Leya es obligada por su madrastra a casarse con el hijo de los Foster, Edgar.
El joven de 33 años se esconde del mundo después del engaño de su futura esposa.
Sin embargo Leya descubre la verdadera identidad de Edgar...
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3: Conociendo a Edgar Foster
Leya se fijó en la enorme casa mientras tenía a coco en brazos y el señor Foster bajaba la maleta.
La señora abrió la puerta y la invitó a pasar.
Leya entró, la casa estaba a oscuras. Parecía la boca de un lobo. Se fijó en las escaleras que eran lo único que decoraba la casa . El señor Foster cerró la puerta dándole un susto a Leya.
— Edgar, tu esposa ya está aquí!!- gritó la señora Foster—.
Leya se sintió en una película de terror. Siguió abrazada de coco y observó como una silueta se acercaba a la escalera.
Tragó saliva. Aún no podía ver quién era aquel hombre alto que bajaba lentamente las escaleras.
— Vaya madre, veo que no perdiste el tiempo.
—Edgar, ya lo habíamos hablado. El trato es seis meses, y si ni siquiera sientes de vuelta una pizca de vida en ti, no nos meteremos más en tus decisiones.
El bajó el último peldaño y ahí Leya pudo ver su rostro.
El era un joven hermoso.Leya lo miró sorprendida, lo único que había acertado era que tenía barba. No podía dejar de mirarlo, el se acercó a ella observándola y ahí ella pudo notar una cicatriz que pasaba por su ojo.
—¿Acaso la conseguiste trabajando en alguna esquina? -Dijo Edgar -.
Laya se enfureció y sin pensar le dió una cachetada.
— Ya veo porque estás a oscuras y sin salir de casa. Vive una bestia idiota que no es capaz de dar Gracias.
Edgar se tocó su cachete enfurecido.
Leya miró hacia la señora Foster qué igual que el señor Foster, estaban asombrados.
—¿Cuál será mi habitación?
— Si, sígueme.
Al pasar por al lado de Edgar este susurro entre dientes:
— Verás lo que es ser una bestia.
Leya al escucharlo se ruborizó.
Subió las escaleras siguiendo a la señora Foster .
La casa era hermosa aunque muy oscura.
Leya subió todas las escaleras y bajó a coco para que corriera.
— Esta será tu habitación.
Leya se fijó en la habitación que la señora Foster le señalaba.
Ella entró observando lo grande que era.
De toda la oscuridad era la única habitación con las ventanas abiertas y con rayos de sol entrando por el balcón.
También al lado de está habitación había un baño solo para ella.
Leya sintió que se podría acostumbrar a ello en esos 6 meses.
— Qué es eso?- dijo observando una fotografía en la mesita de luz -.
—Edgar a los 30. Cuando se ocupaba de la empresa y seguía haciendo lo que le gustaba.
La señora Foster empezó a llorar. Leya la llevó a sentarse en la cama.
—Perdona Leyla. Tú misma lo has dicho. Se ha convertido en una bestia después de su separación con Miranda.
—¿Todo por qué lo engañó?
La señora Foster saco un pañuelo de su bolsillo.
—No solo lo engaño con otro hombre sino que ese hombre era su primo. Él lo traicionó en los negocios y se acostaba con ella incluso el día de su boda. Toda esa alegría desapareció al ver a los dos en la cama unas horas antes de su casamiento. El era risueño, divertido, apasionado por la vida... —Exclamó— Lamento que no lo puedas conocer así.
Leya puso su mano en el hombro de la señora Foster.
— No sé preocupe Señora Foster, intentaré que vuelva a ver a su hijo de esa manera.
La señora Foster sonrió .
— Gracias Leya, pero dime Juli, Juliana o mamá. Eres mi última opción en esto.— la abrazó—.