soy un hombre del siglo XVII que oculta el hecho de que somos sexual para no ser encarcelado o asesinado, sin embargo, mientras voy por la calle veo una hermosa librería a la cual entro para buscar un libro, pero mientras estoy en mi búsqueda veo algo extraño en los estantes, meto mi mano y de la nada soy jalado a un mundo extraño el cual se parece mucho a lo que había leído sobre la china antigua, luego de levantarme y sacudirme un poco el polvo, un hombre llega en su caballo y de la nada pone su espada en mi cuello.
¿ Quién es este hombre?
¿ porque me apunta?
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No puedo hacer nada
Yo me estaba embarcando en aquel viaje Hua Cheng regreso a la mansión, él entró desanimado y fue directamente a la habitación, pero en cuanto entró vio que había una sirvienta husmeando sobre una de las mesas frente a la cama, él vio que aquella sirvienta había tomado algo que estaba sobre la mesa así que pegó un grito diciendo:
- ¿qué demonios agarraste?
mujer pegó un salto del susto y luego volteó precavidamente y en cuanto vio a Hua Cheng comenzó a tartamudear mientras daba una explicación:
-sé... señor, yo... yo ...so...solo es... estaba limpiando.
Hua Cheng se acercó a ella le agarró la mano con fuerza e hizo que la abriera, luego tomó el trozo de papel que había arrugado en su mano y después la empujó con fuerza hasta que ella cayó bruscamente en el suelo, abrió la carta y la leyó, después enfurecido le dijo a la sirvienta:
- ¿dónde demonios está mi esposo?
Ella con voz baja y temerosa respondió:
- sus esposos están tomando el té.
Con las venas que casi estaban a punto de explotar en su frente y con una voz fuerte y poderosa dijo:
-no te estoy preguntando por los concubinos estoy preguntando por la persona que se está quedando en mi habitación.
ella nuevamente respondió con voz baja:
- general la persona a la que usted busca no la he visto desde la mañana.
-mierda, lárgate, ¡fuera!
la sirvienta salió corriendo de la habitación, en ese momento Hua Cheg dio un paso hacia la cama y se dio cuenta de que había sangre por lo que se apresuró a alcanzar a la sirvienta, esa mujer beta estaba a punto de salir del patio cuando vio que el general la estaba siguiendo, ella se apresuro a escapar de él pero Hua Cheng la alcanzo, la tomo por el brazo y luego dijo:
- se me olvidó preguntar algo, ¿por qué demonios estabas ocultando la carta de mí?
- pensé que era un trozo de papel sin importancia y, ya que estaba desorganizando la habitación decidí levantarlo para arrojarlo a la basura.
- No creo que un simple pedazo de papel desorganice toda una habitación así que dime quién te envió a deshacerte de la carta.
- señor le repito que solamente estaba limpiando su habitación.
- ¿estaba limpiando las marcas de sangre?
nerviosa ella respondió:
- Cuáles marcas de sangre?
- las que estaban cerca a la cama.
- Yo no he visto sangre en su habitación.
- usted sabe quién soy yo?
- Sí, el general de este imperio.
- como general de este imperio le ordeno que me diga la verdad y si sigue mintiendo me veré en la penosa situación de hacer que usted sea torturada y luego ejecutada.
-no, señor por favor.
-hable.
-fue él, la concubina masculina Ah Lam, según se entre todos golpearon a la persona que residía en su habitación, pero ese hombre se defendió y quienes terminaron más heridos fueron todas sus concubinas, luego de que todos se fueron su concubina Ah Lam me pidió que regresara a la habitación para limpiar todo el desorden y recoger cualquier evidencia de lo que había sucedido allí, cuando vi el trozo de papel supe que era una carta hacia usted, así que la recogí rápidamente, ya que pensé que allí diría todo lo que habían hecho sus concubinas.
Enojado abofeteó a la sirvienta luego llamó a varios de sus guardias para que se la llevaran al calabozo y después fue al patio donde se solían reunir todas sus concubinas, en cuanto llegó vio que todos tenían moretones en la cara y se alegró un poco al ver lo que había hecho la madre de su hija, después se acercó a ellos y a uno por uno Los abofeteó y luego con un tono de voz fuerte dijo:
- qué demonios le hicieron?
Una de sus concubinas femeninas llamada Hui yin dijo:
- Señor nosotros no le hicimos nada a ese bárbaro al contrario simplemente fuimos a ayudarle y a llevarle algunas sedas y joyas y él reaccionó de manera violenta y nos golpeó a todos.
Hua Cheng enojado por la mentira tomo a la mujer de la muñeca, luego saco su espada y dijo:
- sé muy bien que están mintiendo ya me dijeron que ustedes fueron los primeros en golpearlo y que él simplemente se defendió así que dime la verdad si no quieres que te corte ambas manos porque seguramente lo golpeaste con las dos.
La mujer se atemorizó y dijo:
-señor, desde que regresó de la guerra solo le ha puesto cuidado a él y a nosotros nos ha ignorado, por eso quisimos vengarnos de esa persona tan calculadora.
Hua Cheng volvió a poner su espada en la funda y, en cambio, sacó una navaja y luego mientras sonreía cortó la cara de aquella concubina, luego la tiró al suelo con enojo dijo:
¿- Cómo pueden decir algo como eso si apenas llevaba un día en la mansión, todos ustedes van a sufrir el mismo destino que esta estúpida concubina que se atrevió a mentir y a golpear a la madre de mi hija y querido esposo.
Ah Lam enojado dijo:
- Usted no tiene ningún derecho a hacer eso, recuerde que todos los que estamos aquí como sus concubinas somos dependientes de la realeza, por lo tanto, si nos hace daño será un enemigo más del emperador y él no lo dejará escapar, además no entiendo por qué favorece a un desconocido en vez de a nosotros que hemos estado años con usted.
- caso el tiempo que han estado conmigo les da el derecho de golpearlo cuando él ni siquiera había hecho nada malo?
- señor es justo que nosotros busquemos un poco de justicia, ya que esa persona se metió en su cama y se embarazó, mientras que nosotros hemos estado por años en este harem y usted no nos ha tocado.
- saben bien que no los he tocado porque en algún momento pienso devolverlos a la sociedad Y si yo me acuesto con alguno de ustedes ya no podrían vivir una vida tranquila, sino que serían repudiados así que deberían de agradecerme y agradecerle a él en vez de golpearlo.
- Por qué tendríamos que agradecerle a un maldito mendigo que lo único que hizo fue meterse en su cama y dar a luz a un bastardo?
Hua Cheng se fundó nuevamente su espada y la dirigió hacia aquel concubino, pero este con unas simples palabras hizo que se detuviera:
- si me hace algo le juro que el emperador lo asesinará y luego buscará a ese mendigo y a su bastardo y también los matará recuerde que yo soy el sobrino del emperador.
-tienes razón por ahora no puedo hacer nada, pero les aseguro que en un futuro no muy lejano ustedes se van a arrepentir de lo que le hicieron.
Luego de eso los castigó a todos encerrándolos en sus respectivos patios y haciéndolos copiar la virtud de las esposas mil veces.