El Italiano Y Yo

(Karlo)

En el momento, que oí a Elieth pedirme con tanta determinación, que la besara, sentí una explosión en todo mi cuerpo.

Dios, tengo 5 años de no besar los labios de nadie.

La desconfianza que creo mi mente hacia las personas, fue tan grande que bloqueaba todo deseo en mí, no podía besar, acariciar, a alguien, me convertí en un ermitaño, que solo sale por trabajo.

A mi cuerpo le causaba repulsión todo contacto, y digo le causaba porque aquí estoy ahora tocando a Elieth sin sentir tal cosa.

Estoy acariciando a Mi Princesa y con un deseo ardiente de besarla, en este momento solo pienso en comerle esa boca que se ve suave y huele tan deliciosamente bien.

Yo me tomo mi tiempo, porque aparte que quiero disfrutar del momento, debo estar seguro de no hacerle daño, como ha ocurrido en otras ocasiones.

Aunque, nunca pude llegar tan lejos, como con Elieth.

Al principio yo buscaba acercarme a alguien para satisfacer mi cuerpo, pero al estar cerca o sentir el toque de alguna mujer, mi cuerpo reaccionaba violentamente, al punto que llegue a empujar y tirarlas lejos de mí.

A Ella no quiero hacerle daño. Ella es diferente, yo lo sé mi corazón me lo grita y mi mente lo asimila muy bien.

Para satisfacer un poco, estas ganas que tenemos de besarnos, empiezo acariciando con mi nariz la pequeña nariz de mi Ángel.

Inhalo profundo, porque quiero que mi mente reconozca este olor tan exageradamente agradable.

Beso, su frente con ternura, y luego estos deseo de besar sus ojos, lo hago anhelando y rogando al cielo que estos bellos ojos, nunca vean con amor y deseo a nadie más que a mí.

Mi deseo por su boca no mengúa, este anhelo crece y me digo a mi mismo.

Karlo Vitale. Bésala, bésala y disfruta.

En ese mismo momento, lentamente tope mis labios con los labios de Elieth y ...

Ohhhh, Dios de mi vida.

Esto...Noooo. no puede ser cierto, debe ser un sueño, como algo real puede ser tan deliciosamente placentero.

Mi Angel... Mi Presiosa Mujercita.

Sus labios son tan suaves, tan pequeños, es como que fueron creados exclusivamente para mí.

Su sabor es lo más delicioso, que mi paladar ha saboreado.

Es dulcemente, adictivo.

La beso despacio sin apresuramiento, porque quiero disfrutarla, y que el momento sea lo más duradero posible.

Sigo presionando con delicadeza, hasta que siento los labios de Elieth abrirse un poco.

Y esto es lo que yo necesitaba para cambiar un poco el ritmo de este celestial beso.

Con apacibilidad y ternura introduzco mi lengua, para seguir degustando este sabor que es una exquisitez.

Mi Ángel es inexperta, podría jurar que es su primer beso.

Y eso me llena el alma, de tal manera que siento un regocijo indescriptible.

Yo le estoy dando su primer beso...

Yo seré su primera vez...

Yo seré el primer y único hombre en su vida...

por que no me dare el lujo de perderla.

No Señor... Vitale.

La vida me a recompensado, por tanto dolor con la más maravillosa mujer, y será mía y yo seré suyo.

Tenemos que separarnos, por que nesecitamos respirar, pegamos nuestras frentes tomamos el aire que nesecitamos y volvemos con prontitud a unir nuestras bocas.

Pero esta vez, con tal desesperación, el uno por el otro, ya nos degustamos y sabemos la delicia que es besarnos.

Ahora queremos devorarnos mutuamente, mi Princesa aun con su inexperiencia se adapta a mi ritmo y eso desencadena un deseo tan desesperante por más.

Si, quien lo diría la mujercita logró, lo que ni las mujeres más bellas, ni los sicologos con tantos años de terapia, lograron, ella logró en un día cambiar mi vida.

Cinco desgraciados y malditos años, sufriendo, y no es solo el hecho de no tener una mujer, con libertad en mi cuerpo.

Cualquier persona diría que no es nada, lo que he sufrido.

pero no es fácil ser prisionero de tu propia mente, si yo viví esclavizado a un pasado que mi mente confundió con presente.

El hecho de que una mujer se hiciera pasar por honesta, por sincera, y que hiciera que me enamorara de ella, solo para hacerme, el mayor de los daños.

Ese hecho hizo que mi mente desconfiara hasta de mi propia Sombra.

Pero lo peor es haber vivido las enfermedades sicoemocionales consecuencia de ese hecho y que me frustraban la vida.

Cinco años de desesperación de ansiedad y ataques de pánico a diario.

Pero Ella, mi Ángel... Esta bella Mujer ...

Mi Elieth, en un día me cambio la vida.

Y ahora que estoy disfrutando de eso no quiero dejarlo.

No se que voy hacer, no se como voy a organizar mi vida, pero no estoy dispuesto a perderla.

Seguimos aquí, besándonos, desenfrenadamente, mi pasión y mis ganas despiertan, y no quiero asustarla.

Debo controlar esta desesperación, por tenerla completa.

Debo hacerlo, por que Elieth es pura e inocente y como ella misma me dijo que desea que su primera vez sea especial.

Pues eso, debo tomarlo en cuenta.

Debo separarme de su boca, por que si no lo hago puede que el razonamiento sea más débil que el deseo.

Pero, como hacerlo si su boca es tan deliciosa, tan dulce... Y su cuerpo tan hermoso, me provoca besar cada rincón de ella.

Ahhhh Dios, que hago...

La nesecito ahora, mi entrepierna ya duele.

siento que voy a explotar.

Pero debo controlarme, debo tener la fuerza para controlarme, y si que es una fuerza sobrehumana, por que deseo hacerla mía, ahora.

Este no es un deseo cualquiera, deseo hacerle el amor...deseo hacerla mía, pero debo esperar, quiero que ella me lo pida así como me pidió que la besara...

Lo hizo y estoy seguro que jamás se lo había pedido a nadie.

Quiero que me pida, que la haga mía, porque yo creo que dependeré en todo de ella.

Si... será mi Señora,

Es mi Angel, mi Princesa,

Yo soy su Italiano y ella será mi mujer.

Una mujer que me salvo, en toda la extensión de la palabra.

Después de varios minutos...

Trato de separarme con mucha dificultad.

Me separo despacio de su boca... nos quedamos viendo a los ojos, ella está temblando en mis brazos, yo tiemblo en los de ella.

Sus labios me llaman a devorarlos de nuevo, tanto que me la empiezo a comer una ves más, esto es algo más fuerte que yo, estoy descontrolado y no se que hacer, quiero, deseo... hacerla mía en este momento...