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Entre Siglos Y Maldiciones

Entre Siglos Y Maldiciones

Status: En proceso
Genre:Romance / Época / Pareja destinada / Brujas / Reencarnación / Fantasía épica
Popularitas:3.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Lya RB

Desde que tiene memoria, Catalyn Spencer ha tenido poderes que la han llevado a ser discriminada incluso por su propia familia, pero solo su mejor amigo, Derek, la ha aceptado tal y cómo es. Sin embargo, cuando se encuentra con la bruja Victoria, su futura mentora, y la invita a unirse al aquelarre Eclipsis, descubrirá que Derek guarda más secretos de los que esperaba y podrían estar relacionados a una maldición mucho más oscura y peligrosa.
Los caminos de las personas están conectados por algo mas que el destino. Las mejores historias de amor a veces no tienen un final, a veces, ni siquiera tienen un comienzo y el hilo rojo podría romperse más de una vez.

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Capítulo 20: Sueños y Pesadillas

Dimitri se la pasaba horas admirando el paisaje que rodeaba la cabaña. Las montañas pintadas en blanco y el aroma dulce de los tulipanes lo tranquilizaban lo suficiente para soportar un día más. Nunca hacía demasiado calor ni demasiado frío; las noches eran cálidas y los días frescos. No había viento ni alguna otra muestra de vida y, aunque las estaciones cambiaban, Dimitri siempre prefería el otoño. Los árboles eran dorados y rojos y los tulipanes perdían sus hojas de a poco, dejando un camino lleno de pétalos que conducía a la cabaña donde había vivido por tantos años. No era grande ni mucho menos ostentosa, solo una pequeña casa de leñador que habían encontrado más arriba en las montañas y que se había preservado justo como estaba en sus recuerdos más luminosos. Dimitri se dio un instante para admirarla y apretó más el libro que llevaba en su mano derecha.

Volvió a mirar más allá del plantío de tulipanes y, por error, dejó caer el retrato que siempre guardaba entre las páginas de su libro.

- Ouh, lo siento, mi lady - le dijo a la foto y se dio un espacio para admirar la mujer en el retrato.

Tenía el cabello negro ondulado y los ojos castaños. Siempre había llevado sus labios pintados en rojo y sonreía como si fuera la reina. Lo parecía, con su manía de hablar y reír para encantar y con su habilidad para iluminar su día con apenas una mirada. En el retrato, llevaba un racimo de tulipanes rojos y blancos que combinaban con su vestido. Dimitri recordaba ese día, había estado hermosa en su cumpleaños número veintiuno y él había hecho lo imposible por lograr pintar un retrato pequeño que le hiciera justicia, para poder llevarlo consigo a dónde quisiera. Habían bailado bajo las lámparas improvisadas con luciérnagas y habían reído hasta cansarse. Él le había regalado un diario y ella le había agradecido con un beso. No recordaba la última vez que se había sentido así de feliz. Solo los años que estuvo con ella, con Luz, habían sido los más luminosos de su vida.

Se puso de pie y dejó de vagar entre recuerdos que no se repetirían. Entró a la cabaña cuando reconoció un sonido demasiado particular.

- ¿Dorian? - preguntó al verlo -. Dorian, hace tiempo que no tocabas.

Él estaba parado frente a la ventana, tocando su violín con tanta pasión que parecía que la música reviviera el ambiente en la cabaña. La luz del sol chocaba contra su instrumento, parecía un angel con la hermosa melodía que estaba tocando. Dorian no le contestó, pero continuó con su música y le sonrió como hace tanto tiempo que no lo hacía.

Dimitri se sentó frente a él, solo admirando su talento y disfrutando del espectáculo. Se veía joven, un chico de apenas veinte años que había aprovechado su buen parecer y que había sabido hacer arte con su talento y sus manos. Dimitri sonrió con tristeza y se sintió culpable, pero no dejó que los malos sentimientos le ganaran. Dorian estaba feliz y eso importaba más que lo había sucedido en el pasado de todos.

- ¿Ese es Dorian? - preguntó desde la cocina Daniel. Tenía puestos guantes amarillos y sostenía una escoba -. Dios mío, hace cuánto no escuchábamos tu violín.

- Pensé que podría animarlos un poco... - le contestó con una sonrisa. Sincera, cariñosa, hermosa. No la sonrisa llena de soberbia que usaba para aparentar que estaba bien.

- Deberías hacerlo más seguido - le dijo Dimitri, aplaudiendo cuando él terminó su pieza.

- Lo intentaré.

Los tres escucharon pasos que venían del sótano y soltaron una carcajada cuando vieron a Dominic corriendo y jadeando.

- ¡Dorian estaba tocando! - exclamó -. ¿Me lo perdí?

- Bueno, si quieres otro show tendrás que pagarme.

- ¿Qué piensas que tengo mucho dinero? -. Dominic se señaló a si mismo -. ¡Estoy literalmente en ruina!

- Todos lo estamos - dijo Daniel entre risas -. Los únicos que pueden decir que tienen dinero son Dimitri y Derek.

- El dinero no tiene valor aquí, chicos - respondió Dimitri.

- Eres tan aburrido - le dijo Dorian, guardando su violín con cuidado -. Eres igual que Derek, amargados y deprimentes.

- Deberías referirte a ellos con más respeto, Dorian - lo reprendió Daniel -. Ellos son los mayores.

Dimitri sonrió con tristeza.

- Está bien, no es su culpa - dijo él con voz suave, aunque claro que le dolía lo que significaba que Daniel dijera eso -. No es culpa de ninguno de ustedes.

Dominic lo miró frunciendo el ceño.

- Sabes que hace tiempo resolvimos ese... - Dominic dejó la frase colgando y miró a su alrededor -. Todos tenemos un acuerdo y estamos bien con él, ¿no es así, chicos?

Los demás asintieron, pero Dimitri sabía que todos tenían una agonía interna que no podían borrar. Y él se sentía terriblemente culpable por haberlos arrastrado consigo.

- Gracias, chicos. De nuevo - les dijo poniéndose de pie, sin soltar su libro.

Todos asintieron y le sonrieron, aunque notaba que Dorian y Daniel se miraron rápidamente. Ambos estaban cansados. Lo notaba.

- Para eso estamos - dijo Dominic con una sonrisa inocente. Los hoyuelos se marcaban en sus mejillas y sus ojos marrón oscuro siempre eran luminosos. Dimitri lo admiraba por siempre ser un alma alegre.

- Puedo hacer guardia hoy, si les parece bien - se ofreció con la intención de aligerar la carga del ambiente y de mostrarles su agradecimiento -. Estoy bien.

- ¿Estás seguro? - le preguntó Dominic.

- Mereces descansar, hermanito - le dijo, poniéndole una mano en el hombro -. Gracias por arriesgarte cada noche.

- Si necesitas ayuda, por favor, llámanos, no tienes que... - empezó a decir Daniel, pero Dimitri lo detuvo.

- Puedo hacerlo - sonrió, pero en su pecho ya empezaba a sentir un vacío y un dolor punzante que solo indicaba un sentimiento: terror.

- Estaremos atentos si necesitas algo - le dijo Dorian y Dimitri se sintió conmovido por su amabilidad, pero no fue suficiente para dejar de lado el pánico de solo tener que verlo de nuevo.

El resto de la tarde intentó ignorar el profundo miedo en su corazón y convencerse de que no podía esconderse por siempre en sus malos recuerdos. Por muchos años lo había enfrentado y le había ganado unas cuantas batallas, pero lo que lo aterrorizaba es que él siempre terminaba ganando la guerra. Ya debería haberse acostumbrado, pero nunca terminaba de hacerlo. Para distraerse y esperar a que anocheciera, Dimitri empezó a escribir sobre lo bueno que había podido experimentar. Algunos momentos eran eclipsados por la tragedia, pero se concentró en lo más bello. En Luz, sobre todo. Pero recordarla también era un suplicio. Intentó recordar su antigua vida: sus paseos por la ciudad, sus libros exhibidos en bibliotecas, sus retratos y bocetos, su vieja oficina, su gatita. Todo lo que alguna vez lo había hecho pensar que su vida no había sido una total desgracia, después de todo. Con el tiempo, había aprendido que la mejor medicina para la tristeza era el agradecimiento. Al menos quería convencerse de eso.

Para cuando había dibujado un par de retratos de Luz solo en base a sus recuerdos de ella y había escrito algunos poemas sobre sus días en su antiguo hogar, la luna se había coronado en lo alto del cielo. Miró por su ventana y deseó una vez más solo ser una persona normal, pero sabía que ese deseo era tan imposible como egoísta.

Antes de bajar al sótano, se miró al espejo e intentó sonreír. Se arregló lo mejor que pudo y apretó el diario que pertenecía a Luz contra su pecho.

- No es la primera vez - se recordó y tomó aire.

Bajando las escaleras, se concentró en caminar erguido, con fuerza y seguridad. La cabaña siempre era acogedora y sencillamente hermosa, pero cada vez que descendía, el ambiente se convertía en una maraña densa de malos sentimientos y pesadillas que le hacían difícil respirar. Siempre estaba oscuro, aunque habían intentado conectar una red eléctrica e incluso poner antorchas, la luz parecía extinguirse. Todo parecía ser sumido por la oscuridad y engullido por lo que se resguardaba en lo más profundo de la cabaña. Los demás decían que no los escuchaban, pero cada vez que Dimitri bajaba al sótano sentía susurros cerca a sus oídos que lograban dejarlo paralizado. Generalmente no entendía lo que decían, pero por experiencia propia sabia que eran vestigios de lo que había vivido antes. Voces de las personas que lo habían conocido, gritos y súplicas que le recordaban que no importaba cuantas veces intentara solucionar sus terribles errores, seguirían ahí para atormentarlo hasta que finalmente terminara de perder la poca cordura que le quedaba. Esta vez, mientras bajaba con la cabeza en alto, decidió ignorarlos e intentar darse fuerzas al ver por última vez el retrato de ella en su diario. Al llegar a la la puerta del sótano, se dio un momento para verla.

Era roja intensa, como el color de la sangre. Se parecía a la puerta de su antigua casa, pero esta estaba manchada por marcas de manos y arañazos. Habían intentado reforzarla con tablas de madera y con placas de acero y la habían rodeado con cadenas, pero nada había servido. Solo un pequeño candado que se mantenía firme y que no se había movido de su lugar los últimos años. Había rastros de sangre seca en el suelo, como si hubiera arrastrado un cuerpo hacia dentro. Todo era terriblemente doloroso, y prefería no hundirse en más recuerdos. Quería solo sonreír y concentrarse en lo bueno, aunque se le escapara de las manos.

Sacó las llaves de su bolsillo y se dio cuenta que estaba temblando.

《No seas cobarde》 se dijo y abrió la puerta esperando no encontrarlo, pero era imposible.

Aún cuando nunca entraba la luz del día, era fácil verlo. Estaba al fondo, sentado, mirándolo fijamente con una sonrisa de satisfacción. Aún estaba encadenado a la pared, pero se mantenía erguido, como si solo quisiera demostrar que las esposas no eran suficientes y que en cualquier momento podria liberarse. En su cuello tambien tenía un pesado y grueso grillete, pero lucía más como un collar plateado que como una tortura. A él no parecían incomodarle y continuaba mirando a Dimitri desde la distancia con una expresión que demostraba solo deseos de venganza y de sangre. Siempre parecía seguro de sus acciones y de que ganaría.

Dimitri cogió la única silla que habían dejado en el sótano para observarlo y se sentó frente a él.

Odiaba ver su rostro y recordar lo que le había hecho, pero se esforzó por no parecer asustado y sonreírle de regreso. Guardó su diario en el bolsillo interno de su abrigo y se inclinó para verlo mejor. No parecía ni un año mayor, ni parecía herido o cansado. Todo lo contrario, estaba joven y lleno de vida y Dimitri sintió envidia. El protagonista de sus pesadillas hizo el amague de ponerse de pie, arrastrando las cadenas consigo y abalanzandose sobre Dimitri, pero él ya sabía que haría algo como eso y ni siquiera se inmutó, aunque el corazón le latiera con rapidez.

Solo le siguió sonriendo y le dijo con la voz más serena y tranquila que pudo fingir.

- Hola Damian.

1
Andrexenx
Sii por fin
Andrexenx
😥
Andrés Felipe Hernández
"Te vamos a matar si sigues con tus chingaderas, mamón. Ponte con tus mamadas y te descuartizamos y tiramos de comer a los perros. Andate con cuidado porque no sabes con quién te metes, krnal"

-Victoria (2024)
Andrés Felipe Hernández
VIVAN LOS NOVIOOOOOOOOS!!
Andrés Felipe Hernández
Algo no me agrada aquí... >:v
Andrés Felipe Hernández
Eh, esa es mi frase
Andrés Felipe Hernández
"Para aprovechar la corriente del rie, no corres en su contra; te dejas llevar por el impulso de su cauce"
Andrés Felipe Hernández
So Easy (Soy ese)
Andrés Felipe Hernández
"Gracias a ti, Andrés pasó sus parciales; si eso no fue magia, ¿entonces que fue?"
Andrés Felipe Hernández
"Esto está mal, muy mal"
¿Es normal que las shippee?
Andrés Felipe Hernández
Auch
Andrés Felipe Hernández
¡¡Empieza el entrenamiento, pongan la canción de Rocky Balboa!!


*Motivational Música intensified"
Andrés Felipe Hernández
Imagino la escena en mi cabeza y la cara de Catalyn tipo: :0
Andrés Felipe Hernández
Fue un suspiro de "Dios, menos mal que aún tiene"
Andrés Felipe Hernández
Rutina de skincare y 10 ave Marías Bv
Andrés Felipe Hernández
De noche: Un aquelarre de magia
De día: Call Center de portabilidad de Claro :v
Andrés Felipe Hernández
No digas eso, chiquita
Andrés Felipe Hernández
Golpe bajo :v
Andrés Felipe Hernández
¿Que quien es Catalyn?
para unos, una extraña
para mi, mi diosa
mi aire vital para respirar
mi corazón palpitante
mi medicina
mi uso de razón
Andrés Felipe Hernández
AGARRENME que la mato :)
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