Enséñame A Amar Una Vez Más.

Tal y como le había dicho Nany, Amelia se dirigió al patio en el que dormiría Noah durante los días siguientes, según la información obtenida de sus padres, sin embargo, al llegar, no encontró a nadie en el patio.

Incluso si preguntó a los sirvientes de varias zonas, todos negaron haber visto al joven ingresar al patio.

Esto dejó tanto a Nany como a Amelia desconcertadas ¿A dónde se había ido el joven si no era a su patio?

Ambas buscaron por un rato en los otros patios, sin encontrarlo por ningún lugar, al final, decidieron regresar al patio de Amelia al caer la noche.

Dos días pasaron y Amelia nunca se topó con Noah en la Mansión, adonde quiera que fuese, no lograba ver la figura del joven para disculparse, y esto, por alguna razón, ya la estaba haciendo sentir mal ¡El mocoso claramente la estaba evitando!

-¡Madre, Noah se ha estado escondiendo de mí!- Exclamó Amelia con gran tristeza a su madre mientras sacudía su brazo de forma infantil. Se sentía mal porque Noah la evitaba como si fuese una plaga ¡La estaba haciendo sufrir!

-Noah desayuno con tu padre y conmigo esta mañana, hace poco vino a decirme que saldría por un rato. Estuvo hablando algunas cosas con tu padre en el estudio antes de irse.- Dijo Julia con sinceridad.

Normalmente, era Noah el que sufría al lado de su hija, esta vez, sin embargo, el pequeño león regreso con las garras bien afiladas y se defendió del pequeño gatito. Esto, por alguna razón, le daba satisfacción.

Su hija siempre había sido mimada por ellos, Noah también le permitió hacer lo que quisiera con él, sin importar cuánto hayan tratado de hacer que el niño dejara de mimarla, no lo lograron. Ahora que él finalmente estaba dándose a respetar como hombre, le hacía sentir orgullosa.

Y no es que disfrutará ver a su hija sufrir, simplemente, sentía que ella debería aprender a respetar y valorar a su futuro esposo, no tratarlo como si fuese un sirviente o un juguete.

-¿Crees que debería de ir a buscarlo fuera de la Mansión?- Le preguntó Amelia a su madre, pero luego de pensarlo unos segundos, negó con la cabeza. Era mejor que le diera algo de tiempo primero.

-Como su futura esposa, deberías tratarlo mejor, pero por ahora, es mejor que le des algo de espacio.- Le aconsejo a su hija con una sonrisa antes de sacudir la mano hacia ella para despedirla.

Al ver que ya la estaban echando, Amelia hizo un puchero y regresó a su patio con Nany, mientras caminaban, no pudo evitar sentirse algo dudosa ¿Por qué su madre le pide que le dé espacio a Noah cuando fue ella la que insistió en que se acercará más al chico?

-No lo piense mucho, es posible que el joven Noah esté ayudando a su padre y madre con algo.- Dijo Nany desde atrás al ver a su Señorita tan pensativa.

Al escuchar eso, Amelia se detuvo y la miró con una expresión llena de dudas, sin embargo, Nany se encogió de hombros y bajo la cabeza con respeto, dejando a la chica con más dudas que respuestas ¿En qué demonios ayudaba Noah a sus padres? ¿Estaba tratando de ganárselos cada vez más? ¡Qué joven más dedicado!

Habiendo recibido el pedido de su madre, Amelia se quedó en su patio toda la tarde practicando costura y bordado.

No fue hasta el atardecer que su curiosidad ya no pudo ser contenida.

-Nany, quiero un plato de frutas picadas ¿Puedes ir por algunas a la cocina, por favor?- Pidió la chica muy amablemente a su sirvienta, su sonrisa era cálida y su mirada inocente.

Aunque esto le dio un mal presentimiento a Nany, ella obedeció y salió de la habitación para hacer lo pedido.

Al ver a la chica irse, Amelia se cambió rápidamente y salió por la ventana trasera de su habitación, escondiendo su figura entre los arbustos y los árboles, se dirigió al patio del sur. Por alguna razón, sentía que el asunto en el que Noah ayudaba a sus padres tenía que ver con la Señora Su y Sabrina.

Cuando estaba por llegar al patio, se detuvo en el jardín adyacente al de la Señora Su y se escondió para esperar la noche.

-¡Ten cuidado, debemos esconder bien el cuerpo o nos despedirán!- Un grito bajo sonó desde la rocalla del jardín, a solo unos metros de ella. El estanque estaba muy cerca y las rocas cubrían gran parte del jardín.

Amelia abrió una pequeña rendija entre los arbustos y miró en la dirección que provenía la voz.

-Lo sé, lo sé, solo ata las rocas al cuerpo y déjalo hundirse en el agua ¡Nadie lo verá! No es como si viniese mucha gente a este patio.- Dijo un hombre de unos 20 años con barba de chivo y expresión fría, su ropa blanca estaba manchada de sangre y en su cintura colgaba un látigo que goteaba líquido rojo.

Ayudándolo estaba un joven de unos 15 o 17 años vestido con ropa de sirviente, su ropa estaba manchada de sangre y su cuerpo temblaba como hoja en el viento.

Amelia miró el cuerpo que ambos sostenían; era una niña de unos 12 o 13 años, su cuerpo era muy delgado y pequeño, ni siquiera se había desarrollado y a simple vista se veía que comía muy poco.

Su espalda tenía tantas heridas que era simplemente imposible contarlas, la sangre fresca aún goteaba y casi todo su vestido había sido destruido. Los moretes en sus brazos y piernas eran extremadamente claros gracias a su piel tierna.

El corazón de Amelia se llenó de frío al ver el estado tan lamentable de la niña, era claro que había sido asesinada mientras era castigada por el tipo con barba de chivo.

El joven se inclinó y estaba listo para amarrar las rocas a los pies de la muchacha cuando el tipo de barba lo detuvo.

-Espera, su cuerpo aún está cálido y ella es virgen, debemos aprovecharla.- Dijo el tipo con un tono extremadamente desagradable.

Amelia sintió su sangre hervir al escuchar esto.