Tras el entierro de su hermano mayor, Kate busca cumplir su sueño de ser doctora en una sociedad que la desafía por ser mujer. En su camino se cruza con Keith, quien busca respuestas sobre el hermano de Kate. A medida que crece la atracción entre ellos, deberán enfrentar los obstáculos de un pasado que los une de manera inesperada desafiando su futuro juntos.
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UN RECUERDO (parte 2)
El doctor Wren regresa a su asiento con un gesto que mezcla frustración y admiración. Su tono cambia a uno más severo y reflexivo.
—Escuchen, estudiantes. La medicina no es solo una cuestión de acertar o equivocarse en un diagnóstico. Es sobre la vida y el bienestar de los pacientes que confían en nosotros. Cada error, cada acierto, puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. La confianza que depositan en nosotros no debe tomarse a la ligera.
Octavio, visiblemente angustiado, intenta defenderse con desesperación.
—Doctor Wren, creemos que ahora podemos hacerlo bien. Hemos aprendido de esta experiencia y prometemos no volver a cometer los mismos errores., no volverá a suceder.
—¡¡Si!! —exclaman el resto de sus amigos en un coro desesperado de apoyo.
El doctor Wren observa a Octavio y su grupo con una expresión que mezcla dureza y una pizca de indulgencia. Finalmente, se vuelve hacia nosotros, con un brillo de desafío en sus ojos.
—La medicina requiere de habilidades de observación, análisis crítico y empatía. Deben entender la responsabilidad que lleva diagnosticar y tratar a los pacientes. Deben aprender a escuchar atentamente a “sus” pacientes, hacer preguntas relevantes y considerar todos los factores en juego, incluyendo aspectos emocionales y sociales. No se trata solo de encontrar la respuesta correcta en un examen, sino de cuidar a las personas que confían en ustedes.
—Lo entendemos, —suplican otra vez— trabajaremos en mejorar nuestras habilidades.
—Ahora, consideren esto: ¿qué hubiera pasado si hubieran recetado medicamentos basados en diagnósticos incorrectos? ¿Habría o no consecuencias para los pacientes?
Los cuatro se quedan en silencio, sin saber qué decir.
—Como futuros médicos, deben ser conscientes del impacto que tienen sus decisiones en la vida de sus pacientes. La responsabilidad de cuidar la salud de otros es un compromiso serio. Por lo tanto, es inaceptable la ignorancia o el error. Siendo más específico, la presunción es imperdonable. Un presumido puede diagnosticar mal porque alardea de sus conocimientos. Aquel que tiene humildad ante la enfermedad investiga lo más profundo. Quien sea humilde frente a la naturaleza, indagando exhaustivamente en sus secretos, demuestra ser un verdadero médico.
El doctor Wren no quiso escuchar ninguna queja más, hizo unos apuntes en un pergamino para después leerlo.
—Los aprobados en el examen es claro, pero aun así debo anunciarlo como es debido. —alza la voz— El equipo que demostró un entendimiento sólido y una capacidad para diagnosticar con precisión son... el grupo tres conformado por Henry Hammer, Kate Blake y Marian Gyasi.
Con esas palabras, el doctor Wren concluye la evaluación, dejándonos solos. Octavio y sus amigos se vuelven hacia nosotros con miradas llenas de furia. Sus cejas se fruncen y sus mandíbulas se tensan, la ira palpable en cada uno de sus gestos.
—Disfruta mientras puedas, Kate. No tendrás otra victoria como esta. No permitiré que una mujer sea mejor que yo. —dijo Octavio amenazándome y apretando los puños. Luego lanzó una mirada intensa hacia Henry y Marian.
Su comentario, en lugar de intimidarnos, me provoca una ligera risa. Henry, con una calma que contrasta con la furia de Octavio, avanza hacia él. Agachando el cuerpo, coloca una mano firme sobre el hombro de Octavio, su voz baja, pero llena de autoridad.
—Hay que saber perder, pequeño.
La diferencia de altura entre ellos es evidente; Henry mide aproximadamente 1.79 metros hasta ahora, y Octavio parece ser unos 7 u 8 centímetros más bajo. El contraste físico acentúa aún más la presencia imponente de Henry, su postura desafiante y su tono firme.
—¡Tú! —exclama Octavio, su furia evidente en sus palabras y su expresión.
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Después de una semana, el Centro de Estudios Médicos organizó una ceremonia corta y breve para celebrar a todos los estudiantes aprobados. Esta se llevó a cabo en el patio donde en un principio estuvimos todos reunidos esperando a dar el examen de ingreso. Ahora decorado con elegancia, estaba
lleno de emoción y expectativas con el cierre de esta etapa en nuestros estudios. Nos entregaron unas fichas circulares de madera tallada con nuestro nombre, que representa el pase para la Escuela de Medicina de Serenelle donde continuaremos nuestros estudios en los próximos tres días.
Ya en la casa de mi maestro comenzaba la verdadera celebración y pues a penas ingrese la atmósfera era animada y festiva, a pesar de las limitaciones económicas que teníamos en ese entonces.
—¡Estoy tan agradecida por todo su apoyo! Este es un paso significativo para mí y gracias brindarme su confianza. —me dirigí a todos los presentes, mostrando mi agradecimiento.
Seguidamente, mi padre, alzó una copa al aire y tomó la palabra.
—Hija mía, hoy es un día especial para ti. ¡Brindemos! Vengan todos, acérquense.
Betty, Rosse y la señora Micaela junto con el resto de invitados que son amigos cercanos de casas vecinas, del mercado y gente que hemos curado en ocasiones se ponen de pie.
—¡Por Kate! —exclama mi padre, su voz cargada de emoción.
—¡¡Por Kate!! —repiten todos.
El tono festivo se intensifica cuando mi vecino, con un plato de comida en una mano y la otra levantando una copa, se pone de pie con entusiasmo.
—¡Brindemos por el futuro de nuestra brillante Kate! ¡Que sigan llegando los éxitos y las oportunidades para esta dulce jovencita! Y bueno, que nunca nos falte ocasiones como esta para reír y festejar.
Todos aplaudimos por sus palabras y la música comienza sonar. Se forman las parejas de diferentes edades que bailan al ritmo de la melodía y otros aplauden y alzan sus vasos improvisados, llenos de bebidas, mientras que otros pocos gustan por probar la deliciosa comida.
—Tu éxito es el resultado de tu arduo trabajo y dedicación, Kate. —dice mi padre, acercándose con una sonrisa— Estoy muy orgulloso de ti. Este es solo el comienzo, hija mía, sé que vendrán muchas más cosas en tu futuro.
Mi corazón se llena de gratitud y felicidad al escuchar esas palabras. Me siento rodeada de amor y apoyo, y en ese momento, todos los esfuerzos y sacrificios parecen valer la pena. Luego, Rosse y yo nos unimos al baile con entusiasmo, compartiendo risas y momentos felices con nuestros amigos y personas
cercanas.
La mañana siguiente un carruaje se detuvo frente a la florería y Henry bajó. Con una maleta en mi mano, descendí rápidamente las escaleras, emocionada y lista para embarcarme en esta nueva aventura en la Escuela de Medicina de Serenelle. Me despedí con cariño de Betty que con lágrimas en los ojos no podía parar de llorar, Rosse me abrazó fuertemente y mi padre me otorgó su bendición. Prometí volver a visitarlos según las reglas de la escuela, que limitaban las visitas a días específicos. Con un nudo en la garganta y el corazón lleno de emoción, subí al carruaje y junto con Henry nos despedimos.
—Que nuestra diosa te bendiga en tu camino. —dijo Betty, limpiándose las mejillas empapadas de lágrimas.
—¡Sé qué harás cosas increíbles, Kate, suerte amiga! —exclamó Rosse.
—Ve y haz brillar tu luz, mi niña. —agregó mi padre con una sonrisa llena de orgullo— Estoy seguro de que llegarás aún más lejos.
—¡Adiós! ¡Cuídense mucho! —gritamos Henry y yo mientras nos alejábamos lentamente.
El carruaje se alejó de la florería, el sonido de las ruedas sobre el pavimento mezclándose con el murmullo de las despedidas. Desde la ventana, miré hacia atrás, viendo cómo la florería se hacía cada vez más pequeña en el horizonte. Mi mente estaba llena de recuerdos y promesas, pero también de expectativas y esperanzas para el futuro.
Durante el viaje hacia la Real Academia de Serenelle, contemplé el paisaje cambiante a través de la ventana, sintiendo una mezcla de entusiasmo y nostalgia por lo que dejo atrás. Este momento significa para mí el inicio de todo en mi futuro. No sé qué es lo pasará, pero sea bueno o malo, voy a hacer mi mejor esfuerzo.
El tiempo pasa mientras Henry me cuenta de su pasado, me comparte unos bocadillos que su madre preparó y luego jugamos cartas y en un parpadeo pasaron las horas.