Casada Con Un Hombre Mayor

Después de eso, los dos duermen en la misma cama, pasan más tiempo juntos que otros días, Bethany ayuda a su esposo con los papeles de la empresa, y Michael ayuda a su esposa con sus novelas, la ayudara a publicar algunos libros para que cumpla su meta de ser una gran escritora y que sea reconocida.

La servidumbre los miraba muy alegres, al fin, la pareja que peleaban a cada rato, ahora eran una pareja muy melosa, o más bien Bethany era muy melosa con Michael, siempre lo perseguía a dónde iba, parecía un pollito siguiendo a su madre. Por supuesto a Michael no me molestó eso, más bien le gustó que su amada esposa lo estuviera persiguiendo y que le diera mimos a cada rato. Hace tiempo que no había sentido esa sensación de ser amado por alguien que en verdad amas.

Después de un mes Michael recibió una llamada de su padre diciéndole que tenía que regresar a la empresa para terminar algunos proyectos que tenían pensando lanzarlos a finales de febrero.

-¿En serio te tienes que ir? ¿No me puedes llevar?

-Quisiera, pero no estaré junto a ti todo el día, mi padre es un poco estricto -Dijo Michael mientras se vestía.

-Dije que quiero ayudar a la empresa, él me conoce y soy de confianza.

-Él es como yo Bethany, no puedo hacer nada. Solo quédate aquí, llámame si pasa algo ¿De acuerdo? -Dijo acercándose a Bethany dándole un beso en la frente.

-No es justo, quería pasar más tiempo contigo -Dijo poniéndole la corbata en el cuello.

-¿Más? Ya ha pasado un mes, ya has estado conmigo bastante tiempo. Déjame ocuparme de la empresa por unos días. Una vez que termine puedes hacerme los mimos que quieras ¿Está bien?

-Pero estaré aburrida.

-Le diré a la sirvienta que te haga compañía, además tienes una televisión donde podrás ver toda clase de películas, no creo que te aburras con eso.

-Es cierto, pero aun así te voy a extrañar muchísimo.

-Lo sé, me lo has demostrado. Ya me tengo que ir, llámame si pasa algo -Dijo saliendo de la habitación.

Después de que Michael se fuera a su trabajo, Bethany llamo a Angelo ya que no podía hacerlo porque a Michael le daba celos y se enojaba, lo cual para Bethany era muy lindo verlo así.

Lo llamo y le contó todo lo que había pasado con Michael, le contó sobre los sentimientos que tuvo cuando se confesó y cuando lo besó. Se notaba lo feliz que era Bethany con Michael, ahora solo faltaba que Casandra aceptará sus sentimientos y ser feliz como Bethany y Michael.

Después de eso Angelo le cuenta su problema que crecia más y más. Al parecer su relación con Casandra ha estado empeorando después de que ese hombre llegó.

-Siento que ella ya no me ama como antes, se está alejando poco a poco de mi -Dijo con un tono triste.

-No digas eso, debe de estar ocupada y cansada. Solo dale un poco de espacio por unos días, ayudarla con su trabajo y ya verás que sera la misma de siempre.

-No lo sé Bethany, siento que me está ocultando algo, no quiere que la ayude en su trabajo.

-Mm debe ser que es algo importante, si confía en ti, pero creo que es mejor que no te metas en su asuntos, ella puede enojarse.

-Lo se, pero quiero que ella confíe en mí alguna vez. No quiero que le pase algo malo y que yo no me enteré.

-Si, lo sé Angelo, pero ella es así, dale un poco más de tiempo ¿Está bien?

-Si claro -Dijo no tan convencido- tengo que irme, te llamaré luego -cuelga la llamada.

Ángelo, sumiso en una neblina de emociones encontradas, experimentaba una amalgama de sentimientos al percibir la creciente distancia entre él y Casandra. Día tras día, ella se sumergía en su trabajo, particularmente con un hombre que había conocido en la oficina. La intensidad de su conexión laboral dejaba a Ángelo con una sensación de exclusión, como si una sombra se interpusiera entre ellos.

La rutina diaria de Casandra, que se extendía hasta altas horas de la noche, dejaba a Ángelo con el amargo regusto de la soledad. La semilla de la inseguridad comenzó a germinar en su mente, y por un fugaz instante, pensamientos de traición se filtraron, sugirieron que ella podría estar siendo infiel. Sin embargo, Ángelo, en un acto de negación, rechazó esa idea de inmediato. "Casandra nunca haría algo así", se repetía a sí mismo, tratando de ahuyentar a los demonios de la desconfianza.

Las llamadas nos contestadas y los mensajes ignorados resonaban en su mente como un eco de distancia. Ángelo, herido, pero decidido a no sucumbir a la paranoia, se aferraba a la imagen que tenía de Casandra como alguien leal y comprometida.

La fragilidad de su confianza, sin embargo, persistía. En sus momentos más oscuros, Ángelo se encontraba cuestionando la naturaleza de su relación, preguntándose si, acaso, la chispa que una vez brilló entre ellos ahora se desvanecía ante la sombra de la sospecha.

En el silencio de la noche, Ángelo se enfrentaba a sus propias dudas y a la incertidumbre que oscurecía su corazón. La negación de la posibilidad de infidelidad por parte de Casandra era su única ancla en medio de la tormenta emocional que amenazaba con desgarrar su conexión.

Y así, Ángelo, atrapado entre el deseo de confiar en Casandra y la dolorosa sospecha que se colocaba en su conciencia, se embarcó en una travesía emocional tumultuosa, dónde la verdad y la negociación competían por el dominio de su corazón.

-¿A quién llamaste? -preguntó Casandra mientras miraba su teléfono.

Ángelo miro a Casandra cambiando su expresión a una feliz.

-Solo hablaba con tu hermana, paso algo que no creerás ¿Quieres que te lo diga o adivinaras?

-Estoy ocupada Ángelo, me lo dices después -guarda su teléfono y se dirige hacia la puerta- no me esperes, llegaré tarde otra vez.

Ángelo no desconfía de su pareja, pero cuando hace esas cosas no puede dejar de pensar en un millón de cosas que podrían pasar o no. Cada persona tenía un límite y el de Ángelo era este. Ya no quería seguir creyendo en eso, quería saber si aún su pareja lo ama o no, para ya no seguir sufriendo.

Antes de que Casandra saliera de la casa, Ángelo con una mirada intensa y mandíbula tensa, arrinconó a Casandra contra la fría superficie de la pared. Sus ojos, cargados de una mezcla de dolor y enojo, buscaban respuestas a las preguntas que pensaban en su mente.

-Casandra, necesito saber que está pasando. ¿Qué haces con ese hombre en la oficina? ¿Por qué te estás distanciando de mí? -Dijo con voz firme.

-No hay nada que esté mal Ángelo. Es solo trabajo. No entiendo por qué te pones así -dijo defensiva.

Ángelo insatisfecho con la respuesta, profundizó en sus interrogantes. La tensión en la conversación aumentaba cada palabra.

-He notas tu cambio de actitud Casandra. Las llamadas sin contestar, las noches trabajando hasta tarde. No puedo ignorar esto. ¿Hay algo que no me estás diciendo?

-¡Es solo trabajo Ángelo! -Dijo frustrada- ¿No puedes confiar en mí?

La negación de Casandra, lejos de calmar la tormenta, vivió las llamas del enojo en Ángelo. La sensación de ser relegado a un segundo plano, combinada en la frustración de la falta de transparencia, lo asumió en un abismo de emociones intensas.

-Esto no es solo sobre la confianza Casandra. Siento que te estoy perdiendo, que algo ha cambiado entre nosotros -Dijo enojado.

Casandra al notar la creciente furia en Angelo, se sintió acorralada. intento explicar, pero estas palabras se perdieron en la brecha emocional que se había formado.

-No estoy haciendo nada malo Angelo. Pero si no puedes confiar en mi, entonces no se que más puedo decir.

En un giro de eventos cargado de frustración y amargura, Casandra se alejó de Ángelo, dejándolo solo con sus pensamientos turbios. El eco de la confrontación resonaba en el aire mientras ella se dirigía a su trabajo, dejando a Ángelo en la penumbra de la desconfianza y el pesar.