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Las Sombras Del Rey

Las Sombras Del Rey

Status: En proceso
Genre:Romance / Maestro-estudiante / Apoyo mutuo / Batalla por el trono / Grumpyxsunshine
Popularitas:698
Nilai: 5
nombre de autor: IdyHistorias

Uno asesina, otro espía, otro envenena y otro golpea y pregunta después. Son solo sombras. Eliminan lo que estorba, limpian el camino para quien gobierna con trampas y artimañas.

No se involucran. No se quiebran.

Pero esta vez, los cazadores serán cazados.

Porque hay personas que no preguntan, no piden permiso, no se detienen.

Simplemente invaden… y lo cambian todo.

NovelToon tiene autorización de IdyHistorias para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿Ves? Ese era nuestro brillante plan

Marcel levantó las manos, rendido, mientras sonreía un poco.

—Lo veo, lo veo, —dijo, suspirando con resignación—. Pero en ese momento necesitaba una prometida falsa.

Marcel me miró, sabiendo que yo entendería lo que estaba por venir.

—¿Recuerdas a la bruja pelirroja?

Claro que la recordaba. Aquella mujer ambiciosa, siempre buscando la forma de entrar en la corte, y sobre todo, en la cama de Marcel. Era conocida por querer convertirse en reina a toda costa.

—Era como pagar un favor —continuó Marcel, como si justificara sus decisiones—. Si ella me ayudaba, podría alejar a esa bruja, pero al llegar a buscar al señor Sonnet para pedirle su ayuda, descubrí que el negocio no estaba. Me informaron que el señor había muerto por una enfermedad, y que la hija también había desaparecido.

Marcel me miró, intentando medir mi reacción.

—Pregunté por la hija, pero ya era tarde. Nadie la había visto desde un mes después de la muerte de su padre. Lo mínimo que podía haber hecho era ayudarla, tal vez llevarla a la corte o encontrar una forma de protegerla. Pero simplemente... se esfumó.

Su mirada era seria, y por un momento el peso de su culpa parecía alcanzarlo. Me recordó algo que había mencionado tiempo atrás, cuando me pidió que encontrara a alguien, algo que en su momento no entendí del todo.

—¿Recuerdas que te mencioné una vez que quería encontrar a alguien? —dijo Marcel, volviendo a ese tono más íntimo.

—Sí, —respondí, recordando bien ese único encargo que me pareció diferente, uno que me dejó con preguntas.

—Pues... ese alguien era ella, —dijo Marcel, señalando con la cabeza a Clover—. Pero antes de que pudiera coordinar algo, nos enteramos de los horrores que estaba haciendo ese noble. Y... bueno, lo dejamos pasar. El tiempo pasó, y ya no la busqué.

Quise matarlo otra vez, porque todo esto podía haberse evitado. Si hubiera sido más rápido, más preciso, Clover no habría tenido que pasar por todo lo que pasó. Pero cuando miré a Clover, ella parecía tranquila, como si ya lo hubiera aceptado todo, como si no hubiera espacio para el rencor.

Clover, en su estilo único, levantó la barbilla y dijo:

—En fin, no pienso casarme contigo ni fingir ser tu prometida ni nada por el estilo. —lo dijo con una calma que, sin embargo, no ocultaba el filo de su amenaza.

Marcel levantó una ceja, sorprendido pero con una sonrisa juguetona.

—Entendido. No soy tu tipo —dijo, aceptando la derrota. Pero luego me miró a mí, y luego a ella, como si aún intentara procesar lo que estaba pasando.

—¿Pero en serio, Ezran? —preguntó, desconcertado, como si no pudiera creerlo del todo.

Clover solo sonrió, y con una mirada letal respondió:

—Recuerda que aún tengo mi daga.

Marcel no dijo nada más, claramente entendiendo que no debía empujar más el asunto.

Clover se dispuso a retirarse, pensando que Marcel y yo tendríamos que hablar de asuntos importantes. Pero antes de que pudiera salir, Marcel la detuvo, su tono mucho más serio que antes.

—Tú no le dijiste nada a Ezran sobre la corona por dos razones, —dijo Marcel, sin hacer de esto una pregunta—, para protegerlo y por lealtad.

Clover asintió, en silencio, y aunque no dijo nada, su mirada lo confirmó.

—Lo mismo pasa con él, —continuó Marcel, refiriéndose a mí—. No te ha dado detalles por lealtad a mí y a lo que hacemos. Yo preferiría mantenerte en la ignorancia para garantizar tu seguridad, pero creo que eso ya no será posible.

Clover lo miró, sin responder aún, su expresión era firme, pero Marcel continuó:

—Confías en él lo suficiente para estar con él sin saber nada, ¿verdad?

El aire en la habitación se tensó, como si Marcel acabara de pronunciar una verdad que todos estábamos esperando enfrentar. Clover asintió lentamente, mirándome a los ojos.

—Confío en él —dijo sin vacilar.

Durante la siguiente hora, Clover se enteró de todo, y no fue de mis labios, sino de los de Marcel mismo. Le reveló quiénes éramos realmente, qué hacíamos, y el verdadero peso de las misiones a las que nos enfrentábamos. Conmigo, éramos cuatro sombras del rey, encargados de deshacernos de aquellos que no podían ser juzgados por la justicia común. Ya fuera por su poder, la falta de pruebas o, simplemente, por la corrupción que reinaba en las altas esferas, nosotros éramos la única solución.

Clover, tranquila como siempre, escuchaba atentamente, procesando toda la información con una calma que pocos tendrían al escuchar algo tan oscuro. Increíblemente, no parecía sorprendida ni alterada, solo atenta. Había entendido, desde el primer momento, que yo no solo era un simple mercenario o fabricante de artefactos. Esto era mucho más profundo, y Marcel estaba siendo brutalmente honesto con ella.

Marcel continuó hablando, explicando qué había pasado con nuestra misión reciente, aquella en la que nos habíamos hecho pasar por esposos. El responsable de todo el asunto no era otro que Lord Lathis, un hombre peligroso, aliado del antiguo usurpador y falso hermano de Marcel.

—Lathis fue un hombre leal al usurpador, —dijo Marcel, con una mezcla de desprecio y cautela en su voz—, y ahora está tejiendo su propia red.

Clover lo escuchaba con los ojos entrecerrados, procesando los detalles. Yo la miraba de reojo, notando cómo sus manos se mantenían tranquilas, pero su mente trabajaba rápido.

—El plan de Lord Lathis es simple, —continuó Marcel—. Quiere usar a Roland, mi falso hermano, para ganarse a los nobles.

Roland, aunque no era ni hijo del padre ni de la madre de Marcel, tenía un parecido físico increíble con él, lo que lo convertía en una herramienta peligrosa. Lathis planeaba engatusar a los nobles, ofreciéndoles perversiones y tratos corruptos para que apoyaran a Roland, usurpando la lealtad de la nobleza. El pueblo lo creía muerto, pero la realidad era mucho más siniestra.

—A Roland poco le importa el pueblo, y aún menos Lathis. —Marcel hizo una pausa, mirando a Clover y luego a mí—. Lo que busca es el poder de la nobleza, y a través de ellos, el trono.

Clover finalmente habló, su tono firme pero reflexivo:

—¿Y qué debemos hacer?

Marcel la miró, impresionado por la calma con la que hacía la pregunta.

—La misión es detener la raíz, Clover. —explicó Marcel—. A Lathis y a Roland hay que cortarlos de raíz. Roland sigue sin paradero conocido, pero tenemos que acorralarlo. Y si el pueblo supiera que está vivo... bueno, sería el caos.

Asentí en silencio, mientras Clover procesaba cada palabra. La magnitud de la misión que teníamos entre manos era clara, pero lo que me preocupaba era cómo esto afectaría nuestra relación.

—No es fácil estar en esa posición —dijo Marcel, más serio que antes, evaluando la situación con más gravedad de lo habitual.

Clover asintió, pero sus ojos no se suavizaron ni un poco.

—No tengo intenciones de dejar solo a Ezran, —respondió, su tono firme, sin dejar espacio para interpretaciones—. Confío en él... pero no confío en ti.

Marcel frunció el ceño, sorprendido por la franqueza de Clover. Me quedé mirándola, sabiendo que, aunque sus palabras eran duras, eran también lo más honesto que alguien podría decirle a un rey. Ella continuó, sin dejar que Marcel respondiera.

—Al parecer, tiendes a ser olvidadizo con quienes te apoyan. —sus ojos brillaron con una mezcla de desafío y advertencia—. Lo último que quiero es que le des la espalda o te olvides de él.

Me quedé en silencio, observando cómo Clover no retrocedía ni un centímetro en su postura. Mientras ella hablaba, sentí una mezcla de emociones. Ella no se preocupaba por los peligros que enfrentábamos al estar juntos en este mundo oscuro y lleno de intrigas. Se preocupaba por mí, por lo que Marcel pudiera hacerme, por el riesgo de que él, el rey, me dejara en el olvido o me traicionara de alguna manera.

Una parte de mí, una parte primitiva y orgullosa, se molestaba. Esa parte no quería que Clover me cuidara, no quería que fuera ella quien pensara en mi seguridad. Yo debería ser el protector, el que se asegurara de que ella estuviera a salvo. Pero otra parte, más profunda y silenciosa, reconocía algo diferente: la parte de mí que siempre había estado solo.

Esa parte quería dejarse cuidar por ella. Quería sentir que alguien estaba dispuesto a enfrentarse al mundo por mí, como yo lo haría por ella.

Marcel mantuvo su mirada en Clover, todavía procesando lo que acababa de escuchar. Sabía que no podía responder a esa acusación sin hacer que todo empeorara. Al final, suspiró y, con una mezcla de aceptación y resignación, dijo:

—No me olvidaré de Ezran. —su tono no era defensivo, sino más reflexivo—. Es mi amigo, y sé lo que ha hecho por mí y por el reino. No voy a fallarle.

Clover lo miró un segundo más, como si evaluara sus palabras, y luego asintió lentamente, aceptando su respuesta por ahora, pero sin bajar la guardia. La tensión en la sala seguía presente, pero sentí que habíamos llegado a una especie de tregua.

Clover se volvió hacia mí, sus ojos más suaves ahora, pero aún llenos de esa determinación que me atraía y me volvía loco a partes iguales.

—¿Vas a estar bien con todo esto? —me preguntó, no como una mujer preocupada, sino como alguien que sabía lo que estaba en juego y estaba dispuesta a compartir el peso.

Asentí, porque sabía que no podía hacer esto solo, y porque, aunque una parte de mí todavía se resistía, quería que ella estuviera a mi lado. No solo como mi compañera en la batalla, sino como mi compañera en todo.

—Sí, —le respondí, mi voz más suave, pero llena de verdad—, lo estaré... contigo.

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Liliana Barros
Clover es la pareja perfecta para Ezran. Y más vale que el Rey no se olvide de su amigo o Clover va a hacer que lo lamente 😱😂😂😂
IdyHistorias: Siiii Clover es de temer… incluso Ezran le teme …
total 1 replies
Liliana Barros
Así que sus vidas estuvieron cruzándose desde el inicio. Y Clover en lugar de ser Reina, eligió a Ezra 😂😂😂😂😂
Liliana Barros
Amé la personalidad de Cloe y como trató al Rey, que se merece el mote de imbécil jajaja. Y el pobre Ezra viendo como se peleaban los dos por él 😂😂😂😂😂
Liliana Barros
Me encanta la historia. Aquí esperando más capítulos 😍😍😍
Liliana Barros
Me gustó que se decidieran a hablar y aclarar su relación. Son perfectos el uno para el otro
Liliana Barros
Creo que Rowen es mujer, por la descripción de delicadeza. Quizás por eso la quieren los prestamistas
Liliana Barros
Ezran acaba de cambiar su destino. Aunque todavía no lo sabe. Será un chico o una chica, el testigo? 🤔
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