado?

No parecía que su vida hubiera sido muy feliz.

—No quiero que nadie más muera por mis alas —susurró.

Se imaginaba el peso de la culpa que el Ángel debía de llevar sobre sus hombros. Sus palabras habían sonado demasiado tristes.

—Las encontraremos y todo se resolverá. Ya verás. ¿Empacaste?

—Guardé todo —señaló una esquina en donde había dos mochilas y un bolso—. Sea quiere que salgamos en una hora.

—¿En una hora? —¿No se estaba apresurando?—. Pero si los carros a caballo aún no...

—Ella consiguió uno.

Esa mujer sí que hacía magia. Siempre lograba su cometido.

—Ya no me debería sorprender —comentó con una pequeña sonrisa mientras se sentaba en la cama. Cerró los ojos por unos segundos. ¿Quizá podría dormir un poco?—. Oye, Elast... ¿Qué haces?

Originalmente quería pedirle que lo despertara dentro de un rato, pero inesperadamente sintió que algo suave tomaba su cabello, por lo cual no pudo evitar abrir los ojos y mirar hacia atrás: el Ángel estaba sosteniendo una pequeña toalla, que Alfred supuso que segundos antes fue pasada sobre su propio cabello, ya que tenía rastros de humedad.

—Te estoy secando. Afuera hay un viento fresco. Si sales con el cabello mojado, puedes enfermarte.

Alfred estaba incrédulo y soltó un "ah" con la mente completamente en blanco mientras Elast nuevamente tomaba su cabello y lo secaba con suavidad. Parecía divertirse con sus rulos, ya que de vez en cuando los jalaba un poquito y los acariciaba, para después soltarlos.

No se sentía incómodo, pero le producía una sensación extraña.

—Elast, ¿yo a ti te conozco de antes? —las palabras se deslizaron de su boca. A veces tenía ese sentimiento. Los movimientos por parte del Ángel se habían detenido—. Olvídalo, no sería algo posible —Estaba seguro de que jamás se olvidaría de alguien como este Ángel. Además, este ser tenía muchos años; era poco probable que se hubieran visto teniendo en cuenta que Elast estuvo encerrado por demasiado tiempo.

—Si mi respuesta fuera un "sí", ¿qué pasaría?

—Me sorprendería y reprocharía por no recordarte. Me volvería loco —ya que había comenzado una suposición de “qué tal si”, Alfred le siguió el juego—. Aunque me sorprendí cuando te vi en esa cueva. Era como si algún asunto se hubiera cerrado.

El Ángel se sentó a su lado y miró la toalla entre sus manos. Sus ojos verdes brillaban con alguna extraña emoción que no supo identificar, pero su corazón dio un vuelco y se aclaró la garganta.

—No me malinterpretes, yo...

—Sé que esperabas que no existiera. Hugo me contó todo mientras estabas inconsciente —Alfred no pudo evitar maldecir a su hermano internamente—. Desconozco si aún piensas así, pero me alegro de verte, Alfred. Todos los días, a partir de ahora, no despegaré mis ojos de ti.

¿No siempre tienes tus ojos en mí?

Quedó momentáneamente desconcertado por esas palabras y la mirada del contrario. Un rubor se extendió por sus orejas, las cuales eran tapadas por su cabello.

—Me estoy abriendo a este vasto mundo y sus posibilidades. Que existas no es algo tan malo —le dio un suave golpe al Ángel con su hombro—. Me alegra —por alguna razón.

Una suave sonrisa se formó en el rostro del otro hombre y comenzó a acercar su rostro poco a poco. Sus ojos parecían buscar el permiso de Alfred para algo. El de cabello castaño enrojeció de inmediato, todo su cuerpo se tensó cuando la puerta se abrió y Hugo se asomó.

¡Maldición!

Espera, ¿¡por qué se sentía molesto con Hugo!?

—¿De qué hablan? En fin. Vamos, el carro ya llegó.

—¿Tan rápido pasó una hora?

—Llegó antes —dijo Hugo mientras miraba al Ángel de reojo—. Los espero abajo.

Alfred y Elast tomaron su equipaje e ignoraron la atmósfera extraña que se instaló entre ellos. Al bajar las escaleras, tal como había dicho Hugo, los estaba esperando. La puerta de la posada estaba abierta y se podía ver a Sea hablando con el conductor. La chica llevaba el cabello en una coleta e iba completamente vestida de negro. Desde que Andy había muerto, vestía con colores completamente oscuros, en señal de un luto que nunca terminaría.

Los tres restantes salieron de Kerba y depositaron su equipaje dentro del carruaje (carro tirado por caballos), para después subir ellos. El lugar era espacioso y estaba bastante limpio. Con un suave relincho de los caballos, el carruaje se puso en marcha. En la oscuridad de la madrugada, solo se podían oír los cascos impactando contra el suelo mientras se alejaban a una velocidad lenta, junto al aire que mecía las cortinas a los lados.

Alfred miró por última vez la posada. Descubrió que una de las lámparas de aceite de afuera se había apagado y la otra se balanceaba tristemente con el viento hacia la dirección de la otra, como si quisiera darle de su propio fuego para volverla a encender.

Una amargura repentina lo invadió, y por alguna razón pensó en Ara. Al final, no había podido comprar los chocolates que le prometió. Sería una mentira decir que no se olvidó debido a todo lo que había pasado.

Volveré a Moet una vez que todo se resuelva, Ara.

Definitivamente cumpliría su promesa.

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Niiiniiiiiiii👋
😔😅
Niiiniiiiiiii👋
Hugo me confunde, no sé si son celos de hermano o le gusta Alfred 😔😀😧
Niiiniiiiiiii👋
Totalmente lo es
Niiiniiiiiiii👋
HSOSKSK, es tu bebé 🥰🥰💋
Niiiniiiiiiii👋
¡Este capítulo me gustó mucho!
Niiiniiiiiiii👋
Si eso no es una propuesta de casamiento, no sé que sea 😍😍😍😍😍😍
Niiiniiiiiiii👋
Que hermosa imagen mental!
Niiiniiiiiiii👋
Ya cásense 🥺🥰😍
Niiiniiiiiiii👋
Jaoanalakajaj🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰💋
Niiiniiiiiiii👋
AY, COSITA/Sob/
Niiiniiiiiiii👋
Autor, no me dejas ser feliz ni cinco segundos/Sob/
Niiiniiiiiiii👋
Elast le tiene más ganas que a un pan recién salido del horno 🌚
Niiiniiiiiiii👋
Buena pregunta...
Niiiniiiiiiii👋
Me encantan los exorcistas 🥰😱
Niiiniiiiiiii👋
Umh /Scare/
Niiiniiiiiiii👋
Que lindooooo
Niiiniiiiiiii👋
Esto no me lo esperaba! 😧
Niiiniiiiiiii👋
😀
Niiiniiiiiiii👋
Diablos!!!
Niiiniiiiiiii👋
Que ☠️
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