Estas acostumbrado a leer novelas de reencarnacion en donde la protagonista reencarnada se vuelve poderosa, ¿que pasaria si esta novela no es como las demas? ven y lee algo diferente, algo que sin duda te gustara.
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Primer intento
Clara despertó en una cama increíblemente cómoda. Todo lo que había vivido en las últimas horas pasó como un torbellino en su mente, deseando que todo fuera una pesadilla. Al levantar una mano, notó que su piel era blanca y pálida, casi enfermiza. Con el corazón latiendo rápidamente, se levantó de golpe y buscó un espejo. Al encontrarse con su reflejo, quedó boquiabierta. La gota había dicho la verdad: había muerto y ahora estaba atrapada en esa estúpida novela.
Rodó los ojos, frustrada.
—"Maldita sea mi suerte," murmuró con irritación. —"Seguro que si hubiese nacido pobre no tendría que sufrir estos horrores. ¡Nojodas! Ahora, ¿qué se supone que haga para mantener vivo este cuerpo enfermizo? Maldita gota, al menos me hubieras reencarnado en un hombre. Sería más fácil cuidarme. Pero no, tenía que ser este cuerpo frágil. ¿Sabes qué, gota infernal? Vete al carajo. No pienso hacer nada."
Dicho esto, se dejó caer nuevamente sobre la cama, ignorando todo lo demás. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que las sirvientas entraran al cuarto. La levantaron con intención de asearla, lo que no le hizo ninguna gracia a la nueva Aranza.
—"¡Quietas allí, sabandijas! ¡A mí no me tocan!" exclamó, levantándose con más energía de la que cualquier persona esperaría de alguien que había estado postrada en cama.
Las criadas intercambiaron miradas sorprendidas. La joven que siempre había sido tan débil ahora estaba llena de vida, aunque con un temperamento explosivo.
—"My lady," dijo una mujer de mediana edad con voz calmada, aunque con un dejo de preocupación, —"debería volver a la cama. No haga esfuerzos. Nosotras nos encargaremos de atenderla."
Aranza desconfió de inmediato y negó con firmeza.
—"Ni loca. Váyanse, quiero estar sola."
Las criadas se miraron entre ellas, claramente irritadas. Además de encargarse de la hija enfermiza, ahora también tenían que soportar su terquedad. Una de ellas, con poca paciencia, se acercó y le sujetó el brazo con fuerza.
—"Debe acostarse, my lady," dijo, aunque su tono sonaba más a una orden que a preocupación.
Pero Aranza no estaba dispuesta a dejarse manejar. Forcejeó, tratando de soltarse.
—"¡Suéltame, estúpida!" gritó con furia.
La criada no aflojó, y el forcejeo se intensificó. En un mal movimiento, Aranza resbaló y cayó hacia atrás, golpeándose la cabeza contra la mesilla junto a la cama. El impacto fue tan fuerte que sus ojos quedaron abiertos mientras un hilo de sangre se deslizaba desde su boca. La muerte fue instantánea.
Clara abrió los ojos de nuevo, pero esta vez no estaba en una cama cómoda, ni en el cuerpo frágil de Aranza. Estaba frente a la maldita gota, que flotaba en un limbo etéreo, viéndola con una expresión que, si se pudiera describir, sería mezcla de diversión y exasperación.
—"¿En serio?"— dijo la gota, mientras los espíritus tras ella trataban de contener la risa. —"¿Cuánto duraste esta vez? ¿Unas cuatro horas? ¡Ni siquiera llegaste al almuerzo!"
Clara, ahora flotando en aquel espacio extraño, se cruzó de brazos, furiosa.
—"Oye, no fue mi culpa. ¿Cómo diablos iba a saber que esa mesilla era mi archienemiga? ¿Y quién manda a una criada a tratar a la fuerza a una noble? ¡Qué sistema más absurdo!"
La gota suspiró, haciendo un movimiento ondulante que parecía un gesto de resignación.
—"El sistema no es el problema, Clara. Eres tú. Estás en un cuerpo frágil, pero te comportas como un rinoceronte con rabia. ¿Qué pensabas? ¿Que podías intimidar a todos siendo Aranza? ¡No tienes músculos, cerebro brillante!"
Clara bufó, tratando de ignorar a los espíritus que seguían carcajeándose.
—"¡Pues dame un cuerpo mejor! ¿Qué esperas que haga en uno que se muere con una brisa? Esto no es justo."
—"¿Justo?"— La gota dejó escapar un sonido similar a una carcajada. —"Esto no es sobre justicia. Esto es sobre entretenimiento."
Detrás de la gota, la pantalla gigante volvió a encenderse, mostrando el momento exacto en el que Clara, en el cuerpo de Aranza, se resbaló, golpeó la mesilla y cayó muerta. La escena se repetía en cámara lenta, como si fuera una especie de blooper cómico, mientras los espíritus aplaudían y se reían.
Clara se llevó las manos al rostro, sintiendo la humillación quemarle las mejillas.
—"¡Maldita sea, esto es un circo!" gritó.
—"No, es una novela."— corrigió la gota, con un tono irritantemente condescendiente. —"Y no vamos a dejarte descansar hasta que lo hagas bien. Así que, prepárate. Te devuelvo."
—"¡No, espera!" protestó Clara. —"Necesito un plan, un momento para pensar. ¡No puedes simplemente arrojarme ahí sin instrucciones claras!"
—"Oh, claro que puedo," respondió la gota, con una malicia evidente. —"Porque, como dijiste antes, tú amas las novelas. Y esta vez, más te vale actuar como si hubieras leído el manual de supervivencia, porque, spoiler alert, la próxima mesilla puede ser peor."
Antes de que Clara pudiera replicar, el remolino volvió a formarse, tragándola nuevamente. La gota se giró hacia los espíritus, que ya estaban pasando más palomitas.
—"¿Apuestas para cuánto dura esta vez?" preguntó la gota, con una sonrisa traviesa.
Uno de los espíritus levantó un dedo.
—"Una hora. Estoy convencido de que va a gritarle a Vladimir y terminará lanzada por una ventana."
La sala estalló en risas mientras Clara, ahora nuevamente en el cuerpo de Aranza, despertaba en la misma cama cómoda, lista para enfrentar lo que seguramente sería otro desastre.
Ves: mirar, observar, ver
vez: repetir