De la novela " Los hijos que me dió la vida", tuvimos la oportunidad de conocer la historia de David Montes, en "Amor a diez mil metros de altura"el hermano mayor de tres hermanos, ellos tuvieron que vivir una terrible perdida, pero gracias al amor incondicional de Alejandra, su segunda madre y Fernando, quienes cumplieron el rol de padres, ellos salieron adelante, ahora es el turno de Duvan y Dominic.
Se verán enfrentados a dos hermosas chicas, con personalidades totalmente opuestas, pero que poco a poco, van a demostrar, que la teoría de que los polos opuestos se atraen, es cierta, acompáñame en esta increíble historia.
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CAPITULO 21
Duvan Montés
Mercy me preparó el café, mientras ella se tomó su te, bebí con lentitud para tener una excusa para no irme a casa tan rápido, este lugar me arropó con calidez y estaba realmente cómodo.
- creo que yo ya te conté mucho de mi vida, ¿tú que me quieres compartir?-- ella preguntó.
- tienes razón, es lo justo-- tomé aire antes de comenzar a hablar-- mis padres se llaman Juan Montes y Mariana, fueron unos excelentes padres-- dije y ella me miró confundida.
- ¿fueron? Y la mujer con la que estabas hoy, ¿no es tu mamá? dijo que eras su hijo y se ve que es una buena persona-- yo asentí.
- Lo soy, ella es mi mamá, la madre que me dio la vida--le conté brevemente la historia, pero sin omitir detalles.
- Lo siento mucho, has pasado por mucho-- me dijo afligida.
- Lo menos que quiero es que me sientas lástima, fue una tragedia, pero hace parte de lo que ahora soy como persona, y de una u otra forma, me sirvió para entender muchas cosas, y aunque tuvimos muchos cambios, logré adaptarme a cada uno de ellos, y sé que mis padres están orgullosos de nosotros-- ella asintió con lágrimas en sus ojos.
- No puedo evitar pensar muchas cosas, por ejemplo, mientras yo me quejé por estancar mi vida cuidando de mis padres, de no tener la oportunidad de vivir mi vida libremente, tú igual tuviste que afrontar cambios muy extremos, vivir la perdida y el dolor de ya no tener a tus padres biológicos a tu lado, y enfrentar el cambio de tener un nuevo hogar, me hace sentir un poco mal, si te soy sincera, me hace sentir desagradecida con mis padres-- se sinceró.
-No digas esas cosas, la vida es un constante cambio, y el hecho de que yo pasé por eso, no minimiza lo que tú pasaste, no todas las luchas son iguales, así que no te pongas a comparar, lo único que harás es mortificarte -- me acerqué a ella y la abracé.
- Te admiro demasiado-- me dijo mirándome a los ojos, yo me acerqué y la besé.
En contra de mi voluntad decidí irme antes de que la situación escalara, aún tenía temas que solucionar, antes de si quiera pensar en avanzar aún más con Mercy, ella merece lo mejor de mi.
me despedí de ella y me fui a casa, conduje con suavidad, al llegar dejé mi auto en el parqueadero y subí con una sonrisa dibujada en mi boca, no podía dejar de hacerlo así lo intentara, las puertas del ascensor se abrieron y me adentré en el apartamento.
Un bulto sobre el sofá me hizo sobresaltar, me acerqué con sigilo y no daba crédito a lo que estaba viendo, Sara, dormía en el sofá, le hablé, pero no reaccionó, tomé la decisión de ir a decirle a mi hermano, yo toqué, el abrió y le dije lo que ví, pero por su expresión, supe que él no sabía que ella estaba ahí, él salió de su habitación y caminó conmigo a la sala, le mostré dónde estaba, comenzó a caminar lentamente hacia ella.
- Tienes un serio problema, yo mejor me voy, ojalá logres solucionarlo hermano, feliz noche, descansa -- le dije y fui a mi habitación.
Sería un mentiroso si digo que dormí como un bebé, los sonidos de esa chica, no me dejaron conciliar el sueño, recibí una cucharada de mi propia medicina, ahora viví en carne propia lo que mi hermano sufrió por años de mi parte, en medio de sus gemidos finalmente me quedé dormido.
A la mañana siguiente, me levanté con muy buen ánimo, aunque no dormí bien, no me importó, lo único que tenía en mente, era la cara de Mercy sonriendo, su mirada tierna y dulce estaba haciendo palpitar mi corazón, fui a tomar un baño y luego me dirigí a la cocina, los enamorados aún estaban dormidos, así que me preparé algo rápido y desayuné.
Cuando ya estaba limpiando, salieron de la habitación y llegaron donde yo estaba, comencé a molestarlos, pero está chica es muy rápida para responder, me dejó callado con solo una frase.
Me despedí de ellos y salí rumbo al trabajo, ya quería llegar y ver a Mercy, iba conduciendo tranquilamente, sin pensar en nada, cuando mi celular sonó, miré el identificador y el nombre de Lilieth se mostró, tomé aire antes de responder, me puse los manos libres y contesté.
📱- Cariño, casi no contestas -- dijo.
📱- Lo siento, iba conduciendo rumbo al trabajo --
📱- Ay, lo siento, pensé que aún estabas en casa, es muy temprano, pero bueno, mejor que ya vas para tu oficina, estoy cerca, llevaré algo para desayunar y ponernos al día, te extraño-- finalizó y yo quedé helado.
📱- ¿llegaste?, ¿tu viaje no era por más tiempo?--
📱- Si, pero se cancelaron algunos compromisos y pude regresar antes, entonces, yo ya voy a comprar los desayunos y nos vemos en tu empresa -- comentó.
📱- ¡No! Yo voy donde tú estés, tenemos que hablar -- le dije.
📱- Está bien, te espero en el restaurante de siempre -- dijo sin emoción -- yo también tengo algo que decirte --
📱- Ok, entonces allá hablamos de eso, aunque no tengo mucho tiempo --
📱- está bien, te espero -- volvió a decir.
Colgamos la llamada y cambié la dirección a dónde estaba conduciendo, llegué en menos de diez minutos, el día de hablar con Lilieth, había llegado, acomodé el auto en el parqueadero, me bajé y entré al lugar, el manager ya nos conocía, es el restaurante favorito de ella y siempre venimos.
Caminé a la mesa de siempre, ella me vio y se levantó casi de un brinco, luego camino hacia mí y me abrazó, tomó mi cara entre sus manos e intentó besarme, pero me aparté justo a tiempo, ella frunció el ceño.
-¿qué pasa?-- me preguntó.
- vamos a comer algo primero, yo invito, y luego vamos a hablar -- ella aceptó sin ganas, desayunamos y luego nos quedamos en silencio un momento.
-¿De qué quieres hablar?-- ella rompió el silencio que se había formado.
- Lilieth, el momento ha llegado -- me dije y ella agachó su cabeza, entendió perfectamente a qué me refería.
- ¿Tan pronto? Dijiste que no planeabas tener algo serio, supongo que no pudiste evitar enamorarte -- yo negué.