Latentis

Las doncellas pasaban cerca de los nobles ofreciéndoles copas de vino tinto, el suave aire entraba por los balcones que tenían sus ventanas abiertas mientras que los hombres y algunas mujeres formaban sus grupos y comenzaban a hablar entre ellos.

Mientras que Daphne se juntó con su madre y las reinas de los otros reinos, entre ellas estaban las hijas de dichos reinos que quedaron asombradas al ver el vestuario de Daphne de cerca.

—Su vestido es tan hermoso, donde lo compró—pregunta la princesa hada 

—Gracias, pues la verdad este es un regalo—dice Daphne sin más

—Es un placer, entiendo se nota que usted tiene buen gusto para vestirse—dice la princesa Hada

—gracias alteza—dice Daphne 

El baile estaba a punto de comenzar los anfitriones que en este caso son los reyes serían quienes abrieran el baile junto con el príncipe heredero y ahora el nuevo príncipe Arthur.

Las hijas de los nobles al ver que Arthur no tenía pareja de baile, comenzaron a sonreír y a posar para que el chico las eligiera, Arthur se acerca a donde están ellas, pero, en cambio, de escoger a una de las chicas se acerca al grupo donde están las damas más importantes de los reinos.

—Sus majestades me permiten robarme a la princesa Daphne—estira su mano hacia Daphne 

—No hay problema—dicen las damas incluso la madre de Daphne le da un empujoncito para que vaya 

Daphne toma la mano del chico este con pasos lentos la guía hacia la pista de baile, como la música ya había empezado de una comienzan a moverse al ritmo de la música.

—Todos nos ven—dice Daphne 

—Tú crees—pregunta Arthur 

—Si nomas mira como esas señoritas nos ven—dice Daphne moviendo los ojos hacia la dirección donde las chicas no dejan de ver a la joven pareja, algunas tienen cara de molestia, otras celosas porque no son ellas las que bailan con el nuevo príncipe

La música llega a su fin, pero la cosa no acaba ahí, ya que los músicos comienzan a tocar otra melodía esta es un poco más movida, las demás parejas también se unen al baile, Daphne por su parte estaba disfrutando ese momento, su sonrisa era contagiosa que incluso Arthur reía cuando levantaba su mano y la chica giró quedando frente a frente.

Dando pasos suaves acompañados de giros rápidos, saltos rápidos junto a desplazamientos por el salón iluminado con luces cálidas, el aire se mezcla con la sintonía de la melodía que se incorpora en cada movimiento de las parejas.

Media hora más tarde el baile sigue en su mejor apego, mientras que los que ya se encuentran cansados han desidiosos tomarse un receso acercándose a sus mesas preparadas especialmente para ellos.

Daphne quien estaba con su familia y Arthur quien no quiso separarse de ella por alguna razón, se encontraban disfrutando del banquete que se había preparado con antelación, Daphne al ver que uno de los postres consistía en mango picado, puso su cara molesta, si no fuera por ese mango ella no habría muerto y dejado a su hermana sola, aunque ahora tiene padres y un hermano mayor aún siente el vacío de perder a su hermana.

Arthur al ver como Daphne miraba el mango tomó la bandeja y se la dio a una doncella para que trajera otro postre diferente, los padres de la chica al ver lo que el príncipe había hecho le agradecieron profundamente, ya que ellos como sus padres saben que Daphne no es muy fan de los mangos que digamos aunque no saben por qué no le gustan.

Mientras que el hermano de Daphne se encontraba bailando con la princesa hada, la pequeña hada reía por qué su pareja de baile lo hacía. Dar giros en el aire cuando la levantaba.

—Parece que ya tendrás cuñada—bromea Arthur 

— Se ve que es una chica muy carismática—dice Daphne prestando atención a su hermano y acompañante notando que los dos sonríen de oreja a oreja 

—Parece que sí lo es—responde Arthur 

—Prepárate para bailar—le dice Daphne señalándole atrás del chico 

Arthur voltea a ver a donde le ha señalado Daphne botando como una chica se va acercando a él, con solo ver la mirada de la joven nota sus intenciones y él no está para estas cosas ahora.

— Buenas tardes, príncipe Arthur, soy Blanca Le Chin, me preguntaba si usted quisiera bailar conmigo—preguntó tímidamente la chica, esperando que Arthur acepte 

Daphne por su parte está bebiendo su jugo de piña, observando como la chica se le lanzó a Arthur, vaya chica no estamos en el siglo veinte y eres bien atrevida, piensa Daphne poniendo su vaso en la mesa.

—Lo siento alteza, tropecé sin querer—dice la chica sacudiendo su vestido “si como no: piensa Daphne “

—Lo siento señorita, pero no puedo bailar con alguien más y dejar a mi prometida de lado—dice Arthur tomando la mano de Daphne y llevándola hasta la pista de baile 

La familia de Daphne suelta una risita al ver como su hija fue llevada al centro del salón donde aún había parejas bailando al don de la música, Daphne por su parte aún se encontraba procesando lo que acaba de escuchar como que prometida si ni tan siquiera han hablado de eso y ella apenas va a cumplir 17 años en unas semanas.

—como que prometida yo no he aceptado nada—dice Daphne luego de salir de sus pensamientos 

—Lo siento, lo dije para espantar a esa chica—menciona Arthur algo apenado por su atrevimiento 

—No importa, pero ahora todos creerán que somos prometidos sabes—lo regaña ella 

—Podemos comprometernos y todo se resuelve—dice él

Daphne en un momento que el chico se distrajo lo arañó cerca de las costillas, ahí no podía quejarse porque todos los estaban viendo así que tuvo que disimular su dolor que le causó.

Más tarde nuestra parejita se encontraba tomando aire en el balcón del segundo piso, aunque estaban algo alejados del salón de fiestas hasta ahí se escuchaba la música, Daphne observa la luna azul que se forma en el cielo, desde que era niña siempre ha admirado la luna.