Hijo De Sangre

Historia desarrollada en las oficinas de gobierno

La tarde tenía destellos de oscuridad, incluso los rayos del Sol se estaban volviendo rojos, el cielo se estaba teñiendo del mismo color, las nubes comenzaron a volverse densas y llenarse de un tono gris muy oscuro. Era el escenario perfecto que estaba anunciando lo que ahí iba a ocurrir.

La energía de maldad se apoderó del pueblo de los santos, los habitantes sentían dolor de cabeza, sus cuerpos comenzaron a ponerse nerviosos y vulnerables, no sabían lo que estaba pasando. Sus estómagos se revolvieron al grado de presentar náuseas y vómito, eran síntomas colectivos que nadie se podía explicar.

Era como si los fantasmas del pasado estuvieran haciendo acto de presencia por lo que habían vivido años atrás en el tormento que los sumergió el vampiro. Sus espíritus seguían vagando por ahí deseosos de cobrar venganza, pero aún en ese estado tenían mucho miedo del vampiro, no se atrevían a retarlo y se escondían bajo los pisos, árboles y casas de los nuevos pobladores. Incluso ese día volvieron a escapar pensando en lo que les deparaba.

La situación estaba totalmente bajo control por parte de los hombres de Lor. El semi vampiro había mostrado sus características así como sus grandes habilidades de asesino.

Sorprendió a todos, principalmente a sus enemigos quienes no sabían que el gran vampiro tenía un hijo.

Airet los había derrotado, parecía disfrutarlo de una gran manera, sus ojos mostraban la libertad que había deseado por mucho tiempo.

Darinka no resistió mirar aquella escena, se colapso en cuando vió la verdadera naturaleza de su compañero y lo que había hecho.

Recordó que había visto criaturas así en sus sueños pero nunca pensó que fueran reales. En todos ellos se veía amenazada por esos seres que solo deseaban beber su sangre y drenar su alma. Nunca podía evitarlo, en todos sus sueños siempre terminaba como si víctima, eran tan reales que incluso al despertar la sensación de su cuello siendo drenado seguía latente. Su cuerpo inmóvil pues poco podía hacer para defenderse.

Durante años esos sueños la atormentaron y en ese día se dió cuenta de que eran reales, no pudo hacer algo diferente a sus sueños, quedó sumina en el miedo y se dejó llevar sin resistirse.

Supo que su amiga, la cual había resultado con varias sorpresas también, estaba en peligro, pero lo único que pudo hacer fue desear su bien.

El hecho de saber que existían esos seres en el pueblo, muy cerca de su hogar, fue lo que terminó por hacerla colapsar. Quedó en el piso mientras Eliz intentaba auxiliarla, pero poco pudo hacer.

A los pocos segundos fue separada de ella para afrontar su destino.

Ezequiel seguía exigiendo al semi vampiro que se fueran de ahí. Necesitaban irse de ahí para terminar el procedimiento con su padre y devolverle su esencia por fin.

Eliz seguía asustada y ese miedo aumentaba con cada palabra de Ezequiel cuando presionaba a Airet.

—Querida chica.—El semi vampiro se dirigió a Eliz.—El mundo humano es muy doloroso, por eso adoro esta naturaleza.

Su voz era penetrante, la dejó paralizada, ella solo deseaba escuchar. Sus emociones se debilitaron, dejó de sentir miedo, placer o cualquier otra sensación que Airet le provocaba, era como un vacío en su mente algo que la controlaba y le dejaba vulnerable para escucharlo atentamente. No pudo desviar su mirada, su cuello no respondía para girar, estaba totalmente entregada a su compañero. Su mente dejó de procesar la situación de peligro en la que se encontraba, se quedó atenta para seguir escuchando.

Lo mismo sucedió con todos los ahí presentes quienes deseaban seguir escuchando con atención, incluso los que estaban moribundos querían escuchar y así lo hicieron.

—No puedo negar que hicimos un vínculo, pero ahora que has visto mi verdadera naturaleza sentirás repudio.—La seguía mirando, quería expresarle que en verdad la había querido.—Soy parte humana, tú has logrado conquistar ese lado. Estos sentimientos que he despertado, jamás imaginé sentirlos por alguien... fue bueno tenerlos en esta vida que será larga.

Ezequiel hizo la señal a sus hombres para que fueran por ella e irse de ahí.

Al acercarse, Airet los detuvo con gran jerarquía.

Ellos tampoco habían visto al semivampiro con esa actitud tan agresiva, se sintieron como si el mismo Lor estuviera enfrente de ellos. El miedo se apoderó de ellos y le obedecieron.

—Se que te has quedado sin palabras, no espero más hermosa Eliz.—Siguió Airet.—Hablaré con mi padre para buscar otra solución. Ojalá te hubiera conocido antes.

—Lo mismo digo yo.—Respondió su compañera con voz suave.—En mis años viviendo en esa casa, jamás imaginé que estuvieras cerca... tu naturaleza no me asusta... te hace más interesante...

La voz de Eliz fue interrumpida por un disparo que Ezequiel provocó desde un arma que traía.

El impacto entró en su cuello, era una especie  

de dardo que la puso a dormir de inmediato.

—¿Qué has hecho?—Preguntó con furia Airet.

—Solo la sede. Necesitamos irnos ya.

Está acción provocó que el semivampiro se lanzara hacia él con la intención de lastimarlo.

Con gran fuerza lo acorraló en la pared para someterlo mientras asomaba sus grandes colmillos con la intención de amenazarlo.

Los hombres no quisieron intervenir por miedo, además, sabían que si alguien podía controlarlo, ese era Ezequiel.

—Solo la puse a dormir... relájate.—Le costaba trabajo hablar pues la respiración se le cortaba debido al brazo del semivampiro—tenemos que llevarla a casa.

Airet decidió detener su rabia al reaccionar sobre el daño que le estaba haciendo a quien había sido como un padre para él. 

Se sintió muy incómodo tras las palabras que escuchó de Eliz, la había sentido sincera y no se esperaba aquella expresión de sentimientos.

Soltó a Ezequiel y avanzó hacia ella que ya estaba dormida completamente. Quitó el dedo de su cuello, se inclinó y la cargó entre sus brazos para salir de ahí.

—Vamonos de aquí.—Dijo sin mirar a nadie.—Yo mismo la llevaré a casa.