Incondicionalmente

No fue fácil para mí hablar con Pierce sobre lo que me hizo Dylan y sentirme como me sentí fue horrible porque no lo esperaba. Hasta ese día había estado cómoda con su cercanía e inclusive con sus besos.

Debo decir que la forma en que me besó anoche fue diferente, lo sentí invasivo, posesivo y ese debió de traer recuerdos que estaban enterrados en mi subconsciente.

Me fue imposible controlar mi reacción y aunque él diga que no, yo sé que esto va a marcar un antes y un después en nuestra relación.

Acababa de pedirme que fuera su novia y lo eche a perder. Debo ducharme y vestirme para salir como lo teníamos planeado.

Tal y como lo prometió me llevó a conocer los lugares más emblemáticos de Roma; sin embargo, la tensión entre nosotros es palpable. Ha evitado prácticamente cualquier contacto físico conmigo y no lo culpo.

Yo no sé si debo acercarme porque me da miedo reaccionar como lo hice ayer. Ahora creo que cualquier cosa puede revivir alguno de esos momentos horribles que viví.

Al atardecer volvemos al hotel, en el ascensor Pierce me dice que quiere hablar conmigo y accedo a que lo hagamos en mi habitación.

- Sé que quizá no quieras seguir hablando del tema, pero hay cosas que necesito saber.

- Dime, comprendo que tengas dudas.

- Después de lo que ese maldito te hizo, ¿has tenido intimidad con alguien?

- No, ni siquiera he tenido una relación romántica desde entonces. Él me robo mi primera vez y después de eso me cerré emocionalmente.

- ¿Y James?

- Con James siempre fuimos mejores amigos, estuve enamorada de él en mi adolescencia y jamás se fijó en mí. Después él se vio obligado a casarse y cualquier tipo de relación entre nosotros se volvió imposible.

- ¿Sigues enamorada de él?

- No, eso fue algo de mi adolescencia.

- Discúlpame por hacerte tantas preguntas, pero debe de saber si tengo alguna oportunidad real contigo.

- Si no la tuvieras no habría aceptado salir contigo y mucho menos ser tu novia.

- Es que no entiendo, ya antes te había besado y no habías reaccionado de esa manera. Estabas aterrada.

- No puedo explicar por qué reaccioné así, porque ni yo lo entiendo. Cuando volvamos a Londres retomaré la terapia, no quiero sentirme así de nuevo.

- Ok, lo entiendo y te apoyaré como sea que tú me lo pidas.

- Solo tratemos de volver a la normalidad, no quiero que sigas poniendo tanta distancia entre nosotros.

- Tienes razón, solo no quería que te sintieras incómoda. Anoche ninguno de los dos pudo dormir y hoy fue un día largo, creo que debemos descansar y mañana estaremos más tranquilos.

- También lo creo.

- Buenas noches, Samantha.

- Buenas noches, Pierce.

Se marcha, esperaba que se acercará a abrazarme o besar mi mejilla. No lo hizo y confirmó que las cosas no volverán a ser como antes.

El día siguiente es igual; recorremos Roma, probamos comida deliciosa, pero la lejanía entre nosotros perdura.

Estamos caminando por una bella zona y me acerco para tomar su mano, en un principio lo siento tenso. No me rechaza y eso ya es un avance.

- Vas a probar el mejor gelato de Roma.

- Eso le encanta.

Entramos a la tienda y le pido que escoja por mí el sabor que crea que más me va a gustar.

- Creo que este te va a encantar, es de chocolate con trozos de avellana.

- Umm, delicioso- expresó al momento de probarlo. ¿El tuyo de qué es?

- Frambuesa, ¿quieres probar?

- Claro- pruebo y también está delicioso- ¡Me encanta! Ambos son deliciosos.

- Espera- limpia con su dedo la comisura de mis labios- tenías un poco de gelato ahí- acto seguido lleva si dedo a su boca y ese gesto me hace so sonrojarme.

- Adoro cuando te sonrojas- acaricia mi mejilla y deja un tierno beso.

Lo tomo de la mano y seguimos caminando. El atardecer nos sorprende regalándonos una hermosa postal.

Estamos a unos pasos de nuestro hotel y está es nuestra última noche aquí, por lo que nos quedamos un rato más admirando el espectáculo que nos brinda la naturaleza.

- Por ser nuestra última noche aquí he reservado en uno de los mejores restaurantes.

- ¿El famoso restaurante donde probaré la mejor lasaña?

- Así es, vamos y así nos arreglamos para estar a tiempo.

Me acompaña a mi habitación y me ducho y visto para salir a esa esperada cena.

Una vez ahí nos llevan a una hermosa mesa decorada especialmente para nosotros.

- Esto es hermoso, Pierce. Gracias.

- Te mereces esto y más preciosa.

El mesero sirve dos copas de vino y minutos después nos lleva el tan esperado platillo. Una lasaña verdaderamente exquisita.

- Tienes razón, es la mejor lasaña que he probado en mi vida.

- Te lo dije, es deliciosa.

- Gracias por esta cena y por este viaje, ha sido maravilloso.

- A ti por aceptar venir conmigo y por no haberme dado un par de buenas bofetadas por haberme comportado como un idiota.

- Jamás haría algo así.

- Lo sé preciosa.

Entrelazamos nuestras manos por encima de la mesa y conversamos por un largo rato.

Subimos a nuestras habitaciones y nos besamos antes de irnos a dormir.

El viaje terminó y estamos de vuelta en Londres, ambos tenemos mucho trabajo pendiente que debemos atender.

Estoy en mi oficina redactando algunos documentos y entra Steph.

- Amiga, por fin estas de vuelta. Cuéntame todo.

- Estamos en la oficina, te cuento más tarde.

- No, más tarde seguro vas a ver a tu galán y me vas a dejar colgada.

- Ok, te cuento.

Después de hacerle un resumen puedo notar su molestia.

- Si antes tenía mis dudas sobre Pierce ahora lo confirmo. Él no es el indicado para ti. ¿Cómo es posible que haya actuado de esa manera? Tú fuiste una víctima de un maldito hombre sin escrúpulos.

- No lo juzgues tan ligeramente, no debe de ser fácil enterarse de que a tu novia le sucedió algo así.

- No intentes justificarlo por favor.

- Voy a retomar la terapia, quiero que mi relación con él funcione.

- Te recuerdo que eso no solo depende de ti, una relación es de dos.

- Sí, pero soy yo quien necesita ayuda profesional.

- Lo de la terapia no te lo discuto, tu relación con Pierce sí. Te repito no se comportó a la altura, mereces a alguien mejor.

- Soy una adulta capaz de saber lo que es mejor para mí.

- Perfecto, suerte con eso. Tengo trabajo pendiente.

Pocas veces he discutido con mi amiga y no esperaba que está conversación terminase así.

Llamo a mi terapeuta para hacer una cita, por suerte será esta misma semana.

Pierce y yo acordamos no vernos hoy pues sabíamos que sería un día complicado en la oficina y así lo fue. Llegué a mi apartamento casi a las nueve de la noche.

Como cada mañana mi alarma suena y me dirijo a entrenar. Más tarde mientras estoy en la oficina recibo la visita de Pierce.

- Estaba por la zona y quise venir a verte.

- Estoy feliz de que hayas venido, ¿nos vemos hoy para cenar? Prometo preparar algo delicioso.

- Me convenciste, ¿te veo a las ocho?

- Sí, te espero.

Antes de llegar a casa paso a comprar lo necesario para la cena. Preparo un filete y una ensalada. Enfrió una botella de vino y espero la llegada de mi novio.

A las ocho en punto llaman a mi puerta y salgo a recibirlo.

- Buenas noches, hermosa- extiende un lindo ramo de flores- para ti.

- Gracias, son hermosas- lo invito a pasar.

- No más que tú.

- La cena está lista.

- Pasaré a asearme.

- Claro- mientras tanto pongo las flores en agua y las llevo a la mesa.

Disfrutamos de la cena y de una amena conversación.

- Cocinas delicioso.

- Que bueno que te gusto, me gusta cocinar en mi tiempo libre.

- Esta semana será complicado vernos, tengo mucho trabajo y estaré terminando tarde.

- No te preocupes, lo entiendo. Yo también tengo mucho trabajo.

- La próxima semana estaré menos presionado.

- Por cierto, a fin de mes es la boda de Thomas y Lance. Debe de estarte llegando la invitación la próxima semana.

- Los primeros del grupo en casarse, confío que nosotros seremos los siguientes.

- Tú no pierdes el tiempo.

- Soy un hombre que sabe lo que quiere.

Se levanta y se acerca a darme un beso.

- Vamos, te ayudo a limpiar.

Entre los dos recogimos y limpiamos la cocina, cada tanto nos damos un beso o brindamos una caricia.

- Debo irme, mañana me espera mucho trabajo.

- Descansa, buenas noches.

Lo despido en la puerta con un beso dulce.

Mañana tengo la cita con mi terapeuta y espero obtener soluciones a mis problemas.