Sol Lizbeth del reino de Alubia fue desterrada a un páramo desierto. Un anciano sabio le ayudó a convertir el páramo en un vergel donde un mar de Girasoles florecían. Su padre le había desterrado. Gran población de negros de Etiopía buscaron en sus plantaciones un refugio para vivir en libertad. La llamaban La reina de los negros. Y pronto la llamarían bruja. Solo me casaré con quién me devuelva mí reino,dijo Sol al anciano sabio. ¿Pero alguna vez eso pasaría?
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Capitulo 20. El señor Chu Chu
Capitulo 20.
Casada por mí reino.
Elsa Elena Isasa.
El señor Chu Chu.
El hombrecito, bajo pero robusto, con los ojos un poco rasgados, venía a pie ese día caminando por la huella mejorada que unía el Castelo de Alubia al muelle del puerto Girasoles.
El Señor Chu, era marino. Su vida era casi toda sobre el mar. Había prácticamente nacido sobre una barca cuando tuvo que subsistir en muchos lados de diferentes puertos. Tuvo que subsistir cuando un moreno mató a sus padres un desgraciado día solamente por salvajismo. Chu no amaba a los negros. Ni siquiera los reconocía. Para Chu todos eran iguales y peligrosos. Solo concurrió a hablar con la bruja rubia de la carabela amarilla porque su antiguo patrón había perdido todas sus naves en una lucha con corsarios y bucaneros en el mar. A través del camino solo veía plantas de Girasoles y morenos. Y esos morenos cantaban mientras trabajaban.
Estuvo a punto de retroceder hacia la playa otra vez pero vió venir a la princesa rubia. Ella venía caminando por el camino con un largo cuchillo en la mano con el que de tanto en tanto cortaba algunas malezas que se veían al costado de la huella.
Su imagen tan bella le quedó de inmediato pegada a su cerebro.
Entonces, ella a unos diez pasos levantó el cuchillo y lo arrojó hacia él.
Chu quedó petrificado.
El cuchillo cayó al piso de tierra partiendo a una víbora por la mitad.
– ¿Es usted el señor Chu, navegante?- dijo recogiendo el arma del suelo y tirando a un lado el animal ponzoñoso.
–Sí señora– respondió aún asombrado por la magia de esa mujer – venía a decirle que no trabajaré para usted. No me gustan los morenos. Pero ahora le debo mí vida. –
– ¿No le gustan? ¿Y porqué?--
– Uno de ellos mató a mis padres. –
– No me debe nada. Hay hombres y hombres Chu. Algunos son humanos, otros animales. La mayoría de estos libertos que trabajan para mí en las plantaciones fueron arrancados de su patria Etiopía por un bucanero y traficante Mongol y vendidos como ganado, al mal nacido que fue mí padre. El animal mongol tenía su color de piel y su forma de ojos. Sin embargo no es usted. En fin, estos son mis hermanos. Si no confía en ellos no trabaje conmigo. -
– Trabajaré princesa. Quizás un día le salve la vida como usted me ha salvado. - dijo.
– Bien. Hablará entonces con Drago de Escitia y él le dirá su salario. No quiero ver despreciar a mis hermanos. Puede dormir en la casa de piedra cerca de la playa. Se presentará allí con mí madre Maliusa y el Maestro. - dijo y se marchó.
Chu siguió el camino hasta la entrada al castillo. En las caballerizas vió al noble llamado Drago de Escitia y su ayudante montando y trabajando con caballos. Estuvo mirando un rato hasta que ambos notaron su presencia.
El Señor Drago de Escitia era claro y sencillo. Le dijo cuál sería su pago pero antes de contratarlo, salió con él hacia la playa a fin de probar sus habilidades en el mar. Lo vió dirigir y mover las velas apoyándole como un empleado más, junto a un hombre llamado Gordon, a empujar la barca con palos para desencallarla.
Salió hacia el mar abierto y dio un amplio paseo con el viento marino golpeando sus rostros. Luego Drago y Gordon aplaudieron su desempeño y regresó con el navío al muelle. El jefe Drago le dijo que pronto viajarían a Nuria para vender aceite y comprar sedas y abalorios para su esposa ya que irían a las tierras lejanas de Escitia.
Así fue como el Señor Chu entró a trabajar en Alubia. Esa noche con cierto sigilo vino con su bolsa de objetos personales a presentarse con el maestro y la Señora madre de la princesa.
Quedó asombrado cuando vió a una anciana Morena que decía llamarse Mariuska que era la madre de Sol Lisbeth. Ella de inmediato le recepcionó con cordialidad. Mientras el maestro se enteraba de casi toda su vida, la mujer le acercó una sabrosa comida y le indicó el lugar donde dormir.
El señor Chu era hosco y parco. Pero con esa gente era inevitable sentirse uno más, parte de un todo humano cálido y diferente.
Esa noche para la cena muchos morenos vinieron a comer y saludar a los ancianos antes de dormir. Una hermosa morena con su bebé y su esposo, también llegó con una bolsa de higos maduros que trajo para su madre.
Martina le pasó unos higos dejándolos junto a su plato.El pequeño le tiró sus babuchas mientras daba sus primeros pasos y todos sonreían.
Chu Chu de golpe no vio más el color de la piel. Sus macabros recuerdos del pasado se fueron perdiendo y apagando con las sonrisas y el calor de familia de ese grupo particular de gente.
Se sintió uno más. Sintió que había llegado al lugar correcto. Sintió que los Dioses le permitieron tener otra vez una familia. Donde las razas no cuentan ni las posiciones sociales. El estaba allí con esa gente por algún designio aún no revelado por los hados. Pero estaba feliz.
Le indicaron un camastro en una humilde pero limpia recámara. Recostó su cabeza y cerró sus ojos.
¿Cuántas cosas extrañas le pasaron ese día? Vino dispuesto a renunciar a la oferta que un vendedor de veleros le hizo. Conoció a la princesa de Alubia y ella le salvó la vida. Y ahora estaba conviviendo con aquellos que mucho tiempo considero enemigos.
El mundo es extraño y mágico. Y los seres humanos van cambiando sus creencias acusados por el tiempo y las experiencias. Así como cambió sus verdades el Señor Chu Chu. Un navegante que conocía de tormentas marinas y tormentas del corazón. Esa noche sintió que durmió en familia. Cerró sus ojos tranquilo y en paz. Oro a los dioses de china por la joven de cabellos de oro que le dio una noche más de vida y una gran enseñanza con sus palabras. Y la noche cubrió sus sueños y sus plegarias.
ahora necesito la trama de sol.lis y drac jajjaa