El Eco De Tu Nombre

"¡Acaso te has vuelto loca!", mi voz estalló, resonando en el silencio de la entrada como un trueno.

"¿Lo hicieron, verdad? Bien hecho, campeón." Nelly ignoró mi arrebato, una sonrisa maliciosa tirando de sus labios mientras sus ojos brillaban con una mezcla de triunfo y veneno puro. El rostro de Carter se encendió, un carmesí humillante que reveló lo profundamente afectada que estaba por las palabras de Nelly. Era un golpe bajo, y Nelly disfrutaba cada segundo de su sufrimiento silencioso.

"Eres todo un tigre. Sabía que no se te escaparía." Continuo Nelly. La burla goteaba de cada sílaba, una cruel ironía que me encendía aún más, mientras Carter, con la cabeza baja, solo deseaba desaparecer.

"Suficiente", espeté, dando un paso adelante, intentando interponerme entre ellas, proteger a Carter de su asalto verbal. Pero ya era tarde, el daño estaba hecho.

"Me tengo que ir", Carter murmuró, su voz apenas un susurro que se quebraba, sus ojos grandes e inocentes buscando una salida desesperada de esa humillación.

"¿Por qué? No tiene nada de malo, somos adultos, ¿o acaso era un secreto?" La voz de Nelly se elevó, clavando la estocada, disfrutando del dolor que infligía, sus palabras diseñadas para destruir la reputación de Carter.

"Yo no tengo secretos." La réplica de Carter fue débil, casi inaudible, una rendición ante la agresividad de Nelly.

"Estoy segura de que no puedes mantener los ojos abiertos, este muchacho te mantuvo despierta ¿Cierto?", Nelly continuó, su mirada despectiva recorriendo a Carter de pies a cabeza, como si quisiera quemarla con los ojos. "Espero que haya sido amable, aunque todas sabemos que es una fiera." Cada palabra era una flecha envenenada, minando la dignidad de Carter, quien solo quería correr y esconderse.

"¡Cállate! Deja de decir tantas estupideces." La furia me carcomía, un fuego incontrolable.

"Tranquilo, campeón, todos sabíamos que lo harían por la forma en que ella se comportaba." El comentario de Nelly fue la gota que derramó el vaso, una puñalada final envuelta en una sonrisa perversa, culpando a Carter de la situación.

"De acuerdo, yo me retiro, gracias por todo." Carter se dio la vuelta, dispuesta a huir, sus hombros temblaban, evidencia de su profunda vergüenza.

"Que linda, te da las gracias" La risa burlona de Nelly hizo que Carter caminara hacia la salida sin mirar atrás.

"¡Espera, Carter! Dije que te llevaría a casa y eso es lo que haré." Intenté agarrarla del brazo, pero ella se zafó de mi toque como si quemara.

"No te preocupes, veo que estás ocupado, puedo irme sola." Su voz temblaba, a punto de romperse, mostrando su vulnerabilidad.

"Que no te dé pena, querida, todas lo hacemos. Deja que te lleve a casa, estoy segura de que te destrozó así que déjalo ser un caballero." La risa de Nelly sonó hueca y cruel, como el eco de un martillo golpeando una campana agrietada, saboreando la humillación de Carter.

"Prefiero irme sola así ustedes dos pueden discutir a gusto. Hasta luego, un gusto verte, Anelly." Carter salió a toda prisa, su rostro aún encendido de vergüenza y sus ojos vidriosos, al borde de las lágrimas. Cuando estaba a punto de correr tras ella, Nelly me detuvo.

"Tranquilo, campeón, déjala ir." Una mano de hierro en un guante de seda, una posesión silenciosa.

"No lo entiendes." Forcejeé, el pulso latiéndome en las sienes.

"Entiendo que no quiere verte." Su voz, ahora más suave, tenía un tinte venenoso que me irritó hasta el alma, una manipulación experta.

"Suéltame, tengo que arreglar esto." Forcejeé con su agarre, la necesidad de alcanzar a Carter era abrumadora, de proteger su inocencia.

"¿Por qué no me lo dijiste?", susurró, la pregunta cargada de una resentida decepción que me golpeó, revelando la profundidad de sus celos.

"¿Decirte qué?" Mi mente estaba en blanco, solo quería quitarme de encima su mano.

"No juegues conmigo, este era tu plan desde el comienzo, pudiste haberlo dicho, recuerda que yo soy parte de esto, hay mejores chicas con las que estoy segura hubieses disfrutado la noche." La insinuación era clara, un cuchillo retorciéndose en la herida, revelando la profundidad de sus propios celos y su mente retorcida.

"Te veo y no te reconozco" Mi voz apenas salía, la incredulidad se mezclaba con la ira.

"Por favor, no vengas con estas cosas ahora, te hice un favor" "Solo dije las palabras exactas para sacarla del juego, ¿O es que acaso... Te gustó? Sus ojos destellaban una calculada frialdad.

"No se te ocurra moverte de aquí." Mi voz era una amenaza contenida, un gruñido.

"Por mí, encantada de quedarme en esta mansión." Nelly sonrió con una suficiencia que me repugnó, mientras caminaba hacia la sala, sintiéndose dueña de un territorio ajeno, su arrogancia en pleno despliegue.

"Una última cosa, Elean. ¿Dijiste que no te atraía y la trajiste aquí, a tu casa, a tu santuario?" Su voz era un eco de reproche, una acusación velada que buscaba socavar mi moral.

"No dije que no me atraía." La corrección me salió automáticamente, un reflejo.

"Ya conseguiste lo que querías, te acostaste con ella, deja que se vaya." Había una desesperación apenas velada en su tono, una súplica disimulada, mezclada con el deseo de librarse de Carter.

"No lo haré." La determinación se afianzó en mí, inquebrantable, protegiendo a Carter de las garras de Nelly.

"¿Por qué no? ¿Es que acaso es una experta y quieres repetir?" Su voz se volvió un silbido, los celos carcomiéndola por dentro, devorándola, revelando su obsesión.

" Porque me gusta" Dije solo para molestarla aún más de lo que ya estaba, sin esperar respuesta, caminé hasta mi auto, la furia aún burbujeando. Habían pasado unos minutos desde que Carter había salido. A lo lejos, la vi, una figura pequeña e incómoda, empequeñecida por la vergüenza, esperando a que Don Genaro abriera la reja. Una sonrisa se dibujo en mi rostro, "Es tan torpe" susurré, Subí a mi auto y me acerqué a ellos.

"Sube al auto, la gente nos mira." Ella subió en silencio, su rostro aún marcado por la humillación, y nos alejamos sin más explicaciones, dejando atrás el veneno de Nelly.