Mahtob

Capítulo 21

Días después de su emocionante paseo por Milán, Mahtob se veía tranquila y radiante. Andaba por la casa bailando como ella sabía, Pedro había comprado una bocina y un celular para Mahtob. Él le ayudaba a comprar audiolibros, y su música. También quería comenzar a salir con ella, al cine, teatro y museos. Pedro estaba dispuesto a mostrarle el mundo como nunca ella lo espero. Por increíble que pareciera la familia de Mahtob era ultra islamica por darle una definición, ella no sabía sobre tecnología o conducir, ahora tenía que aprender. Pedro estaba dispuesto a enseñarle todo lo necesario.

—Mahtob tengo que salir iré a otra ciudad, ¿quieres acompañarme?.—preguntó Pedro

—Hoy cocinaríamos algo especial Refugio y yo. Me quedo, aquí te esperaré.—respondió Mahtob

—Está bien, volveré pronto.—dijo Pedro mientras besaba su mano.

Mahtob se quedo observando cómo se marchaba, cuando Pedro subió a la camioneta giró su mirada, ahí estaba ella parada en la entrada principal, Mahtob lo despedía. Pedro no estaba acostumbrado a recibir un detalle significativo como que lo despidieran o un poco de afecto de alguien más que no fuera su hermana. Sabía que era el momento de traer a Paris para que conociera a Mahtob. Refugio y ella se pusieron manos a la obra.

—Bien Refugio, como a Pedro le gusta más la carne, se que le gustara el Kofta.—dijo Mahtob

—Si, de hecho la dieta del señor se basa generalmente en carne.—dijo Refugio

Refugio notaba que la comida era aromática, ella le enseñaba también recetas italianas. Ahora entendía porque las mujeres musulmanas eran delgadas y tenían excelente salud.

Más tarde Mahtob subió a darse un baño y vestirse adecuadamente. Ya que Pedro aviso que llegaría a cenar con ella.

Refugio estaba poniendo la mesa y al mismo tiempo entrevistando a dos mujeres nuevas para hacer el aseo en la casa. Cuando de pronto le aviso seguridad que estaba la señorita Florencia de visita. Refugio despidió a las mujeres y se fue con presteza a recibir a Florencia.

—Buenas Noches señorita, ¿cómo está?.—dijo Refugio

—Vine a esperar a tu señor, sírveme algo de tomar. Un café esta bien mientras espero a mi amado.—dijo Florencia

—Como usted ordené, señorita.—respondió Refugio

Florencia sentía que algo había cambiado en la mansión de los Ruiz Velasco pero no sabía que, antes era lúgubre y fría. Ahora se estaba convirtiendo en un lugar cálido. De pronto escucho que alguien bajaba por las escaleras, era ella. Esa mujer insignificante que había conocido y que Pedro defendió. Será posible que ella era en realidad la prometida, lo averiguaría. Mahtob la observó, fue una sorpresa para ella verla ahí sentada. Tal vez había llegado con Pedro.

—Salam Aleikum, ¿ya te atienden?—preguntó Mahtob

—Si ya, ¿así que ahora vives aquí?—preguntó Florencia

—Si, soy huésped aquí.—respondió Mahtob

—No, huésped no. Eres el nuevo juguete de Pedro, cuando obtenga lo que quiere. Te desechara como a todas nosotras, debes enseñarte a atrapar su atención. Si quieres permanecer con él.—dijo Florencia

—Me doy cuenta que tú no lo lograste, yo aún no comprendo como son las relaciones aquí en este mundo.—respondió Mahtob

—No te hagas la mustia conmigo, asco me dan las mujeres que fingen ser puras y virginales. Él volverá a mi y te lo digo para que la decepción después no te golpee tan fuerte.—dijo Florencia mientras observaba el anillo en su mano.—así que tú serás la esposa de mi hombre, ¿qué truco usaste? Acaso ¿Estás embarazada?, los hijos no atan a un hombre para siempre.—dijo Florencia.

—Ya escuché bastante de ti, me retiro.—dijo Mahtob

—no vas a ningún lado hasta que me respondas maldita.—dijo Florencia mientras sostenía su brazo.

—Todas sus dudas solo se las puede responder Pedro, no me corresponde a mi.—respondió Mahtob, Florencia no se contuvo y la abofeteó.

—Señorita Florencia no se atreva.—dijo Refugio

Refugio protegió a Mahtob, Florencia estaba decidida a acabar con ella.

—Si el señor se entera, puede olvidarse de él para siempre—dijo Refugio

—Lo que no puedo creer es que tu señor haya cambiado sus gustos, por esta mujer corriente.—dijo Florencia

—No voy a permitir que le falte el respeto a la señora de esta casa. Porqué aunque le duela ella será la esposa del Señor. Ya llame a seguridad para que la saquen.—dijo Refugio

—¿Que acaso ella no se puede defender? Además como te atreves a echarme de la casa, deja que le diga a Pedro y despídete de seguir en este mundo. Ambas me las van a pagar.—dijo Florencia mientras los de seguridad le mostraban la salida.

Refugio llevó a Mahtob a su habitación para poner un poco de ungüento en su mejilla, la piel de Mahtob era muy blanca, de una manera fácil se le marcaba cualquier cosa. Era evidente que Pedro se daría cuenta y tendrían que decirle la verdad.

—¿Que tienes señorita?—preguntó Refugio

—Me siento humillada, porque tengo yo que pagar por las decisiones de otros. Refugio ¿ella es la primera esposa de Pedro?.—preguntó Mahtob

—¿Primera esposa? El señor jamás se a casado. Usted será la esposa bueno eso me comentó el señor.—respondió Refugio

—Refugio puedes dejarme sola, necesito pensar.—dijo Mahtob

—Como usted ordené.—dijo Refugio y salió de la habitación.

Más tarde Pedro regresó y de inmediato buscó a Mahtob. Llego a su habitación tocó la puerta pero no hubo respuesta. Así que entro. Todo estaba oscuro y Mahtob no estaba en su cama, de pronto observó que estaba sentada en una esquina abrazando sus piernas y cubriendo su rostro.

—Mahtob ¿que sucede? ¿Por qué estás ahí?.—preguntó Pedro

—Todo está bien, solo mis pensamientos me tienen agobiada.—respondió Mahtob sin mirarlo. Pedro encendió la lámpara.

—Mahtob voltea a verme.—dijo Pedro, Mahtob obedeció, y si una simple bofetada quedó marcada en su rostro. Pedro enfureció de inmediato.

—¿Que sucedió?, ¿quien se atrevió a hacerte esto?—preguntó Pedro, ella no quería responder, solo lloraba.

—Bien lo averiguaré y te traeré la mano con la que se atrevieron a tocarte.—dijo Pedro

—No por favor, yo aún no entiendo las relaciones en tu mundo. Solo que jamás había recibido un golpe, por favor no hagas algo tan atroz. ¿Acaso te gusta que toda la gente te tema?—preguntó Mahtob

—Siempre a sido así, lo importante es que me digas ¿quien fue? Por favor.—dijo Pedro

—Vino Florencia a buscarte y aprovechó para sacar todo su dolor. Por favor no es necesario que hagas algo en contra de ella, está sufriendo por ti. No se que es el amor pero si observé odio de ella hacia mi. Y tal vez sea porqué te ama.—dijo Mahtob

Pedro sostuvo su mano y observó que llevaba el anillo de zafiro que le había regalado eso significaba que aceptaba el compromiso.

—Está bien hablaré con ella, pero no vuelvas a permitir que te humillen. Te prometo que jamás volverá a pisar nuestro hogar.—dijo Pedro

Mahtob lo abrazó fuertemente, era extraño pero él la hacía sentir segura, cuando debería ser todo lo contrario.