Alexander Sullivan nunca deja que las emociones nublen su juicio. Todo en su vida es medido y calculado… hasta que llega Valentina Reyes, su nueva asistente, quien, con su torpeza y su encanto natural, pone a prueba su paciencia y despierta en él un deseo que no puede ignorar.
Valentina necesita este trabajo para ayudar a su familia, pero su jefe es el hombre más intimidante y exigente que ha conocido. A pesar de eso, no puede evitar sentirse atraída por él. Lo que comienza como una relación estrictamente profesional se convierte en algo mucho más peligroso cuando la tensión entre ellos se desborda.
¿Podrá Valentina derretir el corazón de Alexander?
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Capítulo 19
Durante la mañana los dos actuaban como adolescentes evitandose , pero al mediodía, Catherine le informó a Valen que debía acompañar a su jefe a una reunión con un nuevo socio en Chelsea. Algo sobre una colaboración creativa para la línea de verano.
Ella sabia que no lo podia evitar, esa era su tarea, la funcion de una secretaria. Pero otro viaje juntos, otro auto, otra ocasión donde fingir ser solo jefe y asistente. Respiro hondo tomo todo lo que iba a necesitar y cuando Alex salio de su oficina ella lo siguio en silencio hasta el estacionamiento.
Cuando subieron al auto, el silencio se instaló de inmediato, ella jugaba con sus dedos, él miraba por la ventanilla.
Hasta que despues de un rato él habló.
-Esto se está saliendo de control.- Valen no lo miró.
-Entonces dígame que pare. Que me aleje y lo haré. Pero recuerde que usted fue el que provoco la situacion.
- Lo se y aunque se que debo para no puedo.- Y esa fue la verdad más brutal que pudo decirle.
No se dijo nada mas, pero Valen estaba confundida que quizo decir con no poder parar. Claro que ella no queria que parara, pero estaba segura que iba a huir como rata como cada ocacion anterior. Sera que se siente responsable de ella por haber tenido sexo. Le dio miedo ella no queria lastima, ni que se sienta con responsabilidad alguna.
Cuando llegaron la reunión fue breve. El nuevo socio era amable, aunque demasiado observador. Cuando les ofreció almorzar en el restaurante del hotel, Alex aceptó.
Durante la comida, el socio los observaba con interés.
-Ustedes tienen una dinámica interesante -dijo, tomando un sorbo de vino.
-Profesionalismo, eso es todo.- dijo Alex con tono serio.
Valentina sonrió, un poco demasiado rápido.
-El señor Sullivan es muy exigente. No hay margen para distracciones.
El socio sonrió con astucia.
-Eso no es lo que parece. Pero supongo que algunas cosas es mejor no nombrarlas.
El resto del almuerzo fue un campo minado y Valen estaba mas ansiosa que nunca, pero agradecio que su boca se mantuviera quiera y no lanzara palabras al azar como una cotorra.
De regreso en el auto, la tensión era palpable. Alex condujo en silencio, ella lo observaba de reojo.
Cuando llegaron al edificio, Valen se detuvo antes de salir.
-No vamos a poder seguir escondiendo esto por mucho tiempo.
Alexander apoyó la frente contra el volante.
-Lo sé.
Y en esa aceptación, supieron que el siguiente paso era inevitable.
El ambiente entre Alexander y Valentina había cambiado por completo. Ya no era solo tensión contenida. Era deseo palpable, emociones crudas y una verdad imposible de seguir ocultando.
El resto del dia paso volando y Alexander seguía en su despacho, revisando documentos que ya no le importaban. No podía concentrarse.
No podia parar de pensar en la noche anterior, en el cuerpo de Valen, en sus besos, en sus gemidos.
Media hora después, la puerta se abrió suavemente. Valen entró sin anunciarse, vestida con un sencillo vestido negro, el cabello suelto, la mirada firme.
-Sigo aquí -dijo, simplemente.
Alexander se puso de pie. No dijo nada. No necesitaba hacerlo.
Se acercaron lentamente. Cuando estuvieron frente a frente, él levantó una mano y la apoyó en la mejilla de Valentina.
-No debería desearte como lo hago -susurró.
-Pero lo hace -respondó ella, con voz temblorosa.
Él asintió, y entonces la besó. Como lo hizo la noche anterior, con necesidad,con devocion, con ferocidad.
Las manos de Alex encontraron su cintura, luego su espalda. Valen se aferró a su camisa, con los latidos desbocados, mientras el beso se volvía más profundo, más urgente.
Alexander la levantó con facilidad y la sentó sobre su escritorio, apartando papeles y carpetas sin importar nada. El mundo se redujo a eso: ella y él, respirando el mismo aire, compartiendo el mismo temblor.
Los labios de Alexander descendieron por su cuello, dejando un rastro de fuego que hacía que Valentina perdiera toda capacidad de pensamiento.
-No sabes cuanto te deseo -dijo, con la voz cargada de deseo.
-Yo tambien, no te detengas -bromeó ella, jadeando.
Alexander sonrió contra su piel.
-Jamas me detendre mocosa- dijo riendo.
Las manos se volvieron impacientes, buscando piel, sintiendo, tocando sin miedo. La camisa de él cayó al suelo. El vestido de ella siguió el mismo camino. Las barreras desaparecieron.
Él necesitaba estar dentro de ella y Valen lo sabía abrió sus piernas invitándolo y Alex no lo dudo la tomo con ferocidad, como un animal hambriento y ella respondió con igual intensidad.
Solo se escuchaban sus jadeos y el golpeteo de sus cuerpos contra el escritorio.
-Maldición Reyes me volvés loco- grito él y exploto en un orgasmo feroz.
Ella seguia agitada apoyada contra su hombro y el besaba su cabeza.
No sabían cómo habían terminado en el sofá del despacho. Solo sabían que el deseo los había consumido, que sus cuerpos se habían unido con una urgencia que venía de semanas.
Valen estaba recostada sobre el pecho de su sexi ogro, respirando hondo, mientras él acariciaba lentamente su espalda.
-Esto cambia todo -murmuró ella.
Alexander asintió, sin abrir los ojos.
-No quiero que pienses que fue solo deseo.
Valentina levantó la cabeza.
-¡Vaya! Alexander Sullivan, aclarando emociones. Anótese la fecha.
Él abrió un ojo y sonrió.
-No bromees. Es verdad.
Ella se puso seria.
-¿Qué hacemos ahora?
Alexander acarició su mejilla.
-No lo sé. Pero no pienso alejarme.
-Entonces estamos en problemas.- dijo ella soniendo.
-Los mejores problemas.- dijo él y la volvio a besar.