Oliver, un chico que oculta ser sigma, es descubierto por Allen, un alfa, quien lo comienza a molestar y amenazar con revelar su secreto. Oliver decide vengarse de una manera que Allen no lo pueda olvidar, pero poco sabría Oliver que Allen terminaría disfrutando aquello, teniendo sentimientos encontrados.
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El paso del tiempo
POV Allen
Los días pasaron y las semanas se deslizaron en el horizonte dl tiempo como las hojas arrastradas por el viento de otoño. El semestre terminó. Dejando atrás un capítulo lleno de altibajos, de luchas internas y encuentros efímeros.
De vuelta de vacaciones, mientras paseaba por los pasillos de la universidad, vi algo que me llenó de una inexplicable sensación de celos. Un sujeto que nunca antes había visto se acercaba a Oliver con una sonrisa amigable y un brillo curioso en los ojos. Observé cómo Oliver correspondía al saludo con una mezcla de cortesía y cautela, y cómo los dos se enfrascaban en una conversación animada.
Los celos me invadieron, ardiendo en lo más profundo de mi ser como brasas encendidas, preguntándome quién era ese sujeto desconocido que se atrevía a acercarse a Oliver de esa manera y qué derecho tenía de entablar una relación con él, de compartir risas y confidencias como si tuvieran una historia compartida.
Me mordí el labio inferior, luchando contra la furia y el deseo de intervenir. Sabía que no tenía el derecho de sentirme así, que Oliver no me pertenecía, pero una parte egoísta de mí ser se negaba a aceptar esa verdad. Observé desde la distancia, sintiendo cómo el resentimiento se acumulaba en mi pecho como una tormenta que se avecina en el horizonte.
Mientras el sujeto y Oliver continuaban su interacción aparentemente inocente, me encontré a mi mismo deseando desesperadamente que el tiempo retrocediera, que pudiera borrar la existencia de ese intruso indeseado, pero sabía que era inútil, que no podía controlar los movimientos de Oliver ni dictar con quién debía entablar relaciones.
Con el corazón pesado y el alma en conflicto, me alejé en silencio, observando desde la distancia con envidia cómo el desconocido trataba a Oliver con amabilidad y respeto, cómo provocaba risas genuinas en su rostro y cómo parecía genuinamente interesado en lo que él tenía que decir. Era como si un rayo de luz hubiera iluminado el camino de Oliver, mientras que yo me quedaba en la penumbra de mi propia oscuridad.
Un sentimiento de amargura se apodero de mí, acompañado por una profunda sensación de deseo. Deseaba poder tener esa conexión con Oliver, ser la razón de su sonrisa, el destinatario de sus risas, pero sabía que ya era demasiado tarde, que debía cargar con las consecuencias de mis acciones.
Una sensación de impotencia me invadió. Acompañada por un pesar silencioso que me pesaba en el pecho, preguntándome por qué no había sido capaz de tratar a Oliver de la misma manera y por qué me había dejado consumir por la arrogancia y los prejuicios, en lugar de abrir mi corazón a la posibilidad de algo más.
Me pregunté si alguna vez tendría la oportunidad de redimirme, pero una voz oscura en mi interior me recordaba constantemente que las palabras vacías no podían borrar el pasado, que las heridas causadas por mis acciones tardarían mucho en sanar, si es que alguna vez lo hacían.
Un día, mientras caminaba por los pasillos de la residencia, me detuve en seco al ver una escena que me hizo arder de ceos y dolo. Oliver estaba besándose apasionadamente con el tipo nuevo, sus manos explorando cada rincón del cuerpo del otro. La intensidad del momento me dejó paralizado, incapaz de apartar la mirada.
Ellos entraron entre besos a la habitación de Oliver, sin siquiera notar mi presencia. La puerta se cerró detrás de ellos, dejándome solo en el pasillo, con una sensación de vacío en el estómago. La imagen de Oliver, tan entregado a otro, se repetía una y otra vez en mi mente, una tortura constante que me llenaba de impotencia y frustración.
Me apoyé en la pared, intentando calmar mi respiración y ordenar mis pensamientos, no entendía cómo había llegado a esto. La culpa y el remordimiento me abrumaban, mezclándose con la rabia y los celos que me consumían por dentro. Deseaba ser yo quien estuviera en la habitación de Oliver, deseaba ser yo quien recibiera esos besos.
Apreté los puños, sintiendo cómo la envidia y la desesperación me envolvían, así que abatido y con el corazón pesado, me retiré a mi habitación. No podía dejar de pensar en la escena que había presenciado, en cómo Oliver se entregaba tan apasionadamente a otro, cuando nunca se había dejado besar así por mí. La amargura y el dolor me consumían, y se sentía como si todo estuviera irremediablemente arruinado. Me tumbe en la cama, intentando ignorar las emociones que me abrumaban, pero las imágenes seguían volviendo una y otra vez.
A altas horas de la noche, cuando el sueño finalmente comenzaba a envolverme, un sonido en la puerta me sobresaltó. Me levanté con desgano y abrí la puerta, encontrándome cara a cara con una imagen que no esperaba.
Oliver estaba allí, desaliñado y sin sus lentes. Sus ojos estaban hinchados, y el cabello desordenado daba la impresión de haber pasado las manos por él repetidamente en frustración o desesperación. Noté los chupetones en el cuello de Oliver, marcas de la reciente intimidad con otro. Había una vulnerabilidad en la mirada de Oliver que nunca antes había visto, una mezcla de tristeza y algo más que no podía identificar.
La confusión y la sorpresa me mantuvieron en silencio, sin saber cómo reaccionar ante la inesperada aparición de Oliver.
Aunque feliz por la llegada de la bendi 🤭😊.
porque Oliver lo violo, con todo lo aberrante que eso es.
triste , no esperaba eso de Oliver, me desilusionó