Sinopsis:
En una ciudad donde los sueños y los secretos se entrelazan, dos hombres se encuentran en un camino lleno de amor, traición y autodescubrimiento. Tras un encuentro inesperado, Alex, un fotógrafo con miedo a vincularse, y Javier, un apasionado activista, son arrastrados a una intensa relación que desafía sus creencias, sus pasados y su propia identidad. Rodeados de amigos leales pero con problemas propios, y la presión de una sociedad que a menudo no entiende su amor, ambos deberán enfrentarse a sus demonios internos y decidir si están dispuestos a luchar por lo que realmente quieren.
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Capitulo 5: Caminos Entrecruzados
Las primeras luces del amanecer apenas comenzaban a asomarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos rosados y anaranjados. Javier y Alex habían pasado la noche conversando, compartiendo risas y recuerdos, como si el tiempo se hubiera detenido en el espacio seguro que habían creado entre ellos. La conexión había sido instantánea y profunda, una promesa de que podrían contar uno con el otro en el viaje que tenían por delante.
Esa misma mañana, mientras disfrutaban de un café en la pequeña cafetería del barrio, Javier miró a Alex con una sonrisa que parecía contener un secreto. “Tengo una idea,” dijo, dejando caer la palabra como si fuera un imán llamando la atención de Alex. “Este fin de semana hay un evento comunitario. Una celebración por el Día del Orgullo y la diversidad. Me encantaría que vinieras conmigo.”
Alex sintió cómo su corazón se aceleraba un poco. La idea de asistir a un evento donde se celebraba la diversidad le parecía emocionante, pero al mismo tiempo intimidante. “¿Qué tipo de evento es?” preguntó, intentando esconder su nerviosismo detrás de una sonrisa nerviosa.
“Es una mezcla de todo. Habrá música, talleres, actividades para la comunidad, comidas típicas, y muchas charlas sobre aceptación y derechos LGBTQ+. Es un buen espacio para conocer personas que, como nosotros, han enfrentado sus propias luchas. Además, hay un desfile. ¡Es bastante colorido y emocionante!” explicó Javier, sus ojos brillando al hablar de ello.
“Suena… divertido,” respondió Alex, intentando convencerse. “Pero, no sé. Nunca he estado en uno de esos eventos. Lo más cerca que he estado de algo así es viendo videos en línea o escuchando a mis amigos hablar de estas experiencias.”
“Eso es precisamente por lo que deberías venir. Es un espacio donde no tienes que preocuparte por ser quien no eres. Allí todos están aprendiendo, todos están intentando encontrar su lugar. Y además, estaré a tu lado todo el tiempo,” Javier reafirmó, esperando que su entusiasmo fuera contagioso.
Alex miró hacia fuera de la ventana, observando cómo los transeúntes comenzaban su día. Se sintió dividido entre el deseo de explorar nuevos horizontes y el miedo que seguía acechando en su interior. “Y si no soy suficiente, si no encajo en un lugar así…” murmuró, dejando caer sus palabras como si tuvieran peso.
“Eso no es posible. Allí hay espacio para todos. Te prometo que serás recibido con los brazos abiertos. Y si te sientes incómodo, siempre podemos irnos. No hay presión; simplemente se trata de disfrutar,” Javier trató de tranquilizarlo, y su voz sonaba sincera y cálida.
Después de un breve silencio, Alex finalmente respiró hondo y decidió dar el paso. “Está bien, iré contigo,” dijo con un pequeño, pero seguro, intento de sonreír. Una chispa de emoción se encendió dentro de él, aunque no pudo negar que los nervios lo invadían.
La semana pasó volando y cuando el día del evento llegó, la atmósfera estaba cargada de anticipación. Alex se vestía frente al espejo, ajustando su camisa con un toque de indecisión. “¿Qué me pongo? ¿Es demasiado? ¿Demasiado poco?” pensaba, sintiéndose como un espejismo en ese nuevo mundo.
Javier llegó a su apartamento para recogerlo, y al ver a Alex vestido, sus ojos se iluminaron. “Te ves genial. ¡Listo para hacer historia!” exclamó, haciendo que Alex sonrojara un poco. Había algo deliciosamente contagioso en la forma en que Javier se emocionaba por los pequeños detalles.
El camino hacia el evento estaba lleno de nervios y risas, Javier compartiendo anécdotas y datos curiosos sobre el evento mientras Alex escuchaba, a veces riéndose y otras sintiendo que tenía mariposas en el estómago. Cuando finalmente llegaron, la atmósfera era electrizante. Una multitud de personas vestidas con colores vibrantes llenaba el parque. Las banderas ondeaban al viento, y la música se desbordaba de los altavoces, creando una melodía que llenaba el aire de energía.
“¿Estás listo?” preguntó Javier, mirándolo atentamente. Alex se sintió un poco abrumado por todos los rostros sonrientes, por la energía positiva que resonaba a su alrededor. “Listo o no, aquí estoy,” respondió, apretando los puños, decidido a disfrutar del momento.
Al caminar por el parque, Alex se sintió un poco como un pez fuera del agua. La multitud, el ruido y la diversidad lo hacían sentir un poco incómodo. Pero a medida que Javier lo guiaba hacia diferentes actividades, poco a poco comenzó a relajarse. Apreciaba la libertad que sentía al ser parte de algo tan grande, algo que celebraba su identidad de una manera que nunca había imaginado.
Pasaron por un taller de pintura en el que los asistentes podían plasmar en lienzos lo que la diversidad significaba para ellos. Alex se encontró inmerso en un mar de colores, disfrutando de la oportunidad de expresarse sin juicio. Mientras pintaba un mural lleno de formas abstractas y colores vivos, risas y charlas lo rodeaban. Sentía que parte de su corazón empezaba a liberarse, como si las sombras que había cargado empezaran a desvanecerse.
“¿Qué estás pintando?” preguntó Javier al acercarse, observando los trazos de Alex en el lienzo.
“No estoy seguro, pero se siente bien dejar que mi mano haga lo que quiera,” respondió Alex, sonriendo de manera auténtica por primera vez en mucho tiempo.
El evento continuó, y después de un tiempo, Alex se sintió más cómodo entre la multitud, riendo y hablando con otras personas. Hay momentos que los pequeños actos marcan la diferencia, y uno de esos fue cuando un grupo de personas se acercó y comenzó a incluirlo en su conversación. Recordó cómo, durante años, había anhelado ser parte de una comunidad que lo aceptara tal y como era. Era un sentimiento tan liberador que aún no podía entender completamente.
La tarde llegó, y el momento culminante del evento era un animado desfile. Los colores y las banderas ardían en la luz del sol y la música resonaba, mientras las personas avanzaban llenas de entusiasmo y orgullo. Alex sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Allí, rodeado de gente que celebraba su diversidad, se sintió parte de algo más grande que sí mismo.
“¡Vamos!” gritó Javier, agarrándolo de la mano y llevándolo a la línea de marcha. Alex, en un instante, se dejó llevar. Corrió junto a Javier, riendo, y aunque el temor volvía a asomar, esta vez era diferente. Este era un miedo que podía manejar, uno que se transformaba en adrenalina pura, en emoción.
Bailaron y gritaron junto a la multitud, sintiendo cómo cada paso los acercaba más a la celebración de quienes eran. En ese momento, comprendió que no estaba solo, que había encontrado personas que también habían enfrentado sus sombras, que también querían ser vistos y aceptados.
Al terminar el desfile, mientras se alejaban del bullicio y ruido, Alex miró a Javier, su corazón rebosante de gratitud. “Nunca pensé que disfrutaría tanto. Esto ha sido liberador,” confesó, sintiendo que el peso del mundo que había llevado en sus hombros comenzaba a disiparse.
“Me alegra que vinieras. Todos merecemos un espacio donde sentirnos libres. Y estoy muy feliz de haber estado aquí contigo,” respondió Javier, sonriendo con calidez.
De regreso en casa, su corazón latía más suave, como si hubiera cambiado algo dentro de él, como si las sombras del pasado hubieran encontrado la luz. Aquel evento no solo había sido un momento de festividad, sino un nuevo capítulo, un nuevo camino entrecruzado con Javier y una nueva vida donde ya no tenía que esconderse. Su historia estaba comenzando, y sabía que seguiría explorando ese camino, con los colores y la libertad que había encontrado en el día que decidió salir de su zona de confort.
El Amor entre personas del mismo sexo, sean hombres o mujeres, siempre ha sido muy criticado y mal visto,. Pero también hay quienes como ALEX Y JAVIER a pesar de sus miedos y certeza de que su Amor, no sería fácil de entender, tanto para sus familias como para amigos.
La vulnerabilidad de ambos, fue su centro y en base a eso lograron aceptar que lo más importante era estar juntos en todo y para todo.
AUTOR@ te FELICITO, he leído historias como esta pero en ninguna sea hablado de la aceptación personal. Gracias por compartir tu talento, inspiración y trabajo,, creo que es la primera historia de tu creación qué he encontrado, espero poder leer mas de tu inspirado talento!!!