Solo Mía.

Sara como siempre se levantó temprano, se bañó, lavó su cabello negro largo, lo secó y se hizo el típico rodete bajo. Puso crema en su rostro sin maquillaje y desayunó cereales , frutas y jugo.

Mientras desayunaba sus pensamientos volaron al día anterior. Pensó que el " Príncipe Dorado" le molestaba ..intrigaba...demasiado con su presencia cercana. Decidió el recurso básico para alejar su presencia , la indiferencia total y absoluta . No lo miraría en toda la jornada. No levantaría sus ojos al escritorio vidriado ni por casualidad. Si llegaba a tropezar con él, le saludaría de manera cordial y distante : " Buen día Señor".

Miró con amor y nostalgia el cuadro de las dos mujeres importantes de su vida , Magdalena su abuela, Maria, su madre y repitió mentalmente: Estoy bien. Ayer fue solo una colaboración de trabajo. Todo está normal en mí vida. Solo nosotras.. siempre fue suficiente..

Enjuagó los platos, apagó las luces , se colocó el horrible par de anteojos y sus zapatos bajos y salió decidida de su departamento rumbo al trabajo.

Marco se despertó estirándose en su cama matrimonial y pasó al baño. Dejó correr el agua sobre su musculoso cuerpo mientras recordaba la conversación de su madre. ¿Que locura esa de insistir en el matrimonio? Tuvo que tranquilizar a Zulema Donatti, diciendo que sí, que ya le avisaría sobre el día que podría recibir a la tal Vanesa, hija de unos amigos de sus padres empresarios. Que estaba recién enterándose de tareas de la empresa y conociéndo al personal.

Y de pronto recordó la boca de Sara sonriendo. Recordó sus labios y el movimiento de su trasero. Y con esas imágenes tomó su café de la mañana.

Ya la estoy derritiendo, pensó. Hoy seguro me mirará y me sonreira otra vez. Pensó en lo juntos que estuvieron en el ascensor y en el suave olor a jazmín. Me agachare y le tocaré cómo sin querer las piernas... ¿Qué piernas ?..¿cómo serán ? ¿Serán defectuosas o chuecas?.

Llamó por celular a Rafael .

_ Rafa. Quiero un cambio en el plantel de la empresa. Uniformes. Pollera ajustada hasta la rodilla y camisita corta y escotada para las mujeres.

_¿Uniformes ? Consultaste con tu padre ? _ dijo aún dormido Rafael.

_Son mis desiciones. Estará de acuerdo Urgente, para mañana a más tardar.

_ Okey, okey jefe. ¿Y los hombres ?

_¿Que hombres ?

_ ¿El uniforme para los hombres?.Color, características, etc.

_ Los hombres pantalón y camisa no muy ajustada al cuerpo y corbata. Colores de oficina, usuales.

_ Okey, ¿motivo?-- dijo Rafael.

_Un ambiente más profesional--dijo. Y sonrió con su sonrisa ladeada de gato en celo.

Se puso su camisa, corbata y se miró al espejo. Perfecto,-- se dijo. Sonrió a su imagen dorada y pensó, ahora verás Sara.

Bajo al parqueadero , subió a su deportivo y se fue al trabajo.

Cuando salió del ascensor Marco Donatti abarcó todo el local. Allá estaba su mojigata trabajando como una poseída. Algún idiota había cambiado su mesa más atrás y ahora miraba hacia la oficina del gerente. Todo el personal le saludó en coro y se pararon respetuosamente. Ella también se paró pero no lo miró.

_ ¿Que diablos pasa acá ? --se preguntó intrigado. Caminó hacia la mesa de Sara y saludó :

_¡Buenos días Sara!

Ella lo miró brevemente y con indiferencia le contestó:

_ Buenos días señor.

No tuvo más remedio que entrar a su oficina y sentarse.

Analizó la situación . Ella me está rehuyendo, pensó. Pero , ¿porqué? .Tiene un amante y anoche tubo sexo ardiente y está completa y satisfecha.

_ Rafa, escribió en su laptop. Informe completo de la vida de la señorita Sara.

_ ¿La Sara de ayer?

_ Si. La misma carajo.

_ Pero, ayer te escribí lo que sabía..

_Averigua más. ¡Se acuesta con alguien!.

_ Jefe, es soltera. Se puede acostar con quién quiera.

_ Averigua y rápido.

Qué diablos pensó Rafael. Y comenzó a averiguar con algunos compañeros disimulando el interés preguntando por la vida de otros antes de abordar la de Sara.

_Nada nuevo. Salgo--escribió en la computadora. Voy al edificio donde vive-

_Ok.

Marco Donatti, estaba intrigado.

Empezó a generar su táctica. Otra mujer en mí despacho le llamará la atención, se dijo.

Levantó el intercomunicador.

_Gerente de Marketing, por favor.

La Señorita Bela, se levantó asombrada. Retocó su maquillaje que ya era excesivo y salió bamboleando caderas al despacho de su nuevo magnífico jefe.

El jefe observaba el lugar de Sara.

Todo el personal movió la cabeza para ver a Bela avanzar cautivadoramente al despacho menos la mojigata.

Marco miró la mujer que llegaba súper maquillada y con fuerte perfume y le brindó una cautivadora sonrisa.

_ Bela verdad? Tome asiento y cierre la puerta por favor.

Preguntó sobre el equipo, los trabajos que están haciendo, los resultados de campañas pasadas.

La dejó hablar mientras miraba al sector que le interesaba y de tonde solo veía una cabeza enfrascada en papeles y en la computadora.

_ Okey, okey, señorita Bela. La felicito. Ayer estuve mirando al pasar una propuesta sobre la campaña del utilitario italiano y con una visión sociológica creo que hay cambios que hacer. Me gustaría que busque si necesita entre el personal quien en esa área pueda ayudarla. Revise el proyecto y traigame sus conclusiones.

_ Cómo usted ordene señor. Muchas gracias. Me abocare personalmente al tema.

Despidió a Bela y llamó al gerente. Abrió la ventana para que el aire fresco lleve el perfume cargado de esa mujer.

Llego el gerente.

_La señorita Bela revisará el comercial del utilitario. Probablemente necesite ayuda del personal de otra área. Está autorizada.

_Claro, señor Marco. Cómo usted ordene.

Esperó en vano el movimiento de Sara integrándose al sector de Marketing. Nadie la llamó.

Vió revuelo en el equipo de Bela. Ella daba órdenes y revisaba con su equipo el proyecto.

Más tarde Sara se levantó. Cruzó frente a su despacho pero ni miró. Fue hacia el pequeño bar del salón, retiró de la heladera un sándwich de miga y un café y volvió a su mesa.

Sara trató de no mirar al despacho del tigre dorado. Despegó el film del sándwich de pan integral y queso y empezó a comer con placer.

Y entonces lo vió frente a ella.

_Perdón Sara,--dijo él. Y se agachó y ante su asombro, le acarició con sus manos la comisura de la boca.

_ Tenía una miga en los labios-- dijo . Y siguió su camino.

Maldita sea, pensó Sara. Porque no comí en el maldito bar.

En realidad Sara estuvo la mañana entera viendo por el rabillo del ojo, el movimiento del tigre.

Tampoco le pasó desapercibida la llegada triunfal de Bela al escritorio del jefe. Su ajetreo después con todo el equipo. La llegada del gerente, en fin.

Su indiferencia era una postura que le funcionaba aparentemente.

Ella había llegado temprano y girado su mesa hacia la oficina del gerente. Por la iluminación, le dijo a su compañero de trabajo. Y le mostró sus gafas.

Nadie se acercó a ella y el jefe se mantuvo alejado hasta que le vió con la boca sucia. Gracias a Dios se fue rápido otra vez.

Rafael llamó a Marco.

_Nada Marco. Vive sola. No recibe visitas.Sale a correr por el parque o pasea perros los fines de semana. Hace compras de verduras y frutas en una feria local. Ah y visita el asilo todos los domingos.

_¿El asilo ?¿ Que familiar tiene allí.? .

_ Nadie. Estaba la abuela pero ya murió.

El encargado me dijo que la señorita Sara lee a los ancianos.

_Okey.

_Que pasa con esa mina, dijo Rafa .

_Nada. Me intriga. ¿Y los uniformes?

_ llegarán al final de la jornada.

_ Okey dijo. Me voy a casa.

Salió del escritorio sin mirar a Sara.

Bela le pregunto :

_Señor, ya se va?¿ El informe?

_ Mañana a primera hora Bela.

El tigre se fue y Sara se tranquilizó.

Le llegó un paquete al escritorio.

--¿Y esto ? preguntó.

_ Nuevos uniformes. Uso obligatorio. Dijo el gerente. Necesitamos presencia más sobria en la empresa.

¿Mira vos ? El Príncipe Dorado y sus cambios-- pensó.

Juntó sus cosas justo a tiempo del final de la jornada.

_ Todo está normal en mí vida, --pensó Sara. A pesar de esos ojos y esa mano tocando sus labios.

Marco Donatti, llamó a su madre.

-- Mañana podré atender a Vanesa,-- le dijo.

_¡Gracias hijo ! --dijo su madre con alegría.¿ A tu casa hijo?

_No mami. En el trabajo a las 10 en punto. Besotes.

Sus manos teclearon el volante mientras recordaba la boca jugosa de Sara entre sus dedos.¿ Piernas torcidas? Veremos...