Midnight Promises (Libro I)

El carruaje, elegante y tirado por caballos, se detuvo en las mismas puertas de la Real Academia Serenelle. Ambos tomamos nuestras maletas en la mano y junto a otros estudiantes, cruzamos las majestuosas puertas. Quedé impresionada por la grandeza y la elegancia del lugar. De inmediato, comencé a recordar algo…

—Hermano… ¿Por qué no estás durmiendo? —pregunté bostezando.

Me acerqué hacia él vestida con mi camisón y con una lámpara de vela en la mano. Mi hermano Derek se encontraba sentado con libros esparcidos sobre su mesa. Él levanta la mirada y al escucharme me sonríe con cariño.

—Mi dulce mariposa, ¿qué haces despierta tan tarde?

—No puedo dormir. ¿Puedo sentarme contigo un rato?

Él asiente con afecto y se levanta de su silla, invitándome a sentarme a su lado en un cómodo sofá cerca de la chimenea.

—¿Qué estabas leyendo…? ¿Sigues estudiando?

Mi hermano se pone de pie y toma entre sus manos un elegante pergamino cuidadosamente enrollado y atado con un lazo de seda.

—Solo leía mi carta de aceptación. Es el lugar al que iré a estudiar en dos meses.

Observo el pergamino mientras mi hermano lo despliega lentamente. El pergamino está decorado y con una caligrafía elaborada, indicando el nombre y el escudo emblemático de la Real Academia Serenelle.

—¿Y cómo es ese lugar, hermano? —pregunto con curiosidad.

—Es enorme como si fuera un castillo con altos techos adornados con intrincados frescos y grandes ventanales que dejan entrar la luz, iluminando los pasillos amplios y bien decorados. El pasillo principal tiene pinturas al óleo que cuelgan de las paredes, representando escenas históricas y retratos de figuras importantes de nuestra historia. El suelo es de mármol pulido y resuena con cada paso que des, y los candelabros de cristal que cuelgan del techo añaden un toque de opulencia al ambiente.

A medida que mi hermano me cuenta, comienzo a imaginármelo.

—Los escritorios son de madera tallada y las sillas tapizadas invitan a cualquier estudiante a sumergirse en el aprendizaje. Las ventanas altas permiten vistas panorámicas del jardín exterior y de los terrenos de la academia, mientras que los mapas antiguos y los estantes llenos de libros encuadernados en cuero evocan un sentido de conocimiento acumulado a lo largo de los siglos. Cuenta con una impresionante biblioteca, diría que es la más completa a la que he ido. Los estantes están repletos de libros antiguos y manuscritos preciosos, algunos encerrados en vitrinas de vidrio. La atmósfera allí es tranquila y serena, ideal para sumergirse en el estudio y la reflexión. En el centro de la Academia, un patio interior ajardinado ofrece una enorme tranquilidad y en otras partes los hay más pequeños. Fuentes de mármol burbujean suavemente y bancos de piedra invitan a los estudiantes a descansar entre clases, compartiendo ideas y disfrutando del aire fresco.

—¿Y los dormitorios hermano? —pregunto muy entusiasmada porque me dan ganas de visitar el lugar.

—Los dormitorios fueron mi parte favorita cuando nos enseñaron el lugar a mí y a un grupo de estudiantes.

—¿De verdad?

—Sí. Los dormitorios se encuentran en un ala separada de la Academia y está dividido para hombres y mujeres. Es accesible a través de pasillos iluminados por antorchas. Cada torre cuenta con puertas de madera tallada con elegantes picaportes de bronce y cada dormitorio está equipado con muebles de madera oscura, incluyendo una cama con dosel cubierta por cortinas de terciopelo, una cómoda para guardar pertenencias y una mesa de estudio con una silla a juego. El suelo está cubierto con una alfombra gruesa que amortiguaba el sonido de los pasos. Las paredes están decoradas con tapices bordados a mano, una lámpara de aceite en la mesita de noche que proporciona luz suave durante la noche, mientras que durante el día la luz natural entra por las ventanas altas, que ofrecen vistas al paisaje exterior del terreno de la Academia…

Mi hermano hace una pausa y al notarlo pregunto:

—¿Pasa algo?

—Mmm… tengo entendido que más allá, en otra ala, se encuentra la Escuela de Medicina. Ese es el único lugar que no he visitado y… la Academia Militar Warforge. —vuelve a hacer una pausa, parpadea rápidamente y continúa hablando—. Supongo que el ambiente allí es un poco diferente al mío…

—¿No que era obligatorio para todos los hombres asistir a la Academia Militar? —pregunto juzgando a mi hermano con los brazos cruzados y haciendo una mueca.

—Este… —habla nervioso— ¿quién te contó sobre eso?

—Lo escuché de las sirvientas, ¿por qué no irás ahí, hermano?

—Mmm… como explicarte esto, déjame pensar un momento. —susurra mientras frunce el ceño— Cuando los hombres cumplen la mayoría de edad, están obligados a realizar el servicio militar que es de un año y medio y si quieren subir de rango se sumaba otro año y medio más. Esta ley es obligatoria para todos los

hombres, sin embargo, solo los que poseemos títulos con grandes rangos estamos exceptos de esta ley.

—Mmm…

—Los nobles que no desean realizar el servicio militar deben pagar una gran suma de dinero. Esa es la condición.

—¿Padre lo hizo?

—Sí. Lo hizo por mí.

—Mmm… entonces hermano, ¿la Escuela de Medicina y la Academia Militar están cerca?

—Sí, están cerca. La Academia Militar tiene su propia entrada, en cambio, la Escuela de Medicina está dentro de la Real Academia. Y en casos de accidentes en algún entrenamiento de la Academia Militar, estos acuden rápidamente a la Escuela de Medicina para ser tratados.

—Entonces, ¿la Escuela de Medicina está en medio de la Real Academia y la Academia Militar?

—Mmm…, tienes razón. Si lo deduces así, es correcto. Algún día, en ocho años, ese será tu lugar de aprendizaje y oportunidades también, mi dulce mariposa.

Respiro profundamente y el recuerdo se desvanece. Mientras camino, todo es tal cual mi hermano Derek describió ese día. Un profesor se acerca a nosotros y nos guía por un camino de piedra, pasamos los jardines hasta que por fin llegamos a la Escuela de Medicina, una construcción adyacente, diseñado específicamente para la enseñanza médica.