El Trono Robado

Ya llegó el día.

Hace aproximadamente una semana Erik cumplió sus diez meses, en ese momento nos avisaron de qué pronto nos íbamos a cambiar de casa.

Durante toda esta semana no me he encontrado con Bastian, no sé lo que está pasando pero prefiero que se quede así.

Sabía que el tiempo en el que no veía a Bastián sería corto, ya que el grupo de hombres se ofreció en ayudarnos a mover nuestras cosas a la nueva casa, que por cierto no queda nada cerca así que aceptamos su ayuda muy agradecidas.

Ya habíamos terminado de desayunar cuando llegó el grupo de hombres, en ese momento oí ver a Bastian.

— Hola ¿Cómo se encuentran hoy día para la mudanza.? — Dijo Alex mientras sonreía. — Díganos en qué ayudarlas para avanzar con esto.

— Gracias por preguntar. — Dije yo. — Partamos moviendo las cosas del comedor y de la sala de estar, luego seguimos con nuestras habitaciones.

Cada vez que yo decía algo trataba de evitar la presencia de Bastian, ya que me ponen inquieto tenerlos cerca. ¿Será que aquel sueño significa algo en verdad? ¿Tengo que confiar en mis instintos?

Con ello decidimos mover las cosas de Eric así poder dejarnos un lugar cómodo mientras movíamos el resto de cosas.

Mi amiga se dio cuenta de qué era más eficiente y cómodo dejar a Erik donde Margarita para que se divierta con Agustin y así tener más tiempo para nosotros .

Así que mientras yo movía la silla de Erik y le llevaba a la casa, ella llevaba a Erik a la casa de Margarita .

El grupo de hombres partió con las cosas más pesadas, como por ejemplo los sillones, se dividían da dos personas.

Alex era junto a él, ellos estábamos moviendo el sillón más grande que teníamos. A su vez Bastián con rían eran otra pareja, ellos se dedicaron a mover nuestra mesa del comedor que es relativamente grande para el espacio que nosotros teníamos.

Yo, luego de dejar la silla empecé con las cosas más livianas, como por ejemplo las sillas. Cuando mi amiga se desocupó y dejó a Erik para que se divirtiera con Agustin también me ayudó en mover sillas.

Estuvimos así hasta que al fin se acabaron las cosas que habían en la cocina, el comedor y la sala de estar.

— Creo que merecemos un descanso. — Dijo Ryan. — Ya hemos llevado todo el comedor y toda la sala de estar, ahora sólo nos faltan las habitaciones.

Como tenemos el descanso bien merecido decidimos descansar y comer algo dulce.

Compramos unos dulces que estaban en la calle y lo repartimos entre los seis.

Bastian, a ti no te gustan las cosas dulces. ¿Te gustaría darme el dulce que te dieron? — Dijo Ed mientras miraba el dulce que tenían sus manos y no probaba.

— Sí claro, toma dulce no tengo apetito para probarlo.

Desde hace tiempo en mi cabeza pienso de qué forma se conoció Alex con Bastian, porque ya sé cómo se conoció con y Ryan y con Edmont solo me falta saber cómo se conoció con Alexander.

— Les tengo una pregunta, ¿cómo fue que se conocieron ustedes dos? — Dije mientras miraba a Alex con Bastian.

— Fue algo muy aleatorio. Yo estaba vendiendo objetos ambulantes, cuando Bastián junto con Eddie y Ryan se detuvieron y me compraron cosas. En ese momento ellos me ofrecieron quedarme con ellos y yo accedí — dijo Alex — No me arrepiento de nada.

— ¿Y qué edad tuvo Bastian cuando eso ocurrió? — Le pregunté, porque ya había sacado la cuenta en la en la que conocióa Ed y a Ryan.

— Yo tenía aproximadamente unos diecisiete años, no fuese mucho tiempo tampoco. — Respondió Bastian.

Oh, eso era bastante interesante. Al parecer vos tenés una buena persona, ya que le ofrece ayuda a la gente que lo necesita.

— Gaby, luego de terminar de mover y organizar todos los muebles y objetos que ustedes tengan en la casa. Volverás a practicar y a entrenar conmigo. — Preguntó Bastian.

— Mmm, no lo sé. Tendría que pensarlo en este momento ya que ahora no creo que es necesario aprender usar alguna arma, me siento cómoda junto con mi amiga, siento que estoy en paz.

— Pero en algún momento vas a tener que estar alguna de esas armas, ya sea para defenderte o para recuperar algo. — Dijo mientras me miraba. Él sabe que yo sé a lo que se refiere.

— Bueno, puede que tengas razón. Pero aún así no me interesa practicar.

— Tan rápido te desanimaste Gaby. — Pregunto Ed. — Yo pensé que eras una persona que no se rendía fácil, pero ya te rendiste.

— Sí, yo creo que lo que dice Ed es verdad. — Dijo mi amiga mientras me miraba. — Yo creo que deberías darle otra oportunidad, quizá no ser una daga, podrías practicar con otra cosa. Quizá ahora podrías iniciar con el arco.

No le dije nada mi amiga, ya que ella no sabe el sueño que tuve. No le he querido contar nada de lo que me ha estado pasando ahora, ya que solo sería una carga para ella.

— Quizá lo que digas tiene razón. — Le dije a mi amiga. — Luego de ordenar toda la casa volvamos a entrenar juntos. — Le dije a Bastian.

Al parecer eso lo animó bastante, ya que cualquiera le podía ver en los ojos la forma en la que se le iluminaban.

— No te arrepentirás de nada. — Dijo Bastian mientras sonreía.

Al parecer es ánimo todo el ambiente que teníamos, ya que en ese momento todos volvieron a poner manos a la obra y empezamos a mover los muebles que teníamos en nuestras habitaciones. Primero iniciamos con la habitación de Elo, ya que la suya tenía más objetos inmuebles que la mía, por qué en su habitación dormía con ella su hijo, Erik.

Yo creo que lo que más costó mover fueron las cosas de las habitaciones, en la cabaña en la que nos quedamos al inicio era de tan sólo un piso lo que no costaba sacar los muebles. Lo que más difícil se nos hacía era subir al segundo piso de la nueva casa todas los muebles.

Nos dimos cuenta de qué no alcanzaríamos a mover todos los muebles, así que mi amiga fue a buscar a su hijo a la casa de Margarita ya que se nos haría tarde.

Por lo que la primera noche dormí en la habitación de desordenada de mi amiga ya que no tuvimos el tiempo de mover mis cosas a mi habitación, lo mío se quedó en la cabaña.