NUESTRO SECRETO

Era sábado por la noche y Emilia estaba terminandose para salir. Se puso un vestido negro de lurex con un escote muy sexy que relucia gran parte de sus pechos. Zapatos negros de taco aguja, soltó su pelo, se maquillo y estaba lista para irse. Justo a tiempo, ya que Nicki ya estaba afuera haciendo sonar la bocina del carro.

-Wow amiga. A quien quieres matar?

Emilia dio una vuelta para que su amiga viera su look y se subió al coche.

-Me dirás que ocurre contigo y el jefe?. - pregunto Nicki.

Nicki, quién estaba al tanto de la relación de su amiga y el CEO, sabia que algo no estaba bien entre ellos.

-No lo sé. Solo no responde a mis llamadas. Ya sabes. No lo sé. Solo porque abrace a Ethan, puedes creerlo? Es Ethan.

-Si sabe que nuestro querido y galán amigo es gay, verdad?

-No lo sé Nicki. Solo que se comporta extraño. Y la verdad es que no me gusta para nada ese comportamiento.

-Son celos. Créeme.

Emilia se echó a reír. Las chicas llegaron al Lux y se dirigieron a la barra por tragos.

-Por beber hasta morir. - Nicki levanto su chupito de tequila para brindar.

-Salud, amiga. -Levanto el chupito Emilia.

Las chicas se dirigieron al centro de la pista riendo y bebiendo. Luego de un momento, Nicki le dijo:

-Vuelvo enseguida.

-Oye, debes decirme a donde te escapas siempre que salimos. Ya sabes. -dijo Emilia riendo.

Nicki hizo gesto de silencio y se fue riendo. Emilia siguió bailando sola. Luego se dio vuelta y la historia se repite: Cayó en los brazos de un hermoso hombre de ojos grises.

-Avísame si quieres que te pague un seguro de vida más eficiente. - dijo Matteo.

-Que chistoso. -dijo ella. -Que quieres?

-Saludarte.

-Oh, así que te enojas, ignoras mis llamadas durante 2 días y ahora te apareces como si nada a saludarme.

Matteo agachó la cabeza sonrojado.

-Queria decirte que estas preciosa esta noche.

-Gracias. -respondió ella.

-Es algo... Sexy y... provocativo. -Dijo, frunciendo el ceño.

-Matteo, viniste a hacerme otra escena?

-Emilia.. Yo, debo hablar contigo. Es... Importante.

-Pues dímelo.

-Aquí no. Ven a sentarte.

Emilia siguió al muchacho. Ambos se sentaron en un sofá.

-Emilia. Es... Es difícil para mí decirte esto.

-Que ocurre?

-Emilia... Te amo.

-Que dices?, Lo siento. no oigo nada.

Matteo sonrió y se acercó más a la chica, y susurrandole al oido, le dijo:

-Que te amo. Te amo desde que chocaste conmigo en ese cementerio. Te amo desde que supe que eras Emilia Megceza. Te amo desde que preferiste comer una pizza en lugar de un restaurante caro... Te amo desde que comimos una hamburguesa en una plaza de París. Emilia... Te amo desde que te besé por primera vez... Desde que me robaste la primera sonrisa... Desde la primera vez que hicimos el amor.

En cada momento supe que te amaba, cada vez más. Emilia Megceza, Te amo.

Emilia se alejó y lo miro con lágrimas en los ojos. No podía creer lo que había escuchado. Ella se quedó sin palabras.

-Emilia, en este momento me siento un idiota. Por favor dime algo. -Dijo Matteo riendo con ojos llorosos.

-Matteo. Yo también Te amo. -Respondió ella.

La chica lo abrazó y besó sus labios con ganas. Te amo, te amo. Seguía repitiéndole.