Segunda parte de casualidad o destino, en donde se relata lo que paso con Carlos y Liz después de que supimos de ellos, relatando como el pasado puede volver afectándonos, no solo a nosotros, sino a nuestros seres más queridos, además de mostrar, como es obligación de los padres apoyar a sus hijos, para que no paguen los errores cometidos por estos.
NovelToon tiene autorización de Israel Cruz para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
LA CONFRONTACIÓN
Después de la alegre noticia, los preparativos para la boda inician, y con esta también a búsqueda de una nueva casa para la futura pareja, pero como suele pasar, cuando la vida va mejor que nunca, ya sea por casualidad o destino, se presenta una prueba difícil de afrontar, la cual requiere una cantidad casi inhumana, para realizarla.
Los preparativos de la boda, van mejor de lo esperado, al mismo tiempo el conseguir un terreno para un nuevo criadero, así como un local para la nueva sucursal de restaurante, se realizan sin dificultades, pero cierto día mientras, Gienevive está supervisando, la construcción del nuevo local, se acercan a ella dos figuras de su pasado, se tratan de sus padres, a los que no veía hace años.
Martín:
Hola Gienevive, veo que te ha ido muy bien
Gienevive:
¿Papá, mamá, que hacen aquí? ¿Cómo me encontraron?
Martín:
¿Así recibes a tus padres después de tantos años?
Gienevive:
No puedo decir otra cosa, después de que me abandonaran a mi suerte, de no ser por Carlos y su familia, no sé qué hubiera sido de mí.
Martín:
Relájate, no venimos a quitarte el tiempo, sabemos que pronto te casaras, venimos por nuestra invitación, ya que como tus padres no podemos quedar fuera de la boda de nuestra única hija y naturalmente, tendrás el honor de que yo te entregue, y después de eso naturalmente tendrás que hospedarnos en tu casa indefinidamente.
Gienevive:
¡¿QUÉ?! No hablarás en serio, después de todo lo que me hicieron, no los quiero en mi vida para nada.
Ante la reacción de Gienevive, su madre le da una cachetada la cual le deja la mano marcada en el rostro.
Leila:
¿Cómo te atreves a hablarnos así? Lo que tu padre te ha dicho es lo menos que puedes hacer por nosotros, estamos muy al tanto de tu situación, te graduaste de la universidad con honores, tu marido es de buena familia, a pesar de ser hijo de esa mujer a la que tu padre tiene todo el derecho de destetar, solo por unas promesas ridículas, incluso sabemos que una vez consumado el matrimonio la mitad de este negocio será tuyo.
Gienevive:
¿Cómo saben todo eso?, espera conociéndolos, seguramente me han estado espiando.
Martín:
Espiar, por favor, no malinterpretes las cosas, lo sabemos todo, como buenos padres, solo nos preocupamos por el bienestar de nuestra querida hija, así que seguimos tus redes sociales, hablamos con algunos miembros de la familia y por supuesto, con algunas personas, cercanas a ti y a si nos enteramos de todo.
Gienevive:
Eso es exactamente espiar, no sé cómo se atreven, a hacer esto después de que me abandonaron, ahora incluso vienen a mí pidiéndome dinero, que los mantenga en mí, casa y cuando me niego se atreven a golearme.
Leila:
Aquí hay un error de comunicación, no te estamos pidiendo nada, estamos exigiendo lo que nos corresponde por criarte y mantenerte tantos años, obviamente una buena hija tiene que mantener a sus padres ancianos, en su casa, claramente no puedes esperar que contribuyamos en algo, ya que es tu casa o si quieres que
te dejemos en paz, solo tendrás, que poner esa casa y este negocio totalmente a nuestro nombre, de esta forma podríamos, considerar, no molestarte más, después de tu matrimonio claro, ya que si tu padre no te entrega, quedaría mal y se darán cuenta de que no está pagando esa boda.
Gienevive:
Así que de eso se trata, quieres aparentar, ante algunas personas que eres el padre del año, ¡LÁRGUENSE DE AQUÍ, NO QUIERO VERLOS NUNCA MÁS!
Martín:
¿Cómo te atreves, a gritarnos? Es tu obligación como hija, hacer todo lo que nosotros te pidamos sin repelar, incluso si llevas una vida modesta o no eres feliz, nosotros debemos ser tu prioridad, por el simple hecho de que te dimos la vida.
Gienevive:
Estoy harta de sus exigencias, no pienso ceder ante nada de lo que digan, siempre es lo mismo con ustedes, lo poco que me dieron, siempre lo hacían para conseguir algo, esta vez no permitiré que me utilicen, lárguense de aquí.
Ante, el enojo de Gienevive, Leila y Martín se sorprenden, ya que nunca los había enfrentado por lo que pasan de las exigencias, a la súplica y al chantaje emocional.
Leila:
Por favor, Gienevive, entiéndenos, si nos permites asistir a tu boda, y decir que tu padre la pago, significaría un gran aumento en su trabajo, ya que toman mucho en cuenta, la situación familiar, has esto por nosotros, somos tus padres no puedes darnos la espalda tan cruelmente.
Martín:
Entiéndenos siempre, te consentimos, dentro de nuestras posibilidades, sé que tal vez no fuimos los mejores padres y pasamos muchas carencias, pero en serio tratamos de mimarte, dentro de lo que podíamos, si haces esto por nosotros, siempre te estaremos agradecidos, en cuanto a cedernos una casa, tú misma nos quitaste nuestra casa, con ayuda de la familia de esa mujer que te puso en contra de nosotros, siempre habías sido una niña muy obediente, hasta que conociste a esas personas y te enteraste de un pequeño error de mi pasado, solo haz lo que te pedimos y si así lo quieres no volverás a saber nada de nosotros.
Las palabras dichas por sus padres, tiene el efecto contrario a lo que estos esperaban, ya que en lugar de hacerla sentir mal, solo desataron más la furia de esta, al corroborar que sus padres solo la buscaron para volver a usarla, tal cual lo hacían en su infancia marcando como algo normal, que tuviera que bajar la cabeza ante ellos y siempre dejarse usar para sus propósitos, dando solo necesario.
Gienevive:
¿Terminaron? Sus palabras no significan nada para mí, no volveré a caer ante sus chantajes, no me importa, lo que necesiten, siempre me han usado y conforme fui creciendo, siempre usaron ese chantaje emocional, no les daré nada, no me importa si incluso se quedan en la calle, esas personas que tanto atacan me trataron como parte de su familia, y esa bella mujer a la que tanto desprecian, fue más una madre y una mejor figura femenina, en unos cuantos años de lo que tú fuiste, en toda mi vida, ahora váyanse de una vez, si se niegan no me
contendré más, llamaré a la policía, los demandaré por acoso, chantaje, extorsión, además de todo lo que se pueda y no se atrevan a acercarse a mí nunca más, o are que se arrepientan el resto de su vida.
Los
padres de Gienevive, se retiran con la cabeza baja, sin poder decir nada por qué sabían que no se contendría más y no terminaría bien para ellos.
