En una mezcla de desesperación y determinación, Abigail, una Santa casada con el Duque Archibald, se enfrenta a un oscuro giro del destino. Luego de una confesión devastadora por parte de su esposo sobre su infidelidad con una plebeya, Abigail toma una decisión drástica: pedir el divorcio y romper con el matrimonio que la ha oprimido por años. Sin embargo, esta vez no es una simple víctima. Tras una misteriosa reencarnación, ha regresado al pasado con el conocimiento de su fatídico futuro.
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Capítulo 21
Después de haber recogido todas
sus cosas...
-Abigail, creo que eso sería todo, ¿verdad?
-Si, aunque aún quedan algunas cosas. Esas las compró el Duque, así que prácticamente son de él. -En ese caso, vámonos.
-No, espera un momento. No me puedo ir sin mi sirvienta, prometi que la llevaría conmigo.
-Lo siento, señorita, pero no se puede llevar a ningún sirviente de aquí.
-Javier, no me importa tu opinión, Yo me la pienso llevar, ya sea por las buenas o por las malas. Dime, ¿dónde se encuentra ella?
-No sé a qué sirvienta se refiere, después de todo, a usted se le asignaron varias, Aunque lo más probable es que sea la que fue castigada ayer.
Una expresión de preocupación se reflejó en el rostro de Abigail
-¿De qué estás hablando? ¿Dónde está? ¿Qué le han hecho? ¡Habla de una maldita vez! -gritó, agarrando a Javier de la corbata,
-No se altere, Santa Abigail, Es solo que... una sirvienta fue castigada,
-Javier, no me hagas preguntártelo otra vez! Dime dónde está, ¡¿dónde está Nina?!
-¿Nina? ¿Qué pasa con Nina? Ella... ella debe estar trabajando,
limpiando la mansión. -Javier, no seas idiota! ¿Es que acaso no te has dado cuenta de que Nina era mi única sirvienta? -gritó Abigail,
-No... no me digas que...
-¡Sí, pedazo de mierda! ¡La sirvienta que Archibald castigó es Nina, tu hija!
Javier comenzó a temblar y a tartamudear,
-Emilia! ¡Emilia!
Apareció una sirvienta apresuradamente.
-¿Qué sucede, señor Javier? -Dime, ¿dónde está Nina? -¿Nina? Bueno, a ella no la he visto en todo el día.
-No... no. Esto tiene que ser un error, El Duque Archibald no podría hacer algo así. Debe ser una equivocación.
Javier, sudando, comenzó a temblar aún más. En ese momento, apareció Archibald bajando las escaleras,
-¿Por qué aún no se han ido? ¿ por qué hacen tanto ruido? Si ya agarraron tus mugrosas cosas, vete de una buena vez,
-Archibald, me enteré de que anoche castigaste injustamente a mi sirvienta. ¡Explicate!
-¿Ah? ¿Esa maldita que no dejaba de llorar? Bueno, se podría decir que nos divertimos mucho... o al menos así lo sentí yo.
-Eres un...
Javier interrumpió, agarrando de los brazos al Duque Archibald mientras lloraba.
-Du... Duque, por favor, dígame dónde está mi hija. Esto debe ser un malentendido, ¿verdad? Por favor, expliquele a la Santa que mi hija está bien... ¡por favor!
-¡Suéltame, Javier! No sé de qué hablas.
-¡La sirvienta que siempre estaba conmigo se llama Nina, y es la hija de Javier! ¡No me digas que no lo sabías!
Archibald mostró preocupación por un momento.
-Yo... yo... ¿qué iba a saber? ¡Tu nunca me lo dijiste! De seguro esto era una trampa puesta por Abigail.
Javier se desmoronó en el suelo, cayendo de rodillas, y comenzó a clamar:
-¡Mi bebé! ¡Mi bebé! Perdóname... perdóname. No te pude proteger.
-Te lo juro, Archibald, que si algo malo le pasa a Nina, no te lo perdonaré. Haré que te arrepientas, jincluso si tengo que matarte con mis propias manos!
Archibald, asustado pero manteniendo su arrogancia, exclamó:
-¡No puedes tocarme! Se supone que eres la Santa, así que no puedes matarme, aunque yo haya hecho algo malo.
-Archibald, yo nunca pedí ser la
Santa, Así que no me preocuparía perder ese maldito título si con eso puedo vengarme de ti,
Abigail se acercó a Archibald con un rostro furioso y le susurró al oído:
-Recuerda esto: hasta los Santos pierden la paciencia.
Archibald comenzó a sudar fríamente y tragó saliva.
-Javier, llévame rápidamente donde está Nina!
Javier, llorando, corrió hacia el sótano. Abigail y Lewis decidieron
seguirlo, Mientras corrían, Javier vio sangre saliendo de una de las celdas. Se apresuré aún más, mientras rezaba desesperadamente:
"Por favor, Dios... por favor, que mi bebé esté bien. Te lo pido, te lo suplico."
Al llegar a la puerta, el rostro de Javier, lleno de tristeza, se transformó en desesperación. De repente, lanzó un grito desgarrador que resonó en el estrecho sótano,
Cuando Abigail y Lewis llegaron, Lewis intentó detenerla:
-¡Abigail, no entres! ¡No mires!
Pero ya era demasiado tarde...
dejó sin aliento. En el suelo estaba el cuerpo de Nina, rodeado de un gran charco de sangre. Su estado era deplorable; sus manos habían sido cortadas de forma torpe, aún colgaban de los brazos, Su lengua había sido mutilada, los tendones de sus extremidades estaban rasgados, una de sus orejas había sido cortada, y su espalda mostraba las marcas de un cruel castigo a latigazos. Era una escena inhumana, como si un demonio hubiera desatado su furia en ella,
Javier cayó de rodillas junto al cuerpo de su hija y la tomó en sus brazos, llorando como un niño perdido, lleno de dolor y arrepentimiento.
-Mi niña... ¿por qué? ¿Por qué? Esto... esto debe ser mi castigo por ser un mal padre... por ser una mala. persona, Dios! ¿Por qué? ¡Llévame a mi! Tómame a mí y no a ella! ¡Yo fui el que hizo mal! Ella... ella es solo una niña que amaba su trabajo! Ella estaba tan feliz de servir a la Santa... ¿por qué dejé que trabajara aquí?
Mientras Javier se lamentaba, notó algo que lo llenó de esperanza; un leve pulso en el cuerpo de Nina.
-¡Santa! ¡Por favor, sålvala! ¡Por favor, te lo suplico, ella aún está viva! ¡Por favor, sålvala!
Abigail permanecía inmóvil, en estado de shock, No podía escuchar nada, Todo lo que vela era a Javier sosteniendo a Nina, pero sus palabras parecían distantes, inaudibles, Su mente estaba llena de preguntas:
"¿Qué pasó? ¿Por qué Nina está asi? Esto no es como lo habla planeado. ¿Por qué? ¿Es porque fui demasiado confiada? Esto no debería estar pasando..."
De repente, una silueta.
completamente blanca apareció en su mente.
-Dime, ¿quieres cambiar esto? -le preguntó la silueta. -¿Quién eres tú? -respondió Abigail, confundida.
-Soy el Espíritu Santo.
-No entiendo...
-Soy algo que no debes rechazar y algo a lo que rehúsas aceptar,
-¿Eres mi bendición?
-Exactamente. Aunque, claro, para ti debería ser tu maldición,
-¿Mi maldición?
-Abigail, Dios Alkennor te regaló la mejor bendición: el poder de cambiar tu pasado, Pero apenas has cambiado nada, Te enfocaste solo en tu divorcio y nunca en transformarte a ti misma, Sigues siendo la misma chica débil, conformista y tonta.
-Eso ya lo sé... Por eso Nina acabó así. Todo fue mi culpa, Si no me hubiera centrado solo en mi divorcio, si hubiera pensado que esto podía pasar, si no la hubiera dejado sola con ese maldito Duque... a lo mejor ella aún estaría conmigo.
-Así es, todo fue por tu culpa, Pero dime, ¿qué piensas hacer? ¿Quieres continuar con las cosas tal cual están, o quieres cambiar todo esto?
-Quiero cambiarlo todo, Ya no solo quiero divorciarme. Quiero salvar a los que amo y vengarme de quienes nos lastiman. Ya no quiero perder a nadie más.
La figura continuó: -Abigail, Dios Alkennor es maravilloso y amable, pero también es un Dios que no tolera perder lo que es suyo, Sé como él; ama a tus amigos, perdona a tus enemigos, y si ellos no cambian... vengarte será tu derecho, Si recibes un golpe, devuélvelo siete veces más fuerte,
-Así será.
-Abigail, tú veías a Dios Alkennor como un ser despreciable y egoísta. Pero ahora tienes otra oportunidad. ¿Deseas esta vez aceptar correctamente tu deber como Santa?
-Ya no dudaré más. Acepto a Dios Alkennor como mi padre, mi guía y mi espada contra mis enemigos.
La figura blanca ingresó al cuerpo de Abigail, y su cuerpo real comenzó a emitir una gran luz cegadora que dejó atónitos a Lewis y Javier, Abigail, rodeada por esa luz celestial, tomó una decisión.
-Abigail, ¿qué está sucediendo?
preguntó Lewis, preocupado.
Hermano, no te preocupes, Javier, ya no llores. Dame a Nina.
Javier, entre lágrimas, le entregó a Nina. Abigail la colocó en su regazo y, con una voz serena pero cargada de determinación, dijo:
-Nina, muchas gracias por servirme, por quererme, y por ser como una hermana para mi. En las buenas y en las malas, incluso te molestaste por mi bienestar, Pero por mi tonto e inmaduro ser, sufriste este calvario, Descansa, todo esto no será más que un amargo sueño para ti. Gracias por todo... y adiós.
Abigail besó la frente de Nina, Poco a poco, las heridas del cuerpo de Nina comenzaron a regenerarse. Sus manos volvieron a estar completas, su lengua fue restaurada, y su piel volvió a ser
perfecta, Cuando el proceso terminó, la luz en el cuerpo de Abigail se desvaneció, Javier, llorando, cayó de rodillas ante Abigail.
-Gracias... Gran Santa Abigail, Nunca olvidaré lo que hizo por mi hija. Le juro que mi familia siempre le estará agradecida, Y... por favor, perdóneme por todo lo malo que hice contra usted.
-No te preocupes, Javier, Vete en paz y cuídala por mi.
Javier, con Nina en sus brazos, salió apresuradamente del sótano, llorando de alivio y gratitud.
Lewis, atónito, tomó a Abigail del hombro.
-Abigail, ¿qué fue todo eso? -Esa fue mi bendición, Como puedes ver, al fin la he recibido.
-Pero... ¿qué significa todo esto?
-insistió Lewis
-Lo explicaré, pero este no es el lugar ni el momento, Ahora debemos ir tras el Duque.
-Tienes razón. Vamos,
Continuará...
Porfis actualiza esta muy buena
segundo, que idiota el Archivald