Un Amor Sin Barreras

Esa noche fue de total Insomnio para nuestros protagonistas y ni hablar para Estefanía, el remordimiento de conciencia, no la dejo dormir en toda la noche; estaba muy arrepentida de la manera tan hostil que había tratado a Shirley en días pasados; cuando ella solo se dedicó a atenderla de la mejor manera; incluso mejor de lo que la trataba su propia madre.

Por otro lado, Yano se sentía arrepentido de haber ignorado una realidad tan evidente en su propio hogar, pero se sentía, peor,por la forma tan grosera en que había tratado su maraquita, esa mujer valiente que en todos estos meses ha estado con él, en las buenas y malas; solo se merecía, ser tratada como una reina.

Definitivamente con el carácter que se gastaba su rebelde mujer, no la tendría nada fácil. Pero él no estaba dispuesto a perder a su amada; y haría hasta lo imposible por traerla de regreso a casa.

Sin embargo,Shirley, no estaba dispuesta a dejarse vencer por una chiquilla malcriada; por eso limpio sus lágrimas, y decidió dejar que fuese Yano, quien colocará las cosas en su lugar; claro está, que no se la pondría tan fácil; quien sería ella si no se da a respetar; él debe de aprender a darle su lugar como su señora, donde sea; y delante de quien sea.

Con este pensamiento dibujó una confiada sonrisa en su rostro y se metió al baño a ducharse, pues si sus cálculos no le fallaban, en un abrir y cerrar de ojos tendría a su bombón en casa.

- Pero que ni sueñe que me voy a ir con el así de fácil,no señor por lo menos 5 días dormirá solito y con asistencia manual, cuando piense en mi ( pensamiento de Shirley).

No obstante, en la casa de Yano, él se sentía muy triste, extrañó toda la noche a su mujer, el ya no sabía vivir sin ella; si bien es cierto que ama a su hija con el corazón, no le permitirá, que dañe su relación con su mujer y dispuesto a darle a cada quien el lugar que le corresponde en su vida, llamo a su hija para conversar con ella:

- Hija tenemos que hablar. Le dijo Yano a Estefanía; quien se encontraba muy triste sentada en la sala.

- Estefanía: perdóname papá,sé que me porte como una inmadura, trate muy mal y ofendí a Shirley cuando ella solo ha sido amable conmigo, ella es una gran mujer y te ama.

- Yano: no hija, no es a mí a quién debes pedir perdón, pues no fue a mí a quién ofendiste; sin embargo, creo. Que si en verdad tu arrepentimiento es sincero, debes disculparte con mi mujer; y luego volver con tu madre; porque luego de que le faltaste al respeto a la señora de esta casa; no veo bien que permanezcas aquí, eres mi hija y te amo, pero, debes aprender; que cada acción, tiene su consecuencia.

- Shirley: tienes toda la razón papá, usted se merece ser feliz, mi mamá hizo de su vida un infierno y ahora también vengo yo a colocarle la guinda al pastel, ya mi maleta está lista y compre boleto para esta misma noche. Pero primero me gustaría que me lleves a casa de la mamá de Shirley para conversar con ella y pedirle disculpas por mi mal comportamiento y aunque sé que eso, solo no bastará para que ustedes se arreglen, solo me queda pedirle a Dios, que su amor sea más fuerte, que mi gran estupidez.

Yano aún que tuvo ciertas dudas, decidió darle una oportunidad a su hija, pues si shirley sería su mujer y Estefanía su hija para toda la vida, lo más sano es que existiera un trato cordial entre ellas.

Entonces dispuesto a arreglar las cosas con su maraquita, se dispuso a llamar a la línea de taxi, para pedir un taxi.

Mientras en la casa de la señora Josefa las tres mujeres se encontraban desayunando (Shirley, Josefa y Paola) ella había decidido no contar nada de lo Sucedido y su madre y su hija conociendo el carácter rebelde que la caracteriza, no se atrevían a hondar en detalles, aunque presentían que algo muy fuerte había sucedido.

Media hora había transcurrido cuando al frente de la casa un taxi 🚕 se estacionó y de él descendió el moreno acompañado de su hija; ambos fueron recibidos por la señora Josefa y Paola con el mismo cariño de siempre, pero Shirley al verlos no emitió palabras, ni gesto alguno, mismo silencio que invadió el lugar. Fue Estefanía quien rompió el incómodo silencio Diciendo:

- Shirley podemos hablar.

- Shirley: si, como no, ven por

Aquí, conversemos en mi cuarto.

Ya una vez sentadas en la cama del cuarto de la joven señora :

- Estefanía: Lamento mucho que por mi estupidez mi papá y tú estén separados, yo no debí portarme de esa manera tan grosera contigo, que has sido tan buena conmigo, por favor, perdóname; y si es posible regresa a tu casa con mi papá, el está muy triste, yo esta noche me regreso con mi mamá.

-Shirley: es de humanos errar;y de sabios reconocer sus errores, por mí, no hay problemas señorita. En cuanto a volver con tu papá o no, es el quién debe pedírmelo, además entiéndelo bien, yo no salí ayer de mi casa por tus acciones, sino por las de él; pues Siendo yo su mujer él debe respetarme y darme mi lugar en todo momento; Así que ve tranquila y cuando gustes volver, en aquella; y en esta casa tendrás las puertas abiertas.

Luego de conversar las dos salieron juntas a la cocina donde el resto esperaba tomando café, Shirley presentó a Estefanía con su mamá y su hija, quienes los recibieron con un afectuoso abrazo.

Después Yano tomo a su mujer por la cintura y trato de besar sus labios, pero está, voltio el rostro y el beso cayó en la mejilla.

Yano sonriendo ante la reacción rebelde de su mujer dijo:

Con permiso de las damas presentes, tengo que arreglar un asunto con mi mujer, pero,no lo haremos aquí, sino,en nuestra casa.

El moreno no quería alargar más está agonía dispuesto hoy a reconciliarse con su amada la tomó en sus brazos, cuál costado de papas, y caminó con ella hacia el taxi que aún esperaba en el frente, monto a su maraquita en el carro y le indicó al chofer que los llevara de retorno a la dirección donde hace un par de horas lo había recogido.

Cabe destacar que Yano había dejado dinero para que después la señora Josefa pidiera un taxi y enviara a su hija al terminal.

Al taxi llegar a su destino, una molesta Shirley bajó de él, para ingresar a su casa, con Yano caminando detrás de ella.

Ya dentro ella le dijo en voz autoritaria:

- Querías hablar, soy toda oídos, pero te advierto, no creas que porque estoy aquí me tendrás rendida a tus pies, yo soy tu mujer, no una cualquiera que te encontraste varada en una esquina, para que te creas con derecho de tratarme como te da la gana.

-Perdóname mi amor, por ser un descuidado y por haberte gritado. La única señora y ama de esta casa eres Tú; mi reina. Te prometo que no se volverá a repetir, ni con mi hija, ni con nadie, expreso yano, al mismo tiempo que se sentaba en el sofá con su mujer en las piernas.

Shirley consciente de que el amor no conoce, ni de orgullo, ni de rencores; y no sería ella quien le pondría barreras a su amor abrazo a su bombón, metiendo su cabeza en el cuello de su amado y le susurró:

- Te perdono solo si me haces el amor hasta el amanecer, también yo falle mi vida,me advierte sobre el carácter difícil de tu hija y que te comunicara si algo pasaba y yo decidí ocultarte las cosas, debemos ser más celosos con nuestro amor.

Nuestra protagonista no había terminado de hablar cuando ya su marido deseoso por hacerle el amor la cayó con un beso demandante al cual ella respondió con la misma intensidad, entre besos y caricias ya se habían despojado de sus prendas, para quedar completamente desnudos; en aquel sofá que una vez más sería testigo de sus escenas de amor, pero en esta oportunidad. También lo sería de una apasionante y ardiente reconciliación.

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