Historia secundaria de "El CEO odia a los Omegas".
Jacob y Edric se conocen en la boda de sus mejores amigos, donde empieza su historia juntos, llena de juegos, pasión y deseo.
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Noche sin fin
POV Jacob
Me di vuelta y Edric no me dio tregua. En un movimiento rápido, sus labios encontraron los míos, besándome con una intensidad que hizo que mis rodillas flaquearan. Sin romper el beso, sentí cómo apartaba con un brazo los utensilios y vegetales que había en la encimera, despejando el espacio.
Antes de que pudiera procesar lo que estaba ocurriendo Edric me levantó con una facilidad asombrosa, sentándome en la encimera. Su cuerpo se intercaló entre mis piernas, y sus manos se posaron firmemente sobre mis caderas, manteniéndome en su lugar. La frialdad de la encimera contrastaba con el calor de su cuerpo, creando una sensación electrizante que recorría mi espina dorsal.
Mis manos encontraron su cabello, enredándose en él mientras nuestros labios se movían con urgencia. El beso se intensificó, y el mundo exterior desapareció por completo. Solo estábamos nosotros dos, inmersos en un mar de deseo y necesidad.
Abrí la boca para hablar, pero antes de que pudiera pronunciar una sola palabra, Edric me calló nuevamente con un beso intenso y profundo. Todo pensamiento coherente se desvaneció mientras nuestros labios se encontraban de nuevo, y el deseo crecía con cada segundo que pasaba.
Edric me levantó de la encimera y, y con una fuerza y determinación que me dejaban sin aliento, me llevó hasta el sillón de la sala. Con un movimiento ágil, me depositó suavemente sobre los cojines y se quitó la camisa, dejándola caer al suelo. La luz tenue de la habitación acentuaba los contornos de su torso definido, y la visión de sy cuerpo me hizo tragar saliva con dificultad.
Se inclinó sobre mí, sus ojos brillando con una mezcla de lujuria y algo más profundo, algo que me hacía sentir vulnerable y deseado al mismo tiempo.
-Jacob, ya no quiero ensalada.- Murmuró, su voz ronca y cargada de promesas, Sus manos se posaron firmemente a ambos lados de mi cabeza, atrapándome entre sus brazos. -Quiero comerte a ti.-
Sus palabras enviaron un escalofrío de anticipación a lo largo de mi columna vertebral. Sentí el calor de su cuerpo sobre el mío, su aliento mezclándose con el mío, y su cercanía era casi abrumadora. Cada centímetro de mi piel estaba hipersensible, expectante de lo que vendría.
Edric sonrió con picardía y comenzó a desnudarme, quitándome pacientemente mis ropas hasta dejarme completamente desnudo. Lamió sus dedos y los deslizó entre mis piernas, lubricados con saliva e hizo movimientos circulares con sus dedos.
Edric, con su mano libre, desabrochó su pantalón y comenzó a acariciar su propia erección. Se acercó y presionó más contra mí, posicionando su miembro en la entrada de mi cuerpo, comenzando a empujarlo hacia adentro lentamente, intentando no asustarme. Su respiración se volvió más rápida y superficial, y su cuerpo se tensaba con anticipación.
Mientras Edric se movía hacia adentro, comienza a sintetizar un ritmo lento y sensual, intentando llevarme con él. Su rostro se relajó y una expresión de placer se refleja en sus ojos.
Yo, que inicialmente estaba tenso, comencé a relajarme bajo la guía de Edric. Mi cuerpo se adaptó a su ritmo y comenzaba a moverme en sincronía con él, y sus movimientos aumentaban.
Los minutos pasaron, y Edric llegó al clímax, nuestros cuerpos tensándose y él llenando mi interior, lo que me hizo sentir como si hubiera alcanzado el éxtasis, tensándome en pequeños espasmos, llegando igualmente al clímax.
Jadeando, nos quedamos un momento en el sillón, nuestras respiraciones entrelazadas mientras el sudor enfriaba nuestras pieles. Edric, con una mirada llena de ternura y deseo, e levantó con cuidado, sus manos firmes y seguras sosteniéndome.
Me llevó a mi habitación, y al llegar a la cama, sin decir una palabra, se inclinó sobre mí y comenzó a besarme de nuevo. Finalmente, nos entregamos el uno al otro una y otra vez, perdiendo la noción del tiempo mientras la noche avanzaba. Cada encuentro era más intenso, más apasionado, como si estuviéramos descubriendo nuevos niveles de conexión y placer con cada toque y cada beso.
No importaba cuántas veces nos uníamos, siempre había una nueva chispa, un nuevo estallido de deseo que nos arrastraba de nuevo en esa vorágine de pasión. La habitación se llenaba con el sonido de nuestros gemidos y susurros, la cama se convertía en un campo de batalla donde solo existíamos nosotros dos.
Finalmente, exhaustos pero satisfechos, nos desplomamos sobre la cama. Nuestros cuerpos, cubiertos de sudor, se entrelazaron en un abrazo perezoso. La respiración de Edric, pesada y rítmica, se mezclaba con la mía mientras nos acomodábamos más cerca, buscando el calor y la comodidad del otro.
-Jacob.- Murmuró Edric, su voz apenas un susurro en la oscuridad. -No quiero que esta noche termine.-
-Ni yo.- Respondí, sintiendo una paz y una plenitud que nunca había conocido.
Nos quedamos allí, enredados el uno con el otro, dejándonos llevar por la cama que seguía a la tormenta, Poco a poco, el cansancio nos venció y nos quedamos dormidos, con nuestros cuerpos aún enredados, compartiendo el calor y la intimidad de una noche que parecía no tener fin.
Ojalá y se ponga las pilas Jacob ❤️🔥☺️