En la oscura y remota ciudad de Freshber, una historia de sangre y magia ha dejado cicatrices profundas en sus habitantes. Hace siglos, una tragedia envolvió a la ciudad en terror cuando los Cazadores desataron una implacable cacería, exterminando a brujas y vampiros por igual. El miedo y el odio se entrelazaron en las calles, convirtiendo a Freshber en un lugar de sombras donde los seres sobrenaturales fueron perseguidos hasta casi la extinción.
Liz Asiria, una joven sirena con la habilidad de la hechicería, ha vivido toda su vida en aislamiento, bajo las estrictas reglas impuestas por sus padres para protegerla de un mundo que ella apenas conoce. Encerrada en los confines de su hogar, sale unicamente para ir a la escuela y ajena al sombrío pasado de Freshber, Liz anhela la libertad, sueña con explorar la ciudad y encontrar su lugar en un mundo que le es desconocido.
Pero cuando Liz decide desafiar las reglas y se aventura en las calles de Freshber... La historia comienza:
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Capítulo 21: Es momento de intervenir
"Ya fue suficiente." —pensó Liz— "Necesito hacer algo, pero no tengo suficiente poder, no sé muchos conjuros, pero debo detenerte, Mel." —seguía diciéndose a sí misma. Fue entonces cuando vino a su mente el canto de sirena, aún le era difícil de controlar, pero tal vez podría funcionar para inmovilizar a Mel sin dañarla.
Poco a poco se acercó a la batalla y con un chasquido se elevó en medio de ambos bandos. Con una mezcla de temor y determinación, Liz comenzó a entonar suavemente el canto. Su voz, al principio era temblorosa, pero fue ganando fuerza y melodía con forme continuaba. Las notas resonaban en el aire, envolviendo a Mel en una etérea armonía que parecía ralentizar sus movimientos. Los ojos de Mel se abrieron de par en par, conscientes de lo que Liz estaba intentando, al tiempo que su corazón se quebraba retoricamente por descubrir qué su mejor amiga, alguien que veía como su hermana era un ser sobrenatural.
"No puedo fallar ahora," pensó Liz, poniendo todo su empeño en mantener el canto. Sentía cómo la energía mágica fluía a través de ella, conectándola con una antigua fuerza que no comprendía del todo, pero que le daba el poder necesario para continuar. Mel, por su parte, luchaba por resistirse, pero sus esfuerzos se volvían cada vez más débiles e inútiles.
"¡Todo este tiempo me engañaste, Liz!" - le gritó Mel, con una mezcla de decepción en sus ojos y dolor en su corazón.
Liz, al escuchar esas palabras, detuvo el canto por mera inercia, su rostro se tiñó de sorpresa y culpa. "No es como tú crees. Siempre quise decirte, pero cuando me hablaste de tu legado... todo cambió."
"¡Mientes! Fui sincera contigo yo solo quería protegerte, pero ahora... ya no sé ni quién eres." Las últimas palabras de Mel, cargadas de un dolor profundo, resonaron en el aire. Con un gesto final y decidido, dio la señal a los otros cazadores, y en un parpadeo, desaparecieron con una velocidad impresionante.
Liz quedó inmóvil durante unos minutos, viendo cómo su mejor amiga se alejaba a una velocidad sobrehumana. Las lágrimas escurrían por su rostro, sus sentimientos eran un remolino imposible de calmar. Mientras tanto, Demian, Kai, Basil y Sirius suspiraban aliviados, el encuentro feroz había culminado. Todos estaban malheridos y agotados, sin poder creer que una batalla contra unos simples cazadores resultara tan complicada.
Una vez que Basil recuperó el aliento, se acercó a Liz con cautela. -"Todo estará bien, mi señorita."-dijo suavemente, rodeándola con sus brazos.
Liz se desbordó en llanto, hundiéndose en el consuelo del abrazo de Basil. El resto, apenas recuperando el aliento, se acercaron despacio tambaleándose. Demian y Kai, estaban celosos y miraban a Basil con desconfianza, mientras esté les devolvía una sonrisa triunfante, insinuando que había ganado algo más que la batalla.
Sirius qué no se andaba con rodeos, tomó la mano de Basil y lo alejó de Liz deshaciendo el abrazó mientras le decía. -" Vaya qué eres afortunado amigo mío, pero no debes aprovecharte de un gorrión herido jajaja." -terminó su frase con su risa sarcástica. Basil lo miró molesto, frunciendo el ceño mientras se cruzaba de brazos por lo que Sirius había hecho.
Liz se limpió las lágrimas y los miró a todos en silencio por un momento, analizando sus heridas y el desgaste que habían sufrido al intentar contener a Melissa. Todo a su alrededor era un desastre; parecía que un tornado había atravesado el lugar. La casa de Demian estaba muy dañada, con paredes derrumbadas y ventanas destrozadas.
"Por favor, esperen en mi casa." - dijo Liz mientras abría las puertas de su hogar con magia.- "Repararé esto, solo necesitaré algo de tiempo."
"Estas segura que no necesitas ayuda?" - preguntó Basil.
"Estaré bien, además necesito despejar mi mente y ustedes ya hicieron demasiado el día de hoy."- dijo Liz con una sonrisa pero una mirada vacía.
"De acuerdo, esperare adentro con el restó."- respondió Basil al tiempo qué se despedía dándole un beso en la frente.
Acto qué no paso desapercibido para los demás, qué lo miraban con desdén, mientras entraban a la casa.
Liz dio un suspiró enorme y comenzó a lanzar hechizos de reparación, era algo fácil para ella porque son de los primeros hechizos que su madre le enseño a utilizar. Empezó con el suelo, lleno de cráteres y grietas, luego pasó a los árboles y la naturaleza circundante, restaurando cada detalle. Finalmente, se enfocó en la casa de Demian, haciendo que las paredes se levantaran y las ventanas se recompusieran como si nada hubiera pasado.
Aunque el lugar quedó impecable, Liz terminó exhausta, con el sudor escurriendole en la frente y las manos temblorosas por el esfuerzo. Después de eso, Liz se dirigió al interior de su casa. Parecia que elmtrabajo hecho afuera era solo el principio porque en la sala, encontró a los cuatro chicos que la habían ayudado. Estaban dispersos entre los sillones y el suelo, dormidos profundamente o eso le parecía, la ropa que llevaban tenía los bordes chamuscados, manchas de hollín y tierra por todas partes. La tela estába rota en varios puntos, mostrando cortes y desgarros en la piel causados por los hechizos y combates cuerpo a cuerpo. La fatiga y el dolor eran evidentes en sus rostros.
Liz se acercó con cuidado, susurrando un hechizo de sanación mientras pasaba las manos sobre sus cuerpos. Su magia de sanación no era fuerte, pero esperaba al menos aliviar su dolor y cerrar algunas de las heridas más graves. Sabía que las cicatrices serían inevitables, pero cualquier alivio era mejor que nada. A medida que trabajaba, la habitación se llenó de una luz suave y tranquilizadora, el único sonido era su respiración y el murmullo de sus hechizos.
El primero en ser curado fue Basil, este se encontraba acostado en uno de los sillones, sus piernas colgaban por el borde, con los pies rozando el suelo, una de sus rodillas estába doblada, apoyándose en el brazo del sillón, mientras que la otra pierna cuelga libremente, era el menos lastimado y fatigado, debido a su naturaleza. Por suerte, él no tenía ninguna herida de gravedad, incluso parecía que sanaba lentamente por lo que no quedaría ninguna cicatriz en su cuerpo. Liz suspiró aliviada al ver que él no había sufrido demasiado dañó y tenia una recuperación rápida. La cara de Basil le transmitía tanta paz que de manera inconsciente la hizo sonreír.
Luego se acercó a Sirius el estaba en el sillón de aun lado, Su espalda estába parcialmente apoyada contra el respaldo, pero sus hombros estaban ligeramente ladeados, buscando un punto de apoyo más cómodo. Uno de sus brazos estába extendido a lo largo del respaldo del sillón, mientras que el otro se apoyaba en su abdomen. Su cabeza estába inclinada hacia un lado, descansando incómodamente sobre el brazo del sillón, con el cabello desordenado y esparcido, Sirius estaba un poco más herido y fatigado qué Basil, pero su genética también le ayudaba a sanar más rápido. Liz concentró su magia en él, observando cómo las heridas se cerraban gradualmente. Aunque su poder era limitado, Sirius parecía mejorar con cada minuto. Ella se sentía agradecida con él, porque aunque acababa de conocerla, arriesgó su vida para ayudarla.
Una vez que termino con Sirius el siguiente fue Kai. Que yacía en la alfombra del piso juntó a Demian. Estaba tumbado de espaldas, con los brazos extendidos a los lados y las palmas hacia arriba. Sus piernas estaban ligeramente separadas, una de ellas doblada por la rodilla. Su cabeza descansaba cómodamente sobre la alfombra, con el rostro hacia arriba, mostrando una expresión de relajación total. Su respiración era lenta y rítmica, indicando un descanso profundo y su cabello estába esparcido de manera desordenada, enmarcando su rostro en mechones suaves. Sus heridas eran más grandes y preocupantes que las de los otros dos. La más grave estaba en su brazo izquierdo, ocasionada por el veneno que lo había quemado ligeramente. Liz notó la severidad de la herida y supo que dejaría una cicatriz. Con una voz suave y apenada, le susurró: "Lo siento, Kai, pero no puedo eliminar todo el daño que han dejado los ataques de Melissa." Mientras trabajaba, sentía una mezcla de tristeza y determinación, deseando poder hacer más por él. Kai abrió ligeramente los ojos al oír su voz y le regalo una sonrisa de agradecimiento insinuando con su mirada qué no tenía de que preocuparse. Después de eso volvió a cerrar los ojos por el cansancio, era la manera más rápida en la que el podía recuperarse y recargar energía.
Por último, Liz se acercó a Demian, estaba acostada de lado, frente a Kai. Una mano está bajo su cabeza como una almohada improvisada, mientras que la otra descansa sobre su cintura. Una de sus piernas estaba estirada y la otra ligeramente doblada, una sobre la otra, en una postura comoda. Sus ojos estaban cerrados, y una leve sonrisa se dibuja en sus labios, reflejando un sueño pacífico. El cabello, aunque algo despeinado, caía de manera natural alrededor de su rostro, él era el más lastimado de todos. Demian había recibido y contenido la mayoría de los ataques desde el principio. Tenía heridas en las extremidades y una lesión profunda en el brazo derecho. Al verlo en ese estado, Liz sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y un nudo en la garganta. Mientras lo curaba, no pudo contener sus lágrimas y una de ellas cayó sobre la frente de Demian, quien abrió los ojos levemente al sentir la humedad.
Después de eso Demian se acomoda boca arriba con su mirada fija en Liz, observando cómo terminaba de curar sus heridas. Cuando finalmente terminó y se disponía a alejarse, Demian la tomó de la mano, deteniéndola con un gesto suave pero firme. Sin palabras, le insinuó que se quedara con él un poco más. Liz asintió, sentándose a su lado mientras Demian cerraba los ojos, dejándose llevar por el cansancio.
Pasado unos minutos Liz intentaba mantenerse despierta, pero sus párpados se volvían cada vez más pesados. Sus hombros empiezaban a encorvarse, y su cabeza caía lentamente hacia adelante. Finalmente, el sueño la venció. Su cuerpo se inclinó hacia un lado y terminó cayendo sobre Demian. Su cabeza descansaba en su pecho, uno de sus brazos quedo colgando sin fuerza, mientras que el otro se apoyaba ligeramente sobre el abdomen de Demian.
a ver qué pasará /Hey/
O Demian o Basil. 🙂🔪