Impura

...• Indiferencia •...

..."No se que es amor, pero pude lograr dar una descripción de ella"...

Hazel

Al llegar lo primero que pude notar fue las grandes montañas a los alrededores, los demás también observaron cada detalle que se nos mostraba a los alrededores.

Seguía sujetando la mano de Elizabeth sin ejercer demasiada fuerza en ella.

Paso muy rápido nuestros sentimientos, pero puedo recordar los primeros momentos que comencé a sentir algo totalmente diferente a la niebla que sentía que cubría mi corazón.

Fue unos días después de traerla a nuestro refugio junto a su hermana para mantenerlas seguras.

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Había entrado a la habitación de Elizabeth para dejarle la comida que supuestamente Romy creía que era saludable para ella.

Me sentí observada por ella desde el momento en el que había pisado un pie dentro de ahí.

Trate de dejarle todo acomodado para que ella comiera cuando quisiera. Cuando termine finalmente tome camino a la salida.

- Hazel - Su voz me hizo detener - ¿Puedes ayudarme con algo? -

Sin pensar me acerqué a ella, estaba sentada sobre la cama, se veía tan relajada.

- ¿Dime para qué me necesitas? - Me acerqué un poco a ella.

- acércate un poco - mandó, no comprendí que era lo que quería. - Creo que me gustas - murmuró suavemente, mi mente se quedó en blanco.

- ¿Qué? - Antes de poder atreverme a mencionar cualquier palabra, Elizabeth sujeto mi cuello y junto nuestras bocas.

En ese pequeño momento mi corazón pareció comenzar a bombear más rápido.

He vivido durante muchos años y durante ese tiempo mis labios nunca fueron capaces de sentir una suave caricia, como ahora mismo.

Me quedé paralizada al ser víctima de algo que pareció entrar en mi cabeza.

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Ese fue nuestro primer beso y para mí fue el único beso que logró que mi corazón y mente empezarán a funcionar.

Pero aquella vez no fue la única vez que pasó, esa sensación que invadió mi pecho fue anhelada por mi ser, mis labios querían volver a ser acariciados por esos labios que eran prohibidos.

No tarde en regresar a esa habitación y sin antes dar un rápido aviso lo volví a hacer.

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Paso una hora desde aquel beso que fue imposible de sacar de mi cabeza.

Camine lentamente a la habitación de Elizabeth, abrí la puerta sin tocar viéndola a ella sentada sobre su cama como hace unos momentos, ella fijo su vista a mi.

- Necesito uno más - A mi velocidad me acerque a sus labios tomándola por sorpresa.

Se quedó quiera por un segundo, pero rápidamente siguió el beso, sentí hundirme en esa sensación.

¿Por qué nunca pude sentir esto? No comprendo como pude vivir tanto sin sentirme así.

Lentamente me separé de ella recordando que ella necesitaba respirar.

- ¿Por qué me besaste? - preguntó mientras regulaba su respiración.

- Porque me gusta - me arrodille quedando delante de ella.

- ¿Besarme o te gustó yo? - acarició mi cara delicadamente con las yemas de sus dedos.

- Aún no lo sé, esto es nuevo para mí y algo imposible - las caricias que ella le brindaba a mi cara parecían tranquilizar mi cuerpo.

- Si quieres salir de dudas puedo besarte las veces que quieras - Dio suaves besos en mis mejillas. - Y si tú quieres puedes besarme las beses que quieras - está vez beso mis labios.

- Entonces lo haré - Tomé su cara y volví a juntar nuestros labios en un delicado beso.

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Justo en ese momento fue cuando todo inicio, trate de ser lo más discreta posible, es obvio que no lo logré.

El día en el que Romy vio todo fue cuando me di cuenta que mis pensamientos se centraban plenamente en Elizabeth.

Estaba mal y posiblemente moriré por besar su labios, pero no podía dejar de sentir esa caricia en mis labios.

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Esta vez estaba sobre la cama de Elizabeth, acariciaba sus dedos, entrelazando los suyos con los míos.

Solo fui para dejarle unas flores que liberaban un agradable aroma, ella me contó que el olor que inevitablemente llenaba la casa le daba náuseas no lo pensé mucho para buscar aquellas flores.

- ¿Tus dudas fueron resueltas? - Elizabeth miraba nuestras manos.

- Estoy completamente segura que ahora dependo de tus labios, aún estoy un poco confundida sobre el amor - deje descansando mi mano sobre la suya.

Elizabeth rió un poco y se acomodo para mirarme.

- ¿La sexi impura cayó ante mis besos? - me miró con una mirada burlona, solté una risa.

- Lo he hecho - acaricie su rostro con una suave sonrisa en mis labios.

- Yo también caí ante ti - rodeo mi cuerpo con sus brazos para abrazarme.

- Me gusta estar así, es tan cálido - la abrace acercándola aún más a mi cuerpo.

- Lo es - dejó su cabeza sobre mi pecho respirando lentamente - Pero son aún más cálidos tus labios - se estiró para juntar nuestros labios otra vez.

Al besarme con ella mis sentidos fallade que, ese momento me descuidé.

Quede tan inmensa en sus labios que no sentí la presencia de Romy acercarse, mucho menos sus pasos.

Solo cuando abrió duramente la puerta fue cuando me di cuenta que estaba ahí pero era tarde.

Gracias a un pequeño descuido terminamos en un sitio diferente, la mayoría por saber que sentí algo además de la indiferencia que parece negarse a convivir con otro sentir, después de haber roto la única regla que los líderes no perdonaban, ahora muy probablemente siendo buscados por los diferentes impuro en busca de cada uno de nosotros solo con una misión en sus mentes, matar a los traidores y a la causante de que eso pasara.