Una mujer saliendo de una segunda relación que resultó desastrosa para ella . Con hijos; con una buena profesion. Dispuesta a seguir adelante sola a como de lugar , se vera contrariada al conocer a cierto joven que hará hasta lo imposible para que lo deje ser parte de su vida . ..
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¿Cena? ¿Con él? ¿Ellos dos solos?- eran algunas de las preguntas que Killyam se hacía mientras caminaba hacia su coche luego de oír la charla entre Ángeles y Javi en la recepción del lugar.
Él se hallaba allí por casualidad, esperando la entrega de un paquete que necesitaba recibir esa misma tarde, cuando vio las puertas del ascensor abrirse, no dudó en colocarse en un rincón donde no pudieran verlo. Al ver a la mujer salir de aquel aparato una sonrisa se dibujó en su rostro por el solo hecho de volver a verla, pero esta se le borró de inmediato cuando el hombre que salía detrás de ella le tomó una mano, impidiendo que ella se alejara. Y peor fue cuando oyó que el sujeto le pedía una respuesta a su invitación a cenar.
Salió de su escondite, caminó con paso seguro hacia ellos, puso su mano sobre el brazo del sujeto haciendo que este soltara la mano de Ángeles. Luego la tomó por la cintura subiéndola sobre sus hombros como si fuera un cavernícola, y antes de darse la vuelta miró a Javi y le hizo una advertencia...
-¡No vuelvas a atreverte a poner tus manos sobre ella!
Luego se la llevó...pero eso solamente pasó en su imaginación
Killyam sacudió la cabeza, en señal de que hacer eso no sería buena idea. En lugar de actuar como su imaginación le pedía, siguió observando, hasta que escuchó que ella aceptó la invitación del sujeto. Hizo todo lo que pudo para oír con claridad al menos la hora de aquella cita. Porque aunque a él le pesará, eso era aquello, al muchacho se le notaba el interés por la mujer y Killyam llegó a temer que quizás a ella también le interesará el sujeto.
Pero como él no era un hombre de suposiciones sino de hechos, cuando escuchó que el chico le dijo que pasaría por ella... sonrió de lado.
-Allí estaré- dijo viendo como Ángeles salía del lugar y Javi regresaba al ascensor, seguramente para buscar su coche. Salió de su escondite y le pidió al muchacho de la recepción que si traían su paquete se lo hiciera enviar a su departamento.
Sin decir nada más, corrió por las escaleras para llegar hasta su coche, cuando estuvo en el estacionamiento vio que ya no quedaba nadie allí y rogó que Ángeles siguiera afuera esperando un taxi.
Le dio marcha al vehículo, salió rápido mientras veía hacia todos lados. Hizo un par de cuadras por donde sabía que ella solía caminar mientras esperaba y nada que la veía. Se detuvo en el semaforo; pensando que habia perdido su oportunidad, de repente la vio salir de una pasteleria y la esperanza regresó. Buscó donde estacionar y caminó hacia ella que estaba sentada en un banco mientras esperaba.
-Hola, preciosa- le dijo y ella lo miró ladeando la cabeza.
-Hola- le respondió para luego desviar su mirada hacia la calle mientras rogaba que pronto llegará un taxi. Sin dudas el hombre junto a ella la ponía nerviosa.
-¿Quieres que te lleve a tu casa?- preguntó sonriendo aunque ya conocía la respuesta.
-No. Gracias. Estoy esperando un taxi- le dijo ella sin mirarlo.
-A, ok. Entonces... ¿Puedo acompañarte mientras esperas?- le dijo, la mujer se encogió de hombros, él lo tomó como un sí y se sentó junto a ella.
El silencio reinaba, él esperaba que ella fuera quien hablara primero...
-¿Qué quieres?- interrogó ella.
- Nada- le respondió él.
-¿Por qué me sigues entonces?-Le preguntó Ángeles girando su cuerpo de lado para poder verlo mejor y se arrepintió de haberlo hecho... el hombre era un adonis.
-Mmm...- él se detuvo a pensar su respuesta- porque me gustas.
Aquellas palabras dejaron a Ángeles sin reacción, el hombre a su lado le había dicho que ella le gustaba.
-Me gustas mucho- continuó él mientras le quitaba un mechón de cabello y lo ponía detrás de su oreja- ¿Está mal?
- Sí- respondió la mujer casi en un murmullo- usted no me conoce y yo tampoco lo conozco a usted...- Killyam la miraba esperando sus siguientes palabras- además...
-Eso se arregla fácil...- le interrumpió y ella no pudo evitar verlo directamente a los ojos y como un acto reflejo mordió su labio inferior- permíteme conocerte- le dijo mientras acercaba su rostro al de la mujer y ella sentía que el corazón se le iba a escapar del pecho en cualquier momento.
Lo tenía cerca, muy cerca, demasiado cerca, mucho más que en la mañana dentro del ascensor. Podía sentir su respiración tan cerca que si no hubiera sido porque ella estaba reteniendo la suya, amabas respiraciones se hubieran vuelto una sola.
Él moría de ganas por besarla pero sabía a la perfección que aún no era el momento. Creía entender por todo lo que ella estaba pasando y no quería forzarla a nada, así que juntando toda su fuerza de voluntad se alejó de ella, volviendo a su posición inicial
-¿Qué me dices? ¿Me dejas conocerte?- le preguntó una vez más.
-Lo siento- le dijo ella poniéndose de pie- ahí llegó mi taxi-la mujer caminó hacia el vehículo sin voltear para verlo y Killyam agradeció que no lo hiciera, pues de haberlo hecho hubiera visto la sonrisa de satisfacción del muchacho al darse cuenta de que a ella no le era para nada indiferente su cercanía.
El muchacho se quedó allí mientras la veía subir al taxi pero se incorporó rápidamente al recordar cuál era su objetivo principal, corrió hasta su coche y siguió el taxi a una distancia prudencial. Luego de casi media hora de viaje el taxi se detuvo frente a una bella casa de tejas rojas y fachada antigua, ella se bajó allí y entró en la casa.
-¡Genial!-dijo Killyam- mañana a las ocho- terminó de decir y tomó rumbo a su departamento, ya tenía planeado como asistir a aquella cena, a la cual no estaba invitado pero tampoco podía faltar.
Una vez dentro de su casa Ángeles se dejó caer en el sofá de la sala, llevó las manos a su cabeza y comenzó a masajear su cuero cabelludo, esa acción le permitían relajarse. Cerró los ojos inhalando y exhalando varias veces permitiéndole a su cuerpo distenderse.
Las niñas llegaban más tarde pues luego del colegio irían con Darío al cine y a cenar, por eso ella había comprado en la pastelería un tiramisú y un lemon pie para cuando sus hijos estuvieran en casa.
Luego de casi una hora de absoluta calma, fue a su habitación, puso a llenar la tina, le colocó unas esencias aromáticas para luego sumergirse en un baño tranquilizador y reconfortante.
Se hallaba sumergida en el agua, con su mente en blanco hasta que...la imagen de aquel muchacho de ojos verdes se le presentó sonriendo, ella sonrió y comenzó a hablar consigo misma...
"No se puede negar que es muy guapo, sus ojos, su rostro y su cuerpo tan... tan... masculino"
"¿guapo?- le dijo su conciencia- ¡ es un ángel!¿que digo un ángel?¡ Estás igualito a un dios griego...a mi no me importaría ir al infierno por él.
"¡Por favor!- se recriminó- ¡es mucho más joven!"
"Casi como Javi y vas a cenar con él "- le recordó su conciencia.
"Pero Javi solo es un compañero de trabajo y..."
"Y no por eso deja de ser un hombre que también está interesado en ti"
"Es cierto... pero yo no quiero nada con él- respondió- y debo dejarlo claro"
"Y... ¿que hay del adonis?
"¿Killyam?- se preguntó y sonrió al recordar lo atrevido que era- es divertido, un poquito lanzado pero..."
"Pero él si te gusta"- afirmó su conciencia
"Me gusta...¿a quien no le gustaría un hombre así? pero como ya dije, soy una mujer adulta que no va a caer ante esa tonterías con las que él pretende hacerme caer." afirmó Ángeles para luego prepararse a esperar la llegada de sus hijos.