¿Que pasa cuándo el destino junta a dos personas que apenas logran llevarse bien? Embarcate junto a Agnes y Mateo en este viaje a descubrirse.
NovelToon tiene autorización de Adriana Martínez (V) para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo D I E C I N U E V E: "Esposa Enamorada"
§En llamada§
— ¡Agnes! Hasta que al fin contestas. ¿Dónde estás?
— Estoy bien Ainara, tuve que hacer unas cosas. Ahora mismo estoy de viaje con mi jefe.
— ¿Cómo qué de viaje con tu jefe? Te le perdiste a Theo, él estaba tan preocupado. Pensamos lo peor.
— ¿Y qué es lo que podría ser lo peor Ainara? Al fin nunca me dijeron el porqué debía aceptar a Theo como mi guardaespaldas.
— Ya te dije que fue por unas cosas de Artemis, él creyó que era mejor colocar seguridad. Además no es algo que debamos hablar por teléfono.
— Siempre sales evadiéndome, va a llegar el momento en el que tendrás que decirme toda la verdad de la situación.
— No hay ninguna verdad, ni mucho menos nada que decir. ¿A dónde te fuiste de viaje?
— Es sólo por trabajo y no hay nada que decir.
— ¿En serio vas a tomar esa actitud conmigo?
— ¿En serio me vas a seguir tratando como si yo fuese no sé, una mariposita? Soy una mujer Ainara y merezco saber las cosas que me involucran.
— Mira cuándo estés de mejor humor hablamos, Chao cuidate mucho.
Y me colgó.
Ella en serio me colgó.
§Fin de la llamada§
No puedo creer que Ainara tomé la situación así, osea yo también debería saber qué es lo que pasa. Aunque quisiera seguir preocupándome por lo que sea que esté pasando, más me preocupa el hecho de que ahora mismo voy rumbo a Italia a conocer a mi nueva familia, como dijo la florecita.
Yo aún no entiendo que es lo que pasa, él aún no ha querido hablar conmigo. Sé que queda poco tiempo para llegar a Roma y eso me está carcomiendo, estoy a explotar de nervios.
Íbamos en el Jet privado de la compañía y la florecita se había ido por una puerta y no volví a verle. Solo me dejó aquí sola sentada y con un millón de preguntas.
Y es que intuyo que está super molesto después de todo aquello que sucedió en el auto cuándo veníamos en camino al aeropuerto.
Flashback
— Adiós tía, creo que nos veremos en Roma.
Zeinette asintió, le dio un tierno beso en la mejilla a Mateo y a mi igual.
— ¡Felicidades por esto!, aunque quizás tú padre ponga un grito en el cielo. - Esto último se lo dijo a Mateo.
Para aminorar la pequeña tensión que se estaba formando le contesté:
— ¡Gracias! — Exclame con una emoción impropia de mi, aún no entendía nada de lo que sucedía, lo único que tenía claro era que me había casado con un magnate algo mal de la cabeza.
— La opinión de él en realidad no es muy relevante. — Dijo Mateo serio.
Cuándo Zeinette se disponía a responderle a la florecita Sebastián se acercó a nosotros.
— Felicidades. Imagino que ya se van.
— Así es, hay un matrimonio que consumar.
Otra vez con esa palabra.
Sebastián dio una sonrisa que a mi parecer fue muy falsa y tomó la mano de su esposa, Mateo tomó la mía y me jalo para salir de ahí.
Sin darme tiempo a despedirme de nadie, me sacó de la corte, él no soltaba mi mano en ningún momento. Vi cuándo tomó el teléfono y llamó a Palmer, muy rápido le dijo que pasara por nosotros y así fue, en un santiamén ya estaba él ahí presente.
— Felicidades señor, señorita muchas felicidades también.
— Gracias Palmer. — Con él no tenía que fingir efusividad, ya sabía de todo el teatro.
— Sí, gracias. ¡Vamos Agnes! Sube al auto.
Cómo si fuese un robot acate su orden y me subí al auto.
Él se sentó a mí lado y cerró la ventanilla que nos daba vista a Palmer.
>> Necesito que actúes como una esposa enamorada y abnegada. Mi madre deseaba con todas sus fuerzas que yo sentará cabeza, para poder dejarme al mando de toda la compañía, ella te estima mucho, ya te conoce de antes.
— Solo la he visto una vez y dudo que se coma todo ese cuento de un matrimonio apasionado y feliz, cuándo Zeinette se dirigió a mi yo ni siquiera sabía que decirle cuándo me preguntó sobre cómo nos habíamos conocido o cómo había surgido nuestro amor.
— Pero igual manejaste bien la situación, ¿O no señorita?
— Sí lo hice, pero al menos deberíamos de estar sincronizados. A todas estas no me has dicho por qué razón no me pediste que me casara contigo de buenas maneras, ¿O vas por la vida engañando a las mujeres para que se casen contigo? Eso no habla bien de ti y toda esa perfección que dices tener.
— Jamás he dicho que sea un ser perfecto, respecto a que no te dije nada del contrato A fue porque eres muy torpe y sé que en cualquier momento terminarías por dañar mis planes. Yo te ayude y no lo hice bondadosamente, te hice un favor y luego me lo cobré. Sólo serán cinco años, luego podrás ser libre y con dinero en el bolsillo para que hagas tu vida.
Dios mío, quería estampar mi mano en su mejilla, que mano ni que nada quería estampar mi puño en su mejilla. Juro que sí.
— Yo no te pedí que me ayudaras en primer lugar, yo me iba a entregar a la policía e iba a afrontar mis problemas como una adulta que soy. Tú decidiste por mí. Me haces quedar como una loca inestable y eso no te lo voy a permitir. Sí, está bien, seré tú esposa de mentira pero no creas que todo se va a hacer como tu digas.
— Tiene agallas señorita Bachelet.
— Siempre las he tenido.
— Bien porque las necesitarás. Mi padre suele ser un hombre agotador.
— Sí, como sea. — Dije pegando mi frente a la ventana del auto.
>> ¿Cómo será nuestra historia de amor? — Pregunté esperando a que él se diera la molestia de al menos agregar una idea, desde el reflejo de la ventana logré ver como sonreía.
— Creo haberte escuchado decirle a mi tía que fue un amor de oficina, ¿No es así? Después de todo fue ahí donde nos conocimos. Puedes decir que primero nos odiamos, pero yo quedé fascinado contigo, tan fascinado que siempre busqué la manera de tenerte cerca de mí. Busque cualquier manera de tenerte para mí.
Esa parte se oía tan sincera, pero debo recordar que esto es un contrato. La paga de un favor con otro favor.
Mientras hablaba mi cuerpo reaccionaba misteriosamente a cada una de sus palabras, sentía mi piel ponerse de gallina. No pude seguir como si nada y voltee a mirarlo.
>> Mutuamente nos enamoramos, aunque nos alejamos por ocho meses ya que yo debía ir a la empresa a solucionar muchas cosas, pero que al volver no pudimos contenernos más, no pudimos estar lejos el uno del otro y nos casamos. Esa sería una historia perfecta, una que rebasa adversidades.
Él se fue acercando a mí.
>> También deberíamos de decir como fue nuestro primer beso, nuestro primer ataque de celos y el primer problema que afrontamos juntos. Las primeras veces son inolvidables, al menos eso me dijeron.
Mi corazón latía a mil por hora.
Su mano se enredó en mi cabello y se fue justo a mi cuello, me atrajo a él y me besó.
Coloque mi mano en su pecho para intentar alejarlo pero él fue mucho más hábil y me presionó más contra él para impedir que me separara.
De un momento a otro me encontraba siguiendo su beso, su lengua invadió mi boca. Me sentía inexperta, aunque él como que no lo notó.
Su beso fue abrasivo, pasional e intenso. No sé porque me sentía así tan rara, mi entrepierna se sentía húmeda y mis pies hormigueaban.
Su mano libre se fue directo a mi seno derecho, lo apretaba, se sentía tan bien, muchas emociones y sentires que para mí son nuevos. Se sentía muy bien.
¡Por dios Agnes!
Debo detenerlo, pero en realidad no quiero. Un sonido involuntario escapó de mis labios y eso hizo que algo en él se alocara más, ya que su mano bajó a mi pierna, subió mi vestido hasta poder meter la mano debajo de este.
Su mano se instaló en mi muslo y lo apretaba fuerte, fue subiendo poco a poco y llegó hasta un lugar más encima de mi muslo dónde ese liguero de encaje se apretaba en mi piel.
Se separó de mí y me miró a los ojos, yo me encontraba aún aturdida. Su mano en mi pierna aún, alzó el liguero y volvió a soltarlo haciendo que este me diera un poco de dolor.
Volví a dejar escapar otro sonido involuntario de mis labios.
— Sí, Agnes, sigue gimiendo para mí.
Parpadee varias veces y me aleje de él. Me pegue tanto a la puerta del auto que creo que un esfuerzo más y terminaría abriéndola.
— Jamás vuelvas a tocarme o a besarme siquiera.
— Puedo asegurarte que no haría algo que tú no quisieras.
— Que sea la última vez que me tocas o besas.
Aunque se le veía tan sexy con su cabello revuelto y un rubor en su cara no podía ceder a él, no me rebajare ante él.
— Me temo que eso será imposible ya que tenemos que darnos muchos besos en público.
— Justo ahora no estamos en público, ¿Porque me besas?
— Tú no te negaste.
Quería quitarle esa maldita sonrisa de los labios.
— Ya te dije, que sea la última vez que me tocas. Yo jamás haría algo más contigo, óyeme bien, jamás.
El auto se detuvo y vi que habíamos llegado al aeropuerto. Él me miró cabreado y abrió la puerta del auto, de espaldas antes de salir, me habló :
— Eso lo veremos.
Salió del auto tirando la puerta.
***********
si la empiezan ,por aquí no la terminan❓