"En esta cautivadora novela, se teje una trama intrigante cuando un acaudalado hombre de negocios se une en matrimonio con una caprichosa heredera. De esta unión nace Helena, un personaje que emerge como el catalizador de una venganza destinada a desentrañar secretos, deslealtades y dolores ocultos. Con giros inesperados y personajes complejos, la historia nos sumerge en un viaje emocional donde el resentimiento de Helena se convierte en un hilo conductor que revela la complejidad de las relaciones familiares y los intrincados laberintos del poder."
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Capítulo veintiuno
Maximus ingresó a su casa Minos se encontraba revisando cada rincón, cada mueble era abierto, y entonces el mensaje más esperado llegó.
—La encontramos señor, dijo uno de los custodios.
Maximus se dirigió hacia el garaje en uno de los asientos trasero su hija dormía profundamente.
— Helena, hija despierta dijo Maximus tomándola entre sus brazos. Pero Helena no reaccionaba. –Que llamen a un médico pidió su padre llevándola a la sala. ¿Dónde está Eleonora?, pregunto mientras dejaba a su hija sobre el sofa.
Minos observó el movimiento afuera de la casa algunos custodios corrían hacia la playa.
— Kyrie, es la señora dijo Minos.
Maximus salió de la casa corría hacia la playa no comprendía que pasaba vio a Serafina llorando y entonces lo vio uno de los custodios salía del agua con el cuerpo de Eleonora entre sus brazos, la colocaron sobre la arena...
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Maximus escuchaba el sermón del padre, le había fallado a su esposa, le había fallado a su hija.
Los días pasaban y él no conseguía reaccionar, en un minuto lo había perdido todo.
Helena deambulaba por la casa su mamá ya no estaba, su papá estaba muy triste.
Yannis Dmitrikis abogado de Eleonora se presentó un mes después de su muerte.
— Eleonora dejó listo su testamento hace dos años tras su sobredosis me busco. Le dejó todo a Helena, no es mucho como sabes solo tenía dos propiedades, y un pequeño porcentaje de la herencia de su padre, Helena dispondrá de todo cuando cumpla dieciocho años.
— Entiendo dijo Maximus automáticamente
— ¿Cómo está tu hija?, pregunto el abogado y por primera vez en un mes Maximus fue consciente de que no se había preocupado por su hija.
— Estará bien, dijo Maximus.
— Entiendo que ha sido difícil, pero hay que tomar decisiones y solo tú puedes hacerlo, soy tu amigo no es tu culpa, fue una fatalidad.
Maximus observó a su amigo, él y Yannis se conocían desde niños habían estudiado en el mismo internado, incluso sus padres eran amigos.
— Lo sé, el lunes regresaré a la empresa dijo Maximus.
— Por qué no te instalas una temporada en la ciudad te hara bien cambiar de lugar le recomendó Yannis
En cuanto su amigo se fue Maximus busco a su hija, Helena se encontraba en el jardín junto a Rosse.
— Ven Koukla mou, dijo Maximus estirando su mano para abrazarla.— Quiero que prepare todo, nos iremos a Londres una temporada, usted vendrá con nosotros dijo Maximus.
Esa noche Maximus ceno con Länder y Serafina.
— Me iré una temporada a Londres, he descuidado mucho los negocios.
— ¿Helena se quedará con nosotros?, pregunto Serafina.
— No, mi hija se irá conmigo será bueno para ella también.
— Sabes cuanto queremos a Helena, siempre contarás con nosotros dijo Serafina.
A la mañana siguiente el bajo con Helena a la playa.
— Koukla mou esta es tu tierra, este es tu gente. Tú eres la ama y señora de este lugar le dijo Maximus acuclillado en la arena junto a su hija.
Helena lo miró a los ojos y le sonrió, y Maximus tuvo la sensación de que estaba viendo a los ojos de Eleonora.
Finalmente el lunes bien temprano ellos se trasladaron a Londres.
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Maximus se dedicó a trabajar, los meses pasaban y Helena cumplió cuatro años, ese año no hubo un gran festejo, solo un pastel junto a su padre y Rosse.
El tiempo seguía pasando Maximus salió en varias oportunidades de viaje, durante ese tiempo Helena se quedó con Rosse, la vida de Maximus transcurría entre el trabajo y Helena fuera de eso no había otra cosa.
Helena comenzó a estudiar, Maximus llevó a su hija al colegio y fue a buscarla el primer el entusiasmo de su hija lo hizo sonreír.
En el jardín de su casa de Londres había un castillo. La puerta de la casa se abrió y Maximus ingresó
—Pensé que no llegaría a tiempo, le dijo Rosse.
—Casi, esa maldita tormenta casi me lo impide¿Dónde está la niña del cumpleaños?preguntó él. Helena cumplía diez años.
Helena bajó las escaleras corriendo y se lanzó ta los brazos de su padre.—¡Has venido! exclamó. Has venido a mi fiesta.
—Por supuesto que sí, te extrañé tanto Koukla respondió Maximus abrazándola, y dándole un regalo.
En ese momento el ama de llaves abrió la puerta para dejar entrar a la mejor amiga de Helena Jennifer y a su madre Clare , y las dos pequeñas salieron corriendo.
—Ya veo que soy su favorito, comentó Maximus en tono de broma.
— Y se pondrá peor dijo Rosse.
— Eso no va a pasar, la encerraré en una torre y seré su favorito dijo Maximus, provocando que Rosse se riera. ¿Cómo ha estado?, pregunto.
— Algo nerviosa porque no llegabas, ¿cómo le fue con lo de su madre?, la madre de Maximus había muerto una semana antes.
— Bien, era una extraña para mi dijo él, Rosse le sonrió.
— Llamo su hermano, será el cumpleaños de su hija, ya llegó la invitación, también me pidió que le avisara que la esposa de Emiliano Azzarini falleció.
Maximus se quedó en silencio, no pudo evitar pensar en Eleonora, ellos habían ido a esa boda.
— Primero saludare a las invitadas y luego iré a llamarlo quiero saber de Emiliano dijo Maximus.
Rosse se quedó mirando a Maximus, conversar con Clare. Al día siguiente Maximus viajo a Italia para el funeral de la esposa de Emiliano.
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Dos meses después y tras variós años Maximus volvía a su tierra, a su isla donde él era el amo y señor.
Helena miraba la isla, Maximus bajo del helicóptero y luego lo hizo su hija con Sam su cachorro en brazos.
Helena miró a su familia, si bien los veía a menudo porque ellos iban a Londres o Maximus iba a Atenas, eran perfectos extraños a quien más seguido veía era al tío Länder, pero era muy serio.
Después del almuerzo Maximus bajo a la playa en compañía de Rosse su hija. Mientras caminaban por la playa alejándose de la propiedad Maximus se encontró con unos pescadores. Ellos lo saludaron respetuosamente Maximus Athanasiou era muy querido por la gente de la isla. Había crecido con muchos de ellos y confiaba en ellos mucho más que en cualquier otra persona. Solía darles empleo y ayudar a los hijos de los pescadores pudieran estudiar si lo deseaban en la universidad con becas de estudios.
Helena caminaba junto a su perro, el perro tenia con el mismo carácter gruñón que su predecesor cuando alguien se acercaba a su ama.
— Koukla mou, esta es tu gente debes tratarlos con respeto y ellos te respetarán a ti le dijo Maximus acuclillado a su lado
— Está es mi tierra, esta es mi gente. Aquí seré la ama y señora ¿ verdad papá?.
Maximus sonrió, se lo había repetido tantas veces desde que era un bebe —Así es Koukla tú eres la dueña de todo esto.
Serafina observaba a su cuñado, había regresado a la casa junto a la niñera, el muy idiota seguía solo pensó ella y si de ella dependía seguiría así...
saludos