Queda huérfana y tiene que cuidar de sus hermanos, así que con sólo 15 años se casa con un hombre ciego y malhumorado.
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Capitulo 12
Unas horas después Bruce la busca, ella está en la habitación de sus hermanos, jugando con ellos. A Bruce se le ocurre algo. Le pide a una de sus empleadas que la llamé, luego el entra a la habitación y habla con los trillizos.
— Quiero darle una sorpresa a Camila. ¿Me pueden ayudar? — Ellos aceptan. Bruce le cuenta su plan y un tiempo después lo ponen en marcha. Camila regresa a la habitación de sus hermanos, y estos le piden que se ponga muy bonita.
— ¿Es que no me veo bonita ya? — Pregunta ella con el ceño fruncido.
— Ponte más bonita. — Le piden ellos.
— Está bien. — Ella va a su habitación y elige un vestido color salmón, unos zapatos algo altos, y se maquilla un poco. Con su cabello no hace nada, le gusta tenerlo atado. Ella regresa a la habitación de sus hermanos y ahora no sólo encuentra a los pequeños, también está Bruce.
— El cuñado te quiere llevar a dar un paseó.
— Yo no quiero ir. — Se niega ella.
— Por favor, Bruce dice que nos comprará helado. — Los tres le hacen ojitos tiernos. Camila observa a Bruce con una cara larga. No le gusta que use a sus hermanos para manipular la. No es el primero ni el último en hacerlo. Pero piensa usar eso a su favor.
— Está bien, iré. Pero yo elijo el lugar.
— Dudó que conozcas buenos lugares.
— Pues te aguantás. — Dice Camila y se lleva a sus hermanos. Ellos van al auto de lo más felices. Bruce llega unos minutos después de ellos.
Más tarde todos se encuentran comiendo helado en un parque, a Bruce el lugar no le agrada mucho, es muy simple.
— Sabía que no conocías buenos lugares. — Le reprocha a Camila.
— Para no poder ver te quejas mucho. — Bruce decide no decir más, ni Camila ni nadie debe enterarse de que recuperó la vista. El pará de quejarse y empieza a apreciar lo que hay a su alrededor. El clima agradable, la risa de sus cuñados, y la belleza de su esposa. El le toca el rostro. Camila se sorprende pero lo deja.
— Parece que eres bonita. — Le dice un poco serio.
— No lo parece. Lo soy. — Confiesa Camila muy segura.
— Y eres muy narcisista también.
— Aprendí de alguien aquí presente. — Lo mira fijamente.
— ¿Quién de estos pequeños? — Pregunta el. Para hacerse el desentendido.
— Ninguno de ellos. Es más bien un hombre adulto, muy guapo, con ojos azules, cabello rubio, y una mirada muy fría.
— No tengo ojos fríos. — Se defiende el.
— ¿Cómo sabes que hablaba de ti?
— ¿A qué te refieres? ¿Hay alguien aparte de mi que te parece guapo?
— ¿Estás celoso? — Pregunta Camila con una sonrisa alegre.
— Claro que no. — Bruce intenta restarle importancia.
— Yo creo que si. Yo sabía que sientes algo por mi.
— No siento nada por ti. — Camila le planta un beso en los labios. Luego sonríe al ver su cara impresionada. — Tu...
— Yo te quiero. — Dice con alegría. — Eres el turista más hermoso que ví en Chiapas.
— ¿De que hablas?
— ¿No te acuerdas de mí?
— No.
— Te ayude cuándo estabas perdido. — Bruce recuerda ese momento, ahora entiende por qué le pareció conocida en algún momento. Y el por qué no se atreve a tocarla a pesar de sus ganas.
— ¿Así que eres tú?
— Si. Soy yo. Mi voz cambió, seguro por eso no me recuerdas. — Ella le roba otro beso. — ¿Ahora que me recuerdas? Serás bueno conmigo.
— ¿Soy muy malo?
— Si. — Ella asiente con la cabeza. — Eres muy malo a veces. — Bruce quiere decirle que cambiará, pero no quiere prometer algo que no sabe si va cumplir.
— No intentes cambiarme. No lo haré. — El se levanta y se va al auto. Se sienta en la parte de atrás. Franco va y se sienta a su lado.
— Más te vale que no lastimes a mi hermana. — Advierte el pequeño. — Ella es mi todo, y aunque sea más grande que yo, siempre la voy a protejer.
— Si la quieres proteger debes hacer que se alejé de mi. — Dice Bruce con dolor en su corazón, pero con su voz firme.
— Eso quiero. Pero ella te ve cómo mi madre veía a mi padre. Así que no podré alejarla de ti. Cuídala, es grande pero tiene un corazón frágil.— Franco le da una mirada fría también. Bruce se sorprende al ver su forma de defender a su hermana. Definitivamente es algo que nunca verá con Luis.
— No te prometo nada. — Responde a su cuñado.
— No me importan tus promesas, quiero hechos. Quiero ver una sonrisa en el rostro de mi hermana. Y quiero ver qué la trates bien.
— Para ser tan pequeño eres muy exigente.
— Y tú para ser ciego ves mucho el rostro de mi hermana. — Bruce se pone algo nervioso.
— No se de qué hablas.
— No soy tonto. Yo sé que puedes ver. Y si no quieres que se lo diga a toda tu familia debes tratar bien a mi hermana.— Bruce se da cuenta de que no está tratando con un niño cualquiera. El es un niño especial, de los tres, Franco es el más reservado, el más callado, siempre observando todo lo que pasa a su alrededor.
— Trataré mejor a Camila. — Dice Bruce.
— Muy bien. — Franco sonríe con inocencia y sale a jugar, cómo si fuera un niño normal, Camila le da un beso y le pregunta que habló con Bruce. A lo que Franco responde que le pidió dinero para otro helado. Camila se molesta un poco. Pero luego lo entiende y deja que vaya a jugar.
....
Minutos después, Luis llega a su casa ve a su familia en la mesa, pero no se siente contento al no ver a su cuñada.
— Buenas noches. — Saluda a su padre y a su madre con un beso en la mejilla. — ¿Dónde está Camila? — Pregunta su madre, a la que no le gustó recibir esa pregunta.
— Ella salió con tu hermano. — Responde Cecilia.
— ¿A dónde fueron?
— ¿Y cómo puedo saber? No me dijeron. — Ellos continuando hablando cuándo llega Camila y Bruce tomados de la mano.
— Buenas noches. — Saluda Camila con una sonrisa.
— Buenas noches. — Saluda Cecilia, ella se alegra al verlos felices.
— ¿Dónde estuvieron todo el día? — Pregunta Luis, intentando ocultar su molestia.
— ¿Por qué debo decírtelo? — Responde Bruce. — Lo que mi esposa y yo hagamos no te concierne.
— Qué humor. Yo sólo...
— Tu no deberías ser tan entrometiendo. — Dice Bruce de mala gana. — Madre, que nos suban la cena, Camila y yo estamos cansados de tanto ejercicio. — A Cecilia se le pinta una sonrisa. A Luis por el contrario, se le marca una vena de disgusto.