Amor Infinito

Amor Infinito 

Capítulo 20 : La causa 

Elsa Isasa. 

El especialista en búsqueda de personas, analizaba minuciosamente la foto recortada. Se veía al niño sonriente sentado en el regazo de una mujer y parte de la arena justo en la orilla del mar. 

– El pequeño es sin dudas un varón de unos cuatro meses- dijo pausadamente- Está bien alimentado y bien cuidado. En el  escote de la chica, se nota el tatuaje con el signo del infinito. Ella tiene el pelo castaño un poco ondulado, semi largo. Vean este mechón que se ve junto al niño.Se notan partes de sus pechos grandes detrás del niño por lo que suponemos aún le da de mamar. Si ven sus cuerpos estan dorados por el sol, por lo que podemos suponer,viven cerca del mar. El color de la arena tan blanca parece más una playa no de este país, donde la arena es más amarilla.Creo que esta foto no fue tomada en nuestro país–

– Sabemos que la dirección IP de la máquina,es de un ciber de esta ciudad. –dijo Andrea. 

– Bien. Veremos entonces las costas de nuestro país, ciudades costeras y búsquedas en registros de personas del niño: Leonardo González. 

–Pueden buscarlo internacionalmente a través de Missing children.Pero es cuestionable porque usted no tiene parentesco reconocido con el niño. –

– Soy el padre. ¡Es mí hijo!--

– Lo sabe usted señor Valente. Pero para las autoridades hará falta un examen de ADN.-

Cuando las tareas de búsqueda fueron acordadas, Leonardo Valente quedó frente a la foto de Maja y su hijo. Miraba y sentía una ternura extraña, había buscado sus fotos de bebé y ese niño es su viva imagen.Saberse padre de un hijo de Maja era algo tan grande y maravilloso porque ella era la mujer que él amaba. Acarició con ternura la imagen y descubrió algo más. Detrás de la cabecita de su hijo se veía un hilo dorado. Era parte de la cadenita que él le regaló a Maja. 

Paula se acercó por detrás. Sollozaba. Desde que supo de la noticia que les envió el niño maravilloso que era Bruno no podía contener sus lágrimas. 

Apenas vio por primera vez el niño supo con seguridad que era hijo de Leonardo Valente. Ella crió a Leonardo de pequeño y ese chico parecía su gemelo. 

– ¿Cómo se habrá arreglado mí Maja Paula?Solita, con Bruno también para mantener, embarazada de mí hijo, quizás trabajando duro para poder superar todo?-- 

– Ella es fuerte, hijo. Es fuerte y es buena chica. Necesitamos encontrarlos y cuidarlos. Sé que Bruno te volverá a llamar. Lo sé en el corazón.-- 

– Prepararemos una habitación para mí hijo junto a la nuestra. Quiero darle todo a Maja y a este bebé. Me arrepiento una y mil veces de no haberle dicho que me casaría con ella. Fracasé. Fracasé Paula.-- dijo el también con los ojos llorosos.

– No fracasaste. Las cosas se dieron así. Ella se fue para no entrometerse en tu vida con tu esposa. Maja es una buena chica. Y te ama, por eso continuó su embarazo.-- respondió Paula acariciando sus hombros. 

La preparación para la recepción del pequeño comenzó. Pero sin embargo pasaría tiempo aún en que esa reunión se diera. 

En Constao da Praia, era un fin de año alegre como todas las festividades de Brasil. El padre Artemio Costa realizó una procesión con la imagen de Santo Antonio. Luego todos los chicos que viajaron de fin de curso fueron llamados por el padre para darle un sermón sobre la importancia del estudio en la escuela de “ensino meio”. 

Hizo confesar y comulgar a todos los pre adolescentes. 

Y luego vino la fiesta compartida cerca del mar. 

El prefecto mandó colocar mesas y sillas frente al mar donde las familias se sentaron a esperar el fin de año. La música de samba sonaba en la playa y la gente realmente estaba feliz, algunos bailaban, otros compartían con risas y diálogos altos. Muchos hombres solteros miraban a las dos mujeres hermosas rodeadas por niños pero sin ningún caballero a su lado.

Luego empezó justo a las doce de la noche el juego de luces sobre el mar. Y el cielo se llenó de colores y estrellas y los ojitos del más pequeño de la familia que ya estaban con sueño, volvieron a abrirse para mirar esa maravilla. 

El nuevo año empezó de manera maravillosa. Tarde ya de la noche, volvieron a sus hogares. Maja estuvo a punto de dormir abrazada a Lelo pero finalmente lo puso en su cuna y le cubrió con la red de mosquitero.

Se acostó en la cama después de mirar un rato largo a su bebé y a su hermanito. Mirar a su hijo mientras dormía era su regalo cada noche. Trabajaba duro,a diario, pero ese niño, hijo de su gran amor, fue el mejor obsequio que la navidad pasada el niño Dios, en quien ahora creía fervientemente, le regaló. 

Marcia se asombraba que nunca hubiera sentido molestias cuando estuvo en su vientre; pero este chiquillo fue un amor desde su concepción. 

– ¿Cuándo te habrás creado?– pensó. En las primeras noches intensas de pasión prohibida junto a su jefe, o después de la navidad en esa última noche juntos donde él le gritaba : “Eres mía”. Sintió una punzada de deseo como cada vez que recordaba a Leonardo Valente. 

Suspiró y se tendió en su cama junto a sus dos príncipes ya tapados y cubiertos de la red de mosquiteros. Y sus ojos se cerraron sin cubrir su cama. El gusanito fosforescente que marcaba su peligrosidad, bajó lentamente por la tabla de madera de la pared. Su presencia significaba peligro y casi inevitablemente la muerte para cualquier ser vivo al que pícara. Y brillando con sus múltiples colores se dirigió a su víctima.