La Bruja y el Dragón PROMESA Y DESTINO

Cuando Libelle escuchó de los planes para ellas debido a que sus hermanos estarían ocupados, supo que era la oportunidad por la que había estado rogando a la Diosa Madre, por lo que de inmediato acordó la cita con Ejder. Y ahora sólo necesitaba hacer su parte, que era convencer a sus hermanas y cuñada que la ayudaran a escapar. Al principio ellas se negaron, incluso después de que Libelle hubiera ocupado todo su arsenal de persuasión; ofreciendo sobornos y favores, y cuando parecía que ninguna estaba dispuesta a ceder ella decidió que debía sincerarse.

—Aquí todos saben que estoy enferma— su voz carecía de emoción, nadie hablaba del tema, y eso lo hacía más difícil, porque hablarlo lo hacía real —Sé que se esfuerzan para que yo tenga una vida como la de los demás, pero no lo están logrando— Libelle agradecía todos los días su hermosa familia, por lo que no se quejaba de su destino y trataba de ver todo con optimismo, y por eso nunca dijo nada de lo que venía a continuación —Ustedes, y todos los que conozco, me tratan con miedo a que cualquier cosa pueda afectarme, yo puedo verlo; desde que comenzaron las crisis nadie me ha invitado a salir, y es normal, no quieren problemas con mis hermanos, pero sobre todo, no quieren una chica que esta muriendo, nadie desea ese dolor en sus vidas. Pero Ejder no sabe todo eso, él me trata sin cuidado o miedo y quiero vivir esto, hasta donde más sea posible, porque creo que será difícil volver a tener otra oportunidad— Ninguna de las presentes la contradijo, todas sentían la garganta apretada ante la confesión de Libelle, sabían a la perfección que todo era cierto y eso les partía el corazón.

—Muy bien— habló después de un rato Cybele —Cuenta conmigo, pero ya que Aisha y Mariana estarán incomunicadas, yo seré tu enlace seguro, tienes que prometer que estarás en constante comunicación conmigo y permanecerás siempre en lugares públicos.

—Esta bien— los ojos, aún llenos de lagrimas de Libelle se iluminaron, y de inmediato les regalo una sonrisa que les dejó un sabor agridulce a las demás —Las mantendré informadas, pero no demasiado— Y con ese último comentario todas rieron al entender lo que su hermanita trató de insinuar.

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Llegada la hora de la reunión Nidhogg se presentó acompañado de Rodrigo que haría las veces de su asistente, era la primera vez que él se sentía tan ansioso, a pesar de su edad y todo lo que había visto a lo largo de su existencia, incluso a pesar de haber arriesgado muchas veces su propia vida. Y es que, para los dragones que vivían un verdadero vinculo de amor, los hijos que tenían con su compañera eran lo más importante de su existencia, su bienestar debía estar por sobre cualquier cosa, ya que sus crías dependían del amor de sus padres, que los alimentaba hasta que lograban llegar a la madurez completa. Por lo que para él, esta vez debía negociar algo más valioso que su propia seguridad, iba por la salud de Fafner y la posibilidad de recuperar el corazón de Ragnar.

—Bienvenidos— saludó Lugus en cuanto Nidhogg y su acompañante entraron al área privada del restaurante —Será mejor comenzar con las presentaciones y dar inicio a ésta reunión, ella es mi cuñada y matriarca del clan Lanira, Damara— dijo señalando a una mujer que aparentaba no ser  mayor de cuarenta, que no medía más de 1.60, sumamente hermosa, de cabello trigueño y ojos felinos, que se puso de pie y le hizo una venia, para volver a sentarse —Él es Caerus, el mayor de mis sobrinos— inmediatamente se puso de pie un joven como de treinta años, de una energía imponente, con 1.90 de estatura, atlético y de ojos verde esmeralda, y su nariz y mejillas adornadas con pecas café claro, de inmediato extendió su mano para saludarlo en silencio —Ellos son Woden y Boreas— ellos al escuchar su nombre se pusieron de pie y extendieron al mismo tiempo sus manos envolviendo la de Nidhogg, dejándolo un poco abrumado —Y ella es la pequeña Cybele— ella, al igual que su madre sólo se puso de pie y le hizo una venia, a diferencia de sus hermanos se parecía mucho a Lugus, pero tenía los ojos de un color miel casi dorado y pecas igual que su hermano. —Ellos serán los que juzguen la situación y harán las preguntas.

—Entiendo— habló Nidhogg con calma tratando de mostrar el mayor respeto posible, al tiempo que liberaba su esencia con suavidad —Yo soy Nidhogg Nithe Ragnar, un viejo amigo de Taranis Lugus.

De inmediato todos los hermanos entraron en tensión, mostrando de forma defensiva su naturaleza, estaban frente a un dragón, y ellos habían sido educados para verlos como el enemigo. Esto sorprendió a Nidhogg, ya que le confirmaba que estaba frente a un aquelarre de brujas, brujos y semidemonios, lo que podía llegar a complicar mucho las cosas. Al instante Cybele sintió que se le iba el alma al piso, ese hombre tenía el mismo apellido que los ejecutivos de NR, y aunque no quería creer que Libelle podía estar en riesgo, al momento envió un mensaje a su hermana pidiendo que se reportara lo antes posible.

—Tranquilícense niños— con esta sencilla orden dicha con una voz suave, el aura de todos disminuyó al instante, mostrando el liderazgo de Damara —El señor Nithe ha venido en paz esta noche, el objetivo de esta reunión es aclarar un mal entendido que provocó la resiente incursión, frustrada por su tío, a nuestro hogar— todos permanecieron en silencio, esperando una mayor explicación y ante el asentimiento de Damara a Nidhogg, él comenzó a hablar

—Como acaba de informar la matriarca, mi hijo cometió una transgresión la pasada noche— tomó aire y continuó con un tono avergonzado —El motivo principal era la recuperación de un miembro de mi clan; mi hijo Fafner asegura que una miembro de su clan es la pareja de mi hijo mayor, nosotros la conocemos como Zari, desapareció hace siete años, estaba embarazada, y a pesar de nuestros esfuerzos, no logramos encontrarla, ya que los vínculos fueron bloqueados, por lo que hasta hace poco la creíamos muerta...

Conforme Woden iba escuchando la explicación, sus entrañas se revolvían, hasta que ya no soportó más, él siempre había pensado lo peor sobre la desaparición de Aisha, así que antes de que ese hombre terminara su relato, trató de abalanzarse sobre él, siendo bloqueado por Rodrigo.

—¡Maldito dragón, fueron ustedes los que secuestraron a mi hermana..!

La afirmación del joven conmociono a Nidhogg, a cada segundo la situación estaba empeorando.

—Mi hijo no la secuestro, no estoy al tanto de los detalles, yo en ese entonces estaba en el viejo continente, pero de lo que sí estoy seguro es que ellos se amaban, y que ella no recordaba de donde venía, desgraciadamente ocurrieron muchas cosas en ese momento y...

Durante la que se había convertido en una discusión, Cybele había tratado de llamar a su hermana Libelle desesperadamente, nunca se imagino que ellos fueran dragones, y menos que habían intentado llevarse a Zahori, eso ya los convertía en una verdadera amenaza. Y justo en ese momento su hermana estaba con uno de ellos, a solas, conforme el conflicto avanzaba Cybele se iba sintiendo más desesperaba, lo que no pasó desapercibido para Boreas, quien se acercó a preguntarle.

—¿Qué pasa Cybele, te sientes bien?— preguntó preocupado

—Yo cometi un error... lo siento... yo no sabia...

—No te entiendo— el rostro desencajado de Cybele alertó a su hermano —Sólo dime qué esta pasando...

—¡Libelle no contesta!— Las lagrimas comenzaban a rodar por sus mejillas

—Ella está en el campamento— dijo Boreas tratando de calmarla —Es normal...

—¡NO!— interrumpió Cybele a su hermano, y entre sollozos continuó —Ella no fue al campamento, ella me pidió ayuda para salir a solas con Ejder— Boreas sintió que la sangre se le helaba, su pequeña Libelle estaba en peligro.

—¡¿ELLOS TIENEN A LIBELLE?!— El grito de Boreas de inmediato detuvo la discusión —Ella se escapó para verse con el hijo de éste dragón y no contesta los mensajes ni las llamadas...

La noticia paralizó a Nidhogg, que al instante temió que su otro hijo, el que nuca hacia nada por propia iniciativa, hubiese decidido, por primera vez hacer algo arriesgado. Lugus lo observó con atención y se dio cuenta que su viejo amigo no estaba al tanto de lo que su hijo estaba planeando y decidió tranquilizar la situación...

—Llama a tu muchacho— le ordenó tranquilo, mostrando a su familia que él sentía confianza en Nidhogg —Necesitamos saber como se encuentra Libelle.

El aludido se apresuró a hacer lo que le pidió su amigo, colocando el teléfono en altavoz para evitar sospechas...