Alianza Y Sangre

Anya estaba sentada en el borde de su cama, mirando por la ventana mientras la luz del amanecer bañaba la ciudad con un resplandor dorado. Las sombras del pasado aún la envolvían, pero la decisión que había tomado comenzaba a cobrar vida en su mente. Dimitri había muerto, y con él, su rol en la familia Ivanov quedaba vacío. Ahora, solo quedaba ella.

Я должна взять все это под контроль… ("Debo tomar el control..."), pensaba con determinación mientras su corazón latía con fuerza. Dimitri la había preparado para muchas cosas, pero nunca para esto. Ser la cabeza de la mafia rusa no era algo que hubiera buscado, pero ahora que estaba ante esa posibilidad, sabía que tenía que ser ella quien ocupara el lugar de su hermano.

Sus pensamientos se desvanecieron momentáneamente cuando recordó su conversación con Luca la noche anterior. Habían estado tan cerca, y, sin embargo, tan lejos. Luca, con su inexpresividad y control de hierro, se había mantenido en pie, resistiendo lo que parecía inevitable. Pero no era solo Luca quien luchaba con sus emociones. Anya también estaba envuelta en un mar de dudas. ¿Cómo había llegado a enamorarse de él?

Anya recordó la primera vez que lo vio. Luca Rossi había entrado en la sala como si todo el mundo le perteneciera. Alto, imponente, con esa mirada fría y calculadora que hacía que cualquiera se sintiera pequeño a su lado. En ese momento, Anya lo había detestado. Lo veía como otro hombre arrogante que se movía entre sombras, buscando siempre una ventaja en el tablero de la mafia.

Pero con el tiempo, Luca había empezado a mostrar matices que ella no esperaba. Había algo más allá de su dureza, algo vulnerable que Anya había captado en pequeños destellos: la forma en que fruncía el ceño cuando hablaba de su familia, o cómo sus ojos se oscurecían al mencionar el peso de su legado. Fue en esos momentos que Anya comenzó a notar que había algo más, algo que la atraía de una manera que no podía controlar.

Es ridículo, pensó, reprimiendo una sonrisa amarga. Как я могла полюбить такого человека? ("¿Cómo pude enamorarme de alguien así?") Pero, al mismo tiempo, sabía que el corazón no seguía reglas, y el suyo había elegido a Luca, pese a todo.

Anya cerró los ojos un momento, tratando de centrarse. Había un trabajo por hacer, y no podía dejar que sus emociones la distrajeran. La mafia rusa estaba en caos desde la muerte de Dimitri, y si ella no actuaba rápido, todo lo que él había construido podría desmoronarse.

En otra parte de la mansión, Luca estaba sentado en su oficina, con la mirada perdida en los documentos que tenía delante. Questa è una follia, pensaba una y otra vez. ("Esto es una locura.") La idea de que Anya Ivanov, esa niña testaruda y desafiante, pudiera ocupar tanto espacio en su mente lo desconcertaba.

Había intentado mantenerse distante, pero cada vez que la veía, cada conversación que compartían, lo arrastraba más profundamente a un lugar que no quería explorar. Anya había llegado a él de una manera que nadie más lo había hecho. Era imposible negar que la deseaba, pero no podía permitirse actuar en base a ese deseo. No cuando todo su mundo dependía del control.

—Cazzo! — maldijo en voz baja, pasando una mano por su rostro, frustrado consigo mismo. ("¡Maldita sea!") Esto no podía estar pasando. Lei è solo una bambina capricciosa, ("Ella es solo una niña caprichosa,") se repetía, tratando de convencerse.

Pero no lo era. Anya había cambiado. Desde la muerte de Dimitri, algo en ella había madurado, y Luca no podía ignorarlo. Ahora la veía como alguien diferente, como una mujer fuerte, decidida, que no temía enfrentarse a él ni al mundo que la rodeaba. Pero eso solo complicaba las cosas.

—Ты слишком хороша для этого мира… — murmuró en ruso, sin darse cuenta de que hablaba en su lengua materna. ("Eres demasiado buena para este mundo...") Luca se levantó de su silla y comenzó a caminar por la habitación, tratando de sacudir el torbellino de pensamientos que lo invadían.

Por más que lo intentara, no podía escapar de la verdad. Anya Ivanov, la misma mujer que había jurado proteger en nombre del pacto, ahora era mucho más que una responsabilidad. La idea de perderla, de que algo le sucediera en medio del caos que los rodeaba, era insoportable.

Pero no podía permitirse ser débil, no ahora.

Anya, por su parte, se dirigió hacia el salón principal de la mansión, decidida a hablar con los hombres de confianza de Dimitri. Sabía que muchos de ellos dudaban de su capacidad para liderar, pero no iba a permitir que esas dudas se convirtieran en su realidad.

Al llegar al salón, vio cómo las miradas de los mafiosos rusos se volvían hacia ella, algunos con escepticismo, otros con desdén. Pero Anya no se dejó intimidar.

—Я знаю, что вы все думаете, что я не справлюсь. ("Sé que todos creen que no puedo con esto.") — Su voz resonó con fuerza, dejando claro que no tenía intención de mostrar debilidad. — Но я Иванов. И я докажу вам, что достойна этого места. ("Pero soy una Ivanov. Y les demostraré que soy digna de este lugar.")

Los murmullos entre los presentes se intensificaron, pero ninguno se atrevió a contradecirla abiertamente. Anya había heredado no solo el poder de su hermano, sino también su carácter indomable. Y si alguien pensaba que sería fácil doblegarla, estaba a punto de descubrir lo contrario.

Mientras tanto, Luca observaba desde la distancia. Había escuchado la determinación en su voz, y algo en su interior se removió. Sabía que Anya estaba lista para tomar las riendas de la mafia rusa, pero también sabía que ese paso la pondría en una posición extremadamente peligrosa.

Y mientras la miraba, no pudo evitar pensar que, tal vez, el momento de mantener la distancia había llegado a su fin.

Anya, segura de sí misma, salió del salón con una determinación renovada. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero estaba lista. La mafia rusa era suya ahora, y haría lo que fuera necesario para proteger su legado… y para demostrarle a Luca Rossi que era mucho más que una "niña caprichosa."