Irika Bilbao es una hermosa muchacha que oara llegar a Estados Unidos, tuvo que viajar vestida de hombre, pues en el barco donde iba de polizón, existían rumores que las mujeres eran sometidas y obligadas a bajezas, todo por conseguir el famoso ''Sueño Americano'', tras la muerte de su mejor amigo, entra al programa de protección de testigos.
Constantine es un capitán de la Policía de Miami, viene de una familia de tradición policiaca y militar. Su novia es asesinada por miembros de una pandilla de ilegales y ahora busca venganza.
¿Qué pasará cuando este par se conozcan?
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Protección a testigos.
Irika contó todo el horrible momento que vivió, contó como Patricia rogó para que no les hicieran nada.
Mientras ella relataba los hechos, Constantine recibía una llamada del hospital a donde fue llevada Patricia.
- Lamento decirle que la señorita Giorgius acaba de fallecer. - fueron las palabras de la voz al otro lado del teléfono.
Constantine apretó los ojos, sabía que el buen corazón de su novia, le causaría problemas algún día, no obstante, esta vez, fue a causa de él.
- Capitán Lamprou, el testigo informó que uno de ellos, el que parece ser el líder le dijo a su novia que usted era el culpable. - le informa el oficial a cargo de tomarle la declaración a Irika.
Constantine se levantó y llegó al pequeño cuarto donde permanecía la morena, con la morada perdida.
- Repíteme lo que dijo ese maldito. - escupió la orden.
Como pudo, volvió a repetirle aquellas nefastas palabras. La ira se formó en la cabeza del hombre, quería acabar con sus propias manos a esos malnacidos.
- Quiero que este chico entre al programa de protección de testigos, él es la pieza clave para dar con esos hijos de puta. - ordenó, como sabía hacer.
- Entendido, capitán. - dijo el joven policía.
El hombre de ojos marrones, sacó su móvil del pantalón y marcó un número.
📱- Necesito que pongan bajo mi protección a un testigo. - dijo.
- ¿A quién si se puede saber? - pregunta la voz del otro lado.
- Al chico que estuvo presente cuando unos malditos atacaron a Patricia y a sus empleados. - dice.
- Dalo por hecho, debemos vengar su muerte, por honor a la familia. - dijo su tío Luke.
Una vez terminada la llamada, espero alrededor de media hora, cuando uno de los oficiales encargados del caso, le dijo que podía llevarse al muchacho.
Esa eran las ventajas de pertenecer a los altos mandos de la policía. Solo era pedir y podía obtener favores.
Sabía que la familia de su difunta novia, exigiría venganza, su muerte no podía quedar impune.
........
- Esta será tu habitación, no puedes salir del departamento ni para sacar la basura. - le dijo.
La chica no mostró emoción alguna, solo asintió y entró de lleno a la habitación. Observó todo en silencio, pensó que a Joao le hubiera gustado tener una habitación así. Tenía una cama King, un closet gigante, una ventana que daba la vista de la playa, un sofá que se veía cómodo, con una bonita mesa de centro y paredes color turquesa y blanco.
Una lágrima silenciosa se deslizó por su mejilla, aún no se comunicaba con Doña Manuela para decirle lo sucedido, no tenía el valor de enfrentar la realidad.
- En la cocina hay todo lo que necesites, yo casi nunca vengo, así que siéntete como en casa. - le dijo Constantine a sus espaldas - Este es mi número privado, el teléfono está en la sala, me llamas si necesitas cualquier cosa, ¿me escuchas jovencito?
Irika se dio vuelta y lo miró con sus grandes ojos negros.
- Si señor. - fue todo lo que dijo.
En la oficina de policía, habían supuesto de que era un chico, así que ella no los sacó de su error y dio el nombre de su padre.
- Entonces nos vemos, trata de descansar, en el baño hay toallas. - le dice antes de salir de la habitación.
Una vez sola, se dispuso a sacarse la ropa que le dieron en la estación, pues la que tenía antes estaba manchada de sangre.
Entro a la regadera y ya debajo de la lluvia artificial, lloró como niña pequeña, se hizo un ovillo en el frío piso, dejando todo el dolor salir. Su mente proyectó la mirada suplicante de su amigo para que no saliera de ese oscuro rincón, también recordó su infancia en Belén de Para, corriendo por las calles con Joao, detrás de los turistas para pedir monedas, se dio cuenta de que eran felices y no lo sabían.
............
El guapo hombre de ojos marrones, llegó a un bar con los retratos de los asesinos en su móvil, sabía de sobra que si había un lugar donde podía obtener información, era justo en esos lugares.
- Hola guapo, ¿te puedo acompañar y me invitas un trago? - le dijo la exótica morena de pechos redondos y grandes.
Constantine asintió, pidió al bartender una copa de vino para la mujer.
En ese mundo todos conocían a todos y todos sabían quién era Constantine Lamprou.
- Y dime guapo, ¿qué trae a un hermoso espécimen como tú a este feo lugar? - le pregunta la mujer.
- Eres directa, me gusta. - le dice con rostro severo, sacó su móvil y le mostró el retrato del que parecía ser el líder de la pandilla - ¿lo conoces? - preguntó.
- Me temo que no, guapo. - la mujer estaba siendo sincera.
Para desgracia de Constantine, los miembros de esa pandilla, solían ir a otros lugares, disfrutaban más de irrumpir en mansiones y divertirse con los pobres desafortunados que allí vivían.
Eran sádicos, parecían demonios sedientos de sangre, a los que les gustaba que sus víctimas suplicaran por sus vidas, eso los hacía sentirse como dioses.
Constantine salió del lugar con el enojo efervescente al no tener suerte y obtener la información que requería.
Volvió a su departamento entrada la madrugada, se asomó a la habitación donde se encontraba Irika, la vio sentada con sus rodillas pegadas a su delgado cuerpo, traía puesto una de las pijamas que Constantine le facilitó. La verdad es que le pareció demasiado flaco ese muchacho.
- Hey, chico, debes intentar dormir. - le dice de pie junto a la cama.
Irika levantó la mirada, se lo quedó mirando en silencio. Algo en la mirada de ese muchacho lo hacía sentir incómodo, pues eran unos ojos hermosos con tupidas pestañas.
- No puedo dormir, el rostro de mi amigo no sale de aquí. - tocó su cabeza.
- Te prometo que haré justicia por ti y por mí, sus muertes no quedarán impunes. - le promete.
El jovenzuelo, según él, solo asintió.
Unos minutos después, volvió a ingresar a la habitación con un calmante y un té de tilo. Irika se lo tomó sin rechistar.
.........
- Mira Iri, esta será la casa de Doña Manuela, ya la veo aquí en este jardín sembrando sus plantitas. - le dice su amigo.
Irika sonríe ante las ocurrencias de su amigo, en ese momento entra un hombre lleno de tatuajes, con un arma y sin mediar palabras dispara contra Joao quien se baña de sangre...
- ¡NO! - grita, la puerta es abierta con brusquedad, cosa que la hace arrinconarse en la cama.
- Hey, chico, todo está bien, estás seguro. - trata de tranquilizarla.
- El hombre de los tatuajes le disparó a mi amigo, no pude hacer nada. - dijo con lágrimas en los ojos.
- Tranquilo chico, ellos van a pagar. - vuelve a prometer.
- ¿Cómo le digo a Doña Manuela que su hijo murió? - pregunta, como quien busca una tabla de salvación.
- Si quieres mañana la llamamos y yo se lo digo. - sugiere.
Irika pronto niega con la cabeza - No, es algo que yo debo hacer. - dice, finalmente.
Luego de un rato, se vuelve a quedar dormida, el hombre de ojos marrones la observa dormir. De repente una inquietud invade su pecho, jamás ha tenido inclinación por el mismo sexo, pero este muchacho flaco y desvalido, le parecía sumamente atractivo. Sus rasgos finos, eran hermosos, echó fuera esos pensamientos, ¿cómo era posible que estuviera admirando la belleza en otro hombre?
¡El no era un marica!
es obvuo que alguiek del departamento de policia le ayuda a zeze
si duda de irika la perdera y puede que llegue otro y le de la confianza que el no le da por dios es su esposa por algo se caso con ella