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EL DESTINO ES LA MUERTE.

EL DESTINO ES LA MUERTE.

Status: Terminada
Genre:Completas / Escena del crimen / Leyenda sangrienta / Casos sin resolver
Popularitas:3.1k
Nilai: 5
nombre de autor: José Luis González Ochoa

Monserrat Hernández es una respetada abogada defensora⚖️. Una tarde como cualquiera otra recibe una carta amenazante📃, las palabras la aterraron; opción 1: observar como muere las personas a su alrededor☠️, opción 2: suicidate.☠️

¿Que tipo de persona quiere dañar a Monserrat con esta clara amenaza mortal?✉️.

Descubre el misterio en este emocionante thriller de suspense😨😈

NovelToon tiene autorización de José Luis González Ochoa para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

(CAPITULO 19) UNA AMENAZA NECESARIA

Al amanecer, Monserrat se levantó con determinación. La carta amenazante, escrita con su propia sangre y sudor, estaba lista. Ahora solo faltaba enviarla.

Se dirigió a las oficinas del correo, pero no entró. Sabía que llenar un formulario y dejar su rastro en los registros podría ser su perdición. El hombre al que estaba destinada la carta podría investigar y descubrir su verdadera identidad. Y eso era algo que no podía permitir.

Así que esperó afuera, observando desde la sombra mientras el camión de reparto se preparaba para salir. El sol comenzaba a ascender, iluminando la calle vacía. Los sonidos del tráfico matutino se acercaban, rompiendo el silencio.

Cuando el conductor subió al vehículo y arrancó el motor, Sarah se acercó con sigilo. El conductor, un hombre maduro con ojeras profundas y una barba descuidada, la miró con desconfianza.

"¿Qué quiere?" gruñó, su voz ronca por el desgaste.

"Disculpe", dijo Sarah, "¿puedo dejar esta carta para que la entreguen?"

El conductor suspiró, su mirada cansada. "No acepto cartas de desconocidos. Es un lío."

Sarah notó la tensión en su voz y decidió actuar. "Por favor, es muy importante. Estoy dispuesta a pagar."

El conductor la miró con escepticismo, pero la mención de dinero despertó su interés. "¿Cuánto?" preguntó, su tono suavizándose.

Sarah sacó un billete de veinte dólares de su bolsillo y se lo ofreció. "Esto debería ser suficiente."

El conductor lo tomó, su expresión cambiando de negativa a calculadora. "Está bien", dijo finalmente, "la llevaré."

Sarah sonrió internamente, aliviada. Le entregó la carta y el conductor la guardó en la bolsa de correos.

"Gracias", dijo Sarah, "es muy importante que llegue a su destino."

El conductor asintió, su mirada ahora más amigable. "La llevaré."

Sarah se alejó, desapareciendo en la multitud mientras el camión se perdía en el tráfico matutino. La carta estaba en camino, y con ella, una amenaza que podría cambiar el curso de la vida de ambos.

Después de asegurarse de que la carta estaba en camino, Sarah se dirigió a la parada de taxis más cercana. El sol ya estaba alto en el cielo de Miami, iluminando la ciudad vibrante y llena de vida.

Subió a un taxi y le dio la dirección de la librería donde trabajaba. El taxista, un hombre con acento cubano, la miró en el espejo retrovisor y sonrió.

"¿Un día ocupado, señorita?" preguntó.

Sarah sonrió débilmente. "Sí, algo así."

El taxi se sumergió en el tráfico matutino. La carretera estaba congestionada, con autos y camiones avanzando lentamente. El calor y la humedad eran palpables, y el aire acondicionado del taxi era un refugio bienvenido.

Mientras viajaba, Sarah miraba por la ventanilla, observando la ciudad que pasaba por su lado. Los rascacielos de Downtown Miami se elevaban hacia el cielo, sus reflejos brillantes en las ventanas de los edificios. El tráfico en la autopista 95 era denso, pero el taxista conocía los atajos y se desvió por las calles laterales.

Pasaron por la famosa Calle 8, donde los colores vibrantes y los letreros en español de los restaurantes y tiendas cubanas la transportaron a un mundo diferente. El aroma a café y pan fresco emanaba de las panaderías, haciendo que su estómago gruñera de hambre.

Finalmente, después de veinte minutos de viaje, llegaron a la librería. Estaba ubicada en un barrio tranquilo de Coconut Grove, rodeada de árboles frondosos y tiendas boutique. El letrero de la librería, "Paginas y Sueños", brillaba en la fachada.

Sarah pagó al taxista y se apeó, estirando sus brazos y piernas. Miró el reloj y vio que llegaba justo a tiempo. Respiró profundamente, preparándose para otro día de trabajo, pero su mente ya estaba en la noche, cuando esperaba tener un encuentro con el misterioso ocupante de la mansión que antes perteneció a Harrison Foster.

La carta que había enviado esa mañana había sido un golpe de dados, y ahora solo podía esperar que tuviera el efecto deseado. ¿Quién sería ese hombre, y qué secretos ocultaba detrás de las puertas de la mansión?

Sarah llegó a la librería y saludó con una sonrisa a su jefe, el señor Gómez, un hombre amable y culto que la había contratado hacía dos semanas.

"Buenos días, Sarah. ¿Cómo estás hoy?" preguntó él, mientras organizaba unos libros en una estantería.

"Estoy bien, gracias, señor Gómez. ¿Y usted?" respondió Sarah, mientras se dirigía a su puesto en la recepción.

Se sentó frente a la computadora y comenzó a revisar el inventario de libros, asegurándose de que todo estuviera en orden. Su trabajo consistía en registrar todos los libros que entraban y salían de la librería, así como los nombres de las personas que los compraban o rentaban.

La mañana transcurrió sin incidentes, con algunos clientes habituales que venían a devolver libros y otros que buscaban títulos nuevos. Sarah atendió a todos con eficiencia y amabilidad, mientras su mente seguía vagando hacia la noche y su encuentro con el misterioso ocupante de la mansión.

A medida que pasaban las horas, la librería se fue llenando de estudiantes universitarios que buscaban libros para sus clases, y Sarah se mantuvo ocupada atendiendo a todos. Pero en el fondo, su ansiedad crecía, pensando en qué podría suceder esa noche.

¿Llegaría la carta a su destino? ¿Quién sería el hombre que la recibiría? Y, lo más importante, ¿qué consecuencias tendría su acción?

La incertidumbre la mantuvo en vilo, pero Sarah sabía que debía mantener la calma y seguir adelante con su plan.

Cuando la tarde avanzó, Sarah regresó de su almuerzo, esperando una tarde tranquila en la librería. Sin embargo, al acercarse a la recepción, su corazón se detuvo. Allí estaba el señor de la mansión, hablando con su jefe.

Se le hizo un nudo en la garganta y se asustó. Él la reconocería inmediatamente y sabía que ella era Monserrat. No podía permitir que la descubriera. Rápidamente, se escabulló entre las librerías, escondiéndose detrás de un estante alto.

Desde su escondite, trató de escuchar la conversación entre el señor de la mansión y su jefe. El hombre explicaba que venía a devolver un libro porque no podría entregarlo a tiempo, ya que iba a salir de la ciudad por unos días.

Monserrat se frustró. ¿Había leído la carta? ¿O no la había recibido? La reunión que había planeado para esa noche, sin que él lo supiera, parecía que no iba a ocurrir. Su plan se derrumbaba.

Escuchó atentamente, tratando de captar algún indicio de que él hubiera recibido la carta. Pero nada. Solo hablaba de su viaje y de la devolución del libro.

Monserrat se sintió desanimada. ¿Qué hacer ahora? ¿Dejar que se fuera sin saber si había leído la carta? ¿O arriesgarse a ser descubierta y tratar de hablar con él?

La indecisión la consumió, mientras el señor de la mansión se despedía de su jefe y se marchaba, dejándola con más preguntas que respuestas.

Después de que el señor de la mansión se fue, Sarah se acercó a la recepción, donde su jefe la saludó con una sonrisa.

"A qué hora llegaste?", preguntó él, curioso. "No me di cuenta."

Sarah sonrió. "Llegué hace unos minutos. No quería interrumpir su conversación con... ese caballero."

Su jefe asintió. "Ah, sí. Él es Julian Blackwood, uno de los hombres más importantes de la ciudad. Vive en esa mansión impresionante en el barrio de Coral Gables."

Sarah confirmó en sus pensamientos que era cierto. Julian Blackwood. El nombre resonó en su mente.

"Es un hombre muy influyente", continuó su jefe. "Y muy educado. Siempre es un placer hablar con él."

Sarah asintió, tratando de mantener una expresión neutral. "Sí, parecía muy amable."

Su jefe se inclinó hacia ella. "Me comentó que iba a salir de la ciudad por negocios y que por eso vino a devolver el libro mucho antes del tiempo límite."

Sarah sintió una punzada de frustración. ¿Por qué se iba de la ciudad justo cuando ella había planeado su encuentro? ¿Era una coincidencia o algo más?

Mantuvo su compostura y sonrió. "Bueno, es bueno que se adelantara. Siempre es mejor ser prudente."

Su jefe asintió y volvió a su trabajo, dejando a Sarah con sus pensamientos y preguntas. ¿Qué hacer ahora? ¿Esperar a que Julian Blackwood regresara a la ciudad o cambiar de plan?

Después de salir de su horario de trabajo, Sarah se subió a un taxi y se dirigió a la mansión de Julián Blackwood. La ansiedad la consumía mientras se acercaba a la impresionante estructura.

Al llegar, observó que nadie la estaba observando y se apeó del taxi. Se acercó al buzón que se encontraba en el patio frontal y lo abrió con cuidado. No vio nada dentro. Supuso que la correspondencia ya estaba adentro.

Su corazón latía con fuerza mientras pensaba en las posibles razones por las que Julián había salido de viaje tan repentinamente. ¿Había leído la carta? ¿O simplemente la había ignorado?

Solo había una manera de saberlo. Esperar a que Julián regresara. La incertidumbre la mantuvo en vilo mientras se alejaba de la mansión, dispuesta a esperar y ver qué sucedería a continuación.

Mientras se subía de nuevo al taxi, no podía evitar preguntarse qué estaría pasando en la mente de Julián. ¿Estaba asustado? ¿O estaba planeando su próximo movimiento?

El taxi se alejó de la mansión, dejando a Sarah sumida en sus pensamientos y dudas. La espera sería larga y tensa, pero estaba dispuesta a descubrir la verdad.

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Luis Ochoa
Hola Alicia, muchas gracias por tu comentario. Ten por segura que se tiene contemplada la secuela.
Alicia Escobar
un libro interesante con detalles únicos y originales, espero que tenga una continuación 😃👍
Elsa Orivas
mucho miedo pero que val8e te
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