LA INDICADA

Flavio le pidió a Belinda que el sábado lo acompañará a realizar unos pendientes de sus padres, a los cuales no quería ir solo, por eso necesitaba su apoyo, ya que era para una sorpresa que su padre quería darle a su madre y le decía que ella, como mujer podía ayudarle más al poder sugerirle, desde el punto de vista femenino, que podría ser mejor para esa sorpresa.

Durante esa semana, le había ayudado a escoger el lugar ideal para que su madre recibiera la sorpresa, le ayudo a escoger el menú que se daría, le pidió que escogiera el arregló como si fuera para ella, que fuera lo que más le gustará, porque si a ella le gustaba, era totalmente seguro que a la persona de la sorpresa también le gustará. Así fue ayudándole con cada detalle que fue preparado.

El día de la sorpresa le pidió que lo acompañará para verificar que todo estuviera perfecto, necesitaban que estuviera todo acorde a lo planeado, así al salir al medio día del trabajo, fueron al lugar, era un hermoso restaurante que estaba al costado de un hermoso río de aguas cristalinas, donde podía verse no solo el fondo, también podía verse la vegetación debajo de esta y algunos peces que nadaban en esa zona.

La mesa se encontraba decorada con un arreglo central alto en forma de candelabro, que tenía en la parte de arriba hermosas flores blancas y rojas, con girasoles en el centro, una botella de un muy buen vino que escogió Flavio y dos copas, el mantel negro con cubremantel dorado, que le daba un toque serio, pero elegante a la vez; el menú constaba de tres tiempos. Las luces serían tenues, aunque por el ventanal, que estaría cubierta de cortinas transparentes doradas, que permitían el paso de la luz y ver el hermoso paisaje fuera de este, con un acceso amplio para salir al balcón para disfrutar de la vista y de la corriente de aire.

Una vez que verificaron que estaba todo listo, la tomo de la mano y la llevo a una habitación que habían reservado, donde al abrir la puerta estaba Fabiana, Belinda se sorprendió de verla ahí, pero también estaban Bernardo y Almendra. Le dijeron que mientras los padres de Flavio pasaban una romántica velada, ellos irían a bailar y divertirse un poco, por eso tenían todo listo para arreglarse ahí, así que Flavio con Bernardo salió a otra habitación y Almendra, Belinda y Fabiana empezaron con la preparación, argumentando que la que debía arreglarse primero era ella, así que, tomando un bello vestido, tipo de fiesta, la empezaron a maquillar, peinar y le dijeron que en lo que ellas se terminaban de arreglar, ella se cambiará.

Belinda entró al baño y se colocó el hermoso vestido, que al parecer lo habían escogido para que se luciera esa noche, era un hermoso vestido azul rey de un solo hombro, pegado hasta la cadera, de donde hacía unas hondas dejando caer en forma A hasta el tobillo, con una apertura en la pierna izquierda, lado contrario al que cubría el hombro, la acompaño con unas zapatillas doradas que las chicas le habían dejado, para combinar con los accesorios de aretes, collar y pulsera que le habían colocado, algo que no entendía, si iban a bailar, para que ir tan formal, pero no les quiso discutir, al ver que llevaban también muchos accesorios para colocarse ellas.

Cuando salió del baño, se encontró con que estaba sola, no había rastro de las chicas ni de las demás cosas que habían estado en las sillas y mesa para utilizar, pensando que habían terminado de alistarse y habían salido a dejar todo al carro, salió de la habitación encontrándose a un muy guapo Flavio, quien la esperaba en la puerta con una rosa roja en la mano, la cual le entregó al verla salir. Flavio iba con un traje gris Oxford y camisa azul rey que combinaba con su vestido.

Él estiró, su brazo para que ella lo tomara y caminaran uno junto al otro. Ella, sin decir nada, por estar embobada viendo al hermoso hombre frente a ella, caminó dejándose guiar por él.

Iba tan distraída que no vio que, en vez de salir del lugar, la estaba dirigiendo a la mesa que habían preparado. Sorprendida, quiso preguntar qué estaba pasando, pero antes de que ella dijera algo, Flavio habló.

Me imagino que quieres preguntar qué está pasando, déjame decirte que está sorpresa que hemos preparado no es para mis padres, sino para nosotros…

¿Cómo?, no entiendo.

Hoy quiero que sea un día muy especial y si te pedía que me ayudarás a prepararlo, estoy seguro de que te negarías o querrías que fuera algo más sencillo y económico, pero quería darte una tarde noche especial, la más especial, para que quede en nuestras memorias, por eso te pedí que prepararás todo como si fuera para ti, pero para qué aceptarás te tuve que decir que mi madre tenía gustos parecidos a los tuyos y que lo hicieras como si fuera para ti.

Es que, esto no debía… no debiste molestarte tanto, no necesitamos tantos lujos para pasar una bella salida, solo con que estemos los dos era suficiente.

Lo sé, pero hoy quiero que sea diferente, más a delante sabrás por qué.

Después de convencerla de seguir con la celebración, Belinda y Flavio salieron al balcón donde disfrutaron de la magnífica vista, Belinda era más bella de todo lo que sus ojos tenían frente a él. Belinda disfrutaba de esa bella vista de la naturaleza, mientras Flavio se deleitaba en ver la hermosa vista frente a él, la de la bella joven que tenía de compañía, la mujer que le quitaba el sueño, la que deseaba que le diera ese SÍ, tan ansiado por él. Belinda fue la primera en romper el cómodo silencio que envolvía a la pareja.

Gracias por este maravilloso día... de verdad nunca me hubiera imaginado que la sorpresa sería para mí y no para tus padres... muchas gracias por hacer todo esto por mí.

No tienes que agradecer, lo hice porque lo deseaba mucho, eres una mujer maravillosa, creo que te has dado cuenta hace tiempo de que me gustas mucho, por eso, no me importa cuánto pudiera haberse necesitado para hacer de este día tan maravilloso, tú vales eso y mucho más.

Tú, yo, hay, estoy muy sorprendida y nerviosa, es qué…, dijo la chica algo apenada.

Belinda, aquí frente a este maravilloso paisaje, en este bello día, te quiero preguntar: ¿aceptarías ser mi novia?, dijo tomando las manos de la chica mientras la veía a los ojos.

De repente quedaron los dos en silencio, solo se escuchaba el ruido de la naturaleza, el río fluyendo, el aire moviendo los árboles y plantas, el canto de algunas aves e insectos del lugar, el ambiente que los rodeaba era tan agradable, pero los nervios estaban matando a Flavio que veía ciertas dudas en la chica, por lo que pensaba que se negaría, porque muy probablemente había otro en su corazón, tal vez Abel, tal vez algún compañero de la universidad o del trabajo.