Voluntades Inquebrantables

– Si Valian dice que ya les ha dicho todo, así debe ser –. Enfatizó mi padre con un tono enérgico.

El oficial Lowen, lo miró con desdén.

– Buenas tardes Comandante Héctor –. Saludó el oficial de ojos grises.

– Comandante General, joven Fritz –. Corrigió en un tono sombrío mi padre.

– Usted no pertenece a nuestro cuerpo, así que evitemos las formalidades, Comandante Héctor –. Aclaró el oficial Lowen con una mirada burlona.

La atmósfera se puso tensa, que se podía cortar con una cuchillo de papel.

– Al diablo con todos, dejen de matarse con las miradas. Doctor, le asegu...

Una vez más sentí el punzón desde el fondo de mi ser. Me agarré con fuerza mi pecho, y comencé a toser con dificultad.

"Mierda... otra vez". Mi capa volvía a estar repleta.

Mi madre se puso tensa y corrió a mi lado. El doctor activó su voluntad, sus ojos se volvieron de un brillo etérico violeta. Los oficiales se miraron con expresiones burlonas. Mi padre abrió sus ojos con preocupación, y también corrió junto con mi madre.

El dolor en mi alma estaba creciendo, se estaba volviendo insoportable.

Con dificultad me arranqué las agujas que conectaban con los sueros. Salté de la cama, empujando a todos, salí de la habitación y corrí por los pasillos con la sangre que comenzaba a gotear de mi nariz con lentitud.

El dolor se propagaba con una velocidad espantosa. Caí de rodillas cerca de la puerta del hospital, gateé como pude, y al salir, trazé un corte horizontal con mi mano izquierda, y con mi voluntad aún apagada, produje una hoja de aire de al menos unos cuatro metros de ancho.

Luego de aquello, sentí como el dolor se apaciguaba, dejando tras de sí la incomodidad de la sangre en mi rostro.

No me desmayé, ni tampoco me quedé sin esencia, solo había gastado la mitad de la esencia almacenada en la capa.

"Ufff... no activé mi voluntad, pero aún así, pude usar el viento". Eso me causó mucha gracia.

– Jajaja... vaya vaya, eso sí es nuevo –. Me dije a mí mismo, sin darle importancia a las miradas asustadas de los enfermos y sus ayudantes.

– ¡Que miran!... ¿Acaso no han visto a un portador de voluntad o qué? –. Fui grosero, pero la verdad ya no me importaba.

Me sentía como si hubiera llegado a la cima de una gran montaña.

– ¡Valian! –. Gritó con preocupación mi padre.

– Ves padre... te dije que estaba bien. Solo salí a tomar aire fresco –. Le dije con una amplia sonrisa de triunfo.

– Pero si hace un sol aterrador –. Dijo con con tono dramático, mientras me miraba como si estuviera loco.

Los oficiales aparecieron detrás de él, y sacaron unas esposas con unas runas grabadas en ellas.

"Esposas selladoras".

Me levanté y los miré con ganas de desollarlos vivos. Sus intenciones ya ni siquiera era necesario sentirlas, pues sus sonrisas maliciosas eran suficiente evidencia de ello.

– ¡Valian Voltwar! Estas bajo arresto por el intento de homicidio –. Dijo el hombre con los ojos grises.

– ¡¿Qué... ¿Cómo que intento de homicidio? –. Pregunté con sorpresa.

"Ahora si estoy confundido".

– Intentaste matar a Mark Fronken, quien ha puesto una demanda en tu contra, además, ha presentado evidencias de ello –.

"Mark... otra vez tú".

No me opuse cuando me agarraron con brusquedad y me pusieron de rodillas. Por otro lado, mi madre activó su voluntad lista para evitar mi arresto, sin embargo, mi padre la detuvo.

Converso con ella, y la abrazó. Ella se volteó y me dijo: – ¡No te preocupes Val, haremos lo posible para librarte de esta –.

– No te preocupes madre, me las arreglaré como siempre –.

No podía contener la alegría ni las ganas de reírme por la graciosa situación, así que, no me contuve.

Y solté una risa desquiciada.

***

Han pasado varias semanas, y aún seguimos aquí metidos.

Estella tenía el rostro pálido.

"Aún debe pensar que Valian está casi muerto".

– Tranquilízate Estella, ya nos han dicho que Valian esta vivo, además esto será temporal –. Le dije para tranquilizarla, pero ella solo se limitó a taparse la cara.

"Valian, más vale que te recuperes".

– Joven Maestro, el muchacho ha despertado sin desmayarse esta vez, hubo un pequeño percance, pero no hay nada más allá de eso. Ahora el está bajo custodia, por intento de homicidio, pero primero deberán hacerlo testificar para vuestra pronta liberación –. Explicó el hombre que custodiaba nuestra habitación.

"Por fin, ya era hora, estar metido aquí es agitador. No he podido ver el sol por mucho tiempo".

– Mi padre fue estricto, pero fue lo mejor, peor era estar metidos en las cárceles de los Voltwar, eso sí sería una auténtica pesadilla, ¿no crees Estella? –. Ella parecía estar cobrando vida por la repentina noticia.

– Jamás en toda mi vida he estado encerrada, pero tienes razón es mejor estar aquí –. Respondió ella sin entusiasmo.

– Siempre hay una primera vez para todo –. Dije sonriendo.

Ella me devolvió una mirada espeluznante.

***

Me hicieron vestir con una ropa formal, una camisa blanca con rayas azul marino; un pantalón de vestir negro, y unos zapatos negros de punta; y una corbata a juego con la camisa.

El sistema legal es manejado por la tercera familia, los Brown. El juez, Wong Brown, que hiba a dictar la sentencia en caso de haber evidencias en contra de Estella y mi persona, sería él quien escucharía mi versión de la historia, para dictaminar su decisión.

El juez tenía al menos unos 70 y algo, además, casi todo su cabello era canoso, sus facciones arrugadas y unos ojos miel, fríos y calculadores.

– Damos inicio a esta audiencia –. Dijo el juez con una voz granulada, mientras golpeaba con un martillo de madera el estrado.

– Escucharemos primero los testimonios de los acusados –. Dijo aquel que hacía de fiscal.

– Su señoría, permitame presentarme, soy Richard Solaris, segundo Hijo del Rey Lionel Solaris y la reina Renata Solaris. Hoy 28 de abril doy mi testimonio: el día...

– Objeción su señoría –. Valain alzó la mano.

"¿Y ahora qué? Cállate, idiota no diré nada de tu idea".

Traté de hacerle señas para que me dejara hablar, pero fue en vano.

– Realmente no es necesario nada de esto, después de todo, yo soy el afectado, y la verdad no levantaré ninguna denuncia, ni tampoco permitiré que se los enjuicie solo por la ley –. Argumentó Valian con una sonrisa sarcástica.

– Niño insolente, esta audiencia es para poder defender tus derechos, así que, toma asiento y guarda silencio –. Gruñó aquel fiscal.

— Oh... Siento ser tan desconsiderado con mis propios derechos, pero me importa un pepino. Solo quiero acabar con esto pronto, más tarde tengo un juicio que ganar, además, estoy seguro que usted su señoría, debe estar cansado para su edad, así que lo diré fuerte y claro para que incluso un ignorante lo entienda - miró al fiscal - ¡Yo Valian Voltwar testificaré que Richard Solaris y Estella Fronken soy inocentes, lo que sea que me haya pasado es cosa mía y no de ellos¡ —. Aclaró Valian mientras sonreía con malicia.

"Ja... este idiota es un ¡LOCO!"

— El hecho de que la víctima haya declarado que no desea proseguir con la audiencia, ni tampoco levantar cargos en contra de los acusados, se procede a dar el veredicto: Los acusados Richard Solaris y Estella Fronken, acusados por intento de homicidio, son declarados inocentes. Se cierra el caso —. Declaró el juez Brown.

"Aunque él no haya abierto la boca, igual saldríamos inocentes, pero con más problemas".

Después de que salimos de la sala de audiencias, me acerqué a Valian, él cual estaba esposado.

– ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué ahora estás esposado? –. Pregunté confundido.

– ¿Ah esto? No te preocupes, solo será temporal. Alguien ha buscado venganza por haberlo humillado –. Respondió Valian, con un tono despreocupado, casi parecía que no tenía temor de ser encarcelado.

– Fue Mark ¿verdad? –.

– Acertastes amigo mío, tu ocúpate de estar listo, mañana tenemos mucho de que hablar –. Su voz sonaba confiada, y muy humorística.

Solo se me ocurrió la idea de que él ha logrado su objetivo.

"Si lo ha logrado, entonces, esto es historia".

***

La nueva audiencia empezaría en una hora. Richard y Estella se veían bien, no parece que la hayan pasado mal, mi madre fue rápida para ponerlos bajo custodia. Aunque estoy seguro de que ella hubiera preferido tenerlos en sus dominios.

Mis padres no estaban muy felices de haber testificado la inocencia de ellos, pero es lo mejor.

Ahora estaba con ellos dentro de mi celda.

– Valian, no digas nada está vez, deja que nosotros nos ocupemos del caso, este si es más grave. No quiero ver a mi hijo encerrado ¿Entendiste? –. La voz de mi madre sonaba angustiada.

Es raro verla a ella así, de por sí, ella es muy orgullosa. Más bien todo este tiempo la he visto ser frágil como una flor de cristal.

En cuanto a mi padre, el se podría ver sin emociones, pero sus puños apretados me decían lo contrario.

– Si madre, he entendido. Esta vez mantendré la boca cerrada –. Respondí con la cabeza agachada.

– Levanta la cabeza, un Voltwar no debe dejarse intimidar ni tampoco humillar –. Declaró mi padre con su habitual tono sereno y profundo.

– Si padre es...

El sonido del golpeteo de la puerta nos sacó del momento, y la rendija se abrió de golpe, y los ojos avellana de Mark se fijaron en mí.

– Estas acabado Valian, mis disculpas para ustedes señores Voltwar, pero su hijo debe pagar el precio de haberme tocado –. Dijo sombríamente.

– ¡LARGO DE AQUÍ! – . Rugió mi madre.

Mark se se fue mientras que por el pasillo se oía su sonrisa retorcida.

"Este me las pagará".

Pasada la hora nos convocaron para la audiencia. Todos estaban en sus posiciones, el mismo fiscal de la audiencia anterior los mismo abogados, y un testigo nuevo que estaba de mi parte. El maestro Lukas Solaris. El aceptó con sinceridad testificar lo que él ha visto se día.

Pero todavía no llegaba el juez.

Solo para que unos segundos después, entrara un hombre vestido con una bata negra que llegaba hasta el suelo, y unos libros que llevaba sujetos con su mano izquierda.

Se sentó en el puesto del juez, solo ahí me di cuenta el porqué había dicho que estaba acabado. El hombre tenía cabello rubio ordenado, unos lentes rectangulares y detrás de ellos unos ojos carmín, que parecían iluminarse con la luz de la sala.

"Otra vez los Solaris, un maldito Solaris".

– Disculpen por mi intervención en esta audiencia, pero él juez anterior está muy cansado, por lo que haré yo de juez ponente –. Anunció con un tono sarcástico.

Mire a mis padres, que también estaban tan sorprendidos como yo, y es que este juez es el segundo juez del Consejo de jueces del Reino del Sol.

Y su poder, era casi comparable a la del maestro Lukas.

Hizo sonar su martillo en el estrado, y dió inicio a esta audiencia de juzgamiento.