Matrimonio a Precio Fijo

Igor miró una vez más la tarjeta en su mano, se acercó más al coche para provocar.

— Entonces, señor Enrico, está usando nuestro certificado para cambiarlo por una tarjeta ilimitada, parece que soy muy valioso.

Enrico ya estaba acostumbrado a las bromas y provocaciones de Igor, ignoró eso y hizo una pregunta.

— Necesito ir a una reunión ahora, ¿te importa si vuelves a casa en taxi solo? Proveeré un conductor para ti en dos días.

— No me importa, siempre y cuando no tengas miedo de que me escape en medio del camino — le sonrió.

En realidad, a Igor le gustaba la libertad de conducir por sí mismo, pero no mencionó eso en frente de Enrico para no tocar sus heridas. Tan pronto como el coche se fue, Igor todavía se quedó de pie mirando la tarjeta que acababa de recibir, suspirando un poco emocionado.

Había vivido veinticinco años, los primeros siete años de su vida los vivió mimado y cómodo como el segundo hijo de la familia Rossi. El resto de su vida pasó de la soledad y la desesperanza, a estar acostumbrado a eso y luego a estar completamente descorazonado.

Igor estaba acostumbrado a ahorrar cuando no tenía dinero, pero estaba dispuesto a gastar cuando lo tenía. No estaba obsesionado con hacerse rico y era bastante indiferente a las posesiones de la familia Rossi, que otros valoraban tanto.

Pensar en eso no dejaba de ser irónico, acababa de entrar en la familia Moretti por error, su esposo era nada menos que Enrico Moretti, el jefe de esa familia, y sabía que cuando se corriera la noticia, muchas personas sentirían celos y muchas tendrían su acceso bloqueado y su pensamiento fue aún más lejos.

— Después de pasar tantos años sin desquitarme, ¿todavía madre e hijo se atreven a conspirar en mi contra?

Igor se burló, pero dejó de lado su mirada juguetona habitual, si era así como ellos querían actuar, no dejaría que esa historia se olvidara como siempre. Y en cuanto al final de mierda de ese sueño que había tenido, no permitiría que eso sucediera.

No tenía prisa por volver a casa, así que aprovechó para visitar algunas tiendas en el centro comercial. Regresó al país de forma repentina, y como decidió quedarse, necesitaba comprar algunas cosas personales básicas. Estaba acostumbrado a vivir solo y mantener sus cosas en orden. Compró todo lo que necesitaba y pidió que lo entregaran en la casa de Enrico.

Cuando salió de otra tienda, vio que su Whatsapp sonó, mostrando el mismo nombre de antes, lo que lo hizo recordar algo. Al contestar la llamada, Leonel descargó su furia.

— Hijo, ¿dónde te has metido? Casi me hago raíces esperándote en el aeropuerto.

— Lo siento, olvidé avisar que cambié temporalmente mis planes y no volví.

Leonel estaba prácticamente apretando los dientes en ese momento, si pudiera abofetear a su amigo a través del teléfono, pero como no podía hacer nada, decidió interrogarlo.

— Bien, pero ¿qué fue lo que cambió? ¿Acaso tu abuelo y tu familia ya no te están obligando a casarte?

— No, pero de hecho, estoy casado, en realidad me casé esta mañana.

Leonel se quedó helado por unos segundos al otro lado de la llamada, antes de desahogarse.

— Igor, ¿hay algo mal en tu cerebro? ¿Por qué te estás lanzando a tu propia tumba así? Hice lo que me pediste, investigué a ese tal Thales Moretti, es un playboy que pasa bebiendo y de juerga, no hace nada en la vida, no es alguien adecuado para ti.

— Leonel, cálmate, no me casé con Thales Moretti.

— ¿Eh? ¿Entonces con quién te casaste?

— Es una larga historia — no podría explicarlo en pocas palabras—. ¿Por qué no dejo que te lo explique cuando nos veamos?

— Tienes suerte de que pronto tengo que estar ahí por negocios, y entonces me lo vas a explicar todo en detalle — apretó los dientes y añadió—. Dejar tu carrera en el extranjero para regresar y casarte instantáneamente, Igor, eres realmente capaz.

Igor sonrió ante la regañina y la incredulidad de su amigo. Después de terminar la conversación, buscó un restaurante, ya que era tarde y tenía hambre. Encontró uno con una decoración elegante de dos pisos. Debido a la hora, casi no había clientes.

Eligió una mesa junto a la ventana. La parte de abajo estaba tranquila, pero se escuchaban algunos ruidos provenientes del piso de arriba, lo cual resultaba algo molesto. De repente, otro ruido llamó la atención de Igor y miró hacia el piso de arriba.

Quedó sorprendido cuando su mirada se encontró con la de otra persona que estaba en el piso de arriba. Era un hombre aparentemente de la misma edad que él, apoyado en la barandilla, observándolo de arriba abajo.

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