JADE

Varios días después, Braxton estaba sentado en la casa del gángster. Había sido fácil localizarlo. Todo lo que le había costado un par de días vigilando su paradero. Era bueno manteniéndose en las sombras, por lo que le resultaba fácil pasar desapercibido. Después de observar al pequeño pinchazo durante un par de días, Braxton se había cansado de esperar. Esta noche, Michael Grumio iba a morir.

Grumio era uno de los gánsteres más exitosos que trabajaban en las calles. Tenía una variedad de negocios, desde mujeres hasta drogas y tráfico de armas. Tenía vínculos con la mafia local, Bratva e incluso un par de MC en su haber.

Braxton no estaba interesado en sus socios comerciales. Había trabajado para varios de ellos a lo largo de los años, siempre que el trabajo fuera el adecuado.

Te amo.

No quería pensar en Jade ahora.

Todos los soldados que habían estado patrullando el terreno estaban muertos. También había dejado los cuerpos. Grumio había asistido a un pequeño banquete, una cena para una organización benéfica para niños donde se esperaba que donara dinero. Todo fue muy dulce y encantador. La gente pensaría que era el tipo de hombre que amaba a los niños. No los amaba, a menos que le hicieran ganar dinero.

Braxton sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que llegara su objetivo. Cogió una manzana de la cocina, la inspeccionó y le dio un mordisco. Fue jugoso.

Golpeándose el muslo con los dedos, trató de esperar pacientemente. Sus pensamientos seguían volviendo a Jade. Ella le había dicho que lo amaba y él no le había dicho nada, porque cuando le preguntó, quería tener ciertas cosas en su lugar.

En cambio, había seguido follándola y haciéndole el amor durante toda la noche sólo para irse por la mañana. No había querido dejarla, pero no tenía otra opción. Para llevar a cabo su plan, no tuvo más remedio que dejarla atrás. Una vez que esto se solucionara, podría intentar trabajar en su relación con Jade, si ella estaba lista para eso. Dio otro mordisco a la manzana y la masticó.

Braxton se sentó allí esperando durante más de una hora antes de que el auto entrara al estacionamiento. No importaba cuánto tiempo tuviera que esperar. Tocó la computadora de Grumio y sonrió.

Había otros dos hombres con él, y vieron el cadáver dándoles la bienvenida demasiado tarde. Mantuvo su arma y su cuchillo listos con una visión clara de la oficina. Le disparó en la cabeza al primer guardia que dobló la esquina. El siguiente apareció y estuvo tentado de usar su cuchillo, pero en lugar de eso también le disparó. El cuchillo podría usarse para manipular a Grumio.

“No sé quién eres, pero estás cometiendo un gran error”, dijo Grumio.

Braxton ni siquiera consideró la advertencia con una respuesta. Se quedó quieto y terminó la manzana y, por supuesto, Grumio dobló la esquina y lo miró.

“Sorpresa”, dijo Braxton, y esta vez se puso de pie.

“Estas muerto.”

“No exactamente. Supongo que tus hombres no te mostraron el cadáver, ¿o simplemente cumpliste su palabra? -Preguntó Braxton.

Grumio palideció.

Él hizo una mueca. “Verás, por eso eres un líder de mierda y por eso estamos en esta posición. Nunca en todos mis años de tratar con idiotas como tú he conocido a un idiota más perezoso.

A Braxton no le gustaba hablar con los hombres para los que trabajaba, pero éste estaba recibiendo especial atención, simplemente porque estaba cansado de él. Esta noche, Grumio no saldría de esta casa en nada más que una bolsa para cadáveres. Simple y llanamente.

Todos los guardias estaban muertos.

A Grumio le gustaba actuar con dureza, y en cierto modo lo era, pero también se excedía. No era uno de los hombres más grandes y aterradores para los que trabajó. Era un cobarde, simple y llanamente, y sabía cómo cuidar de ellos.

“¿Qué deseas?” —Preguntó Grumio. “Tengo dinero. Carros. Mujer. Tu dilo. Tu puedes tenerlo todo.”

“No hay nada que tengas que yo quiera”, dijo Braxton. “Lo que debiste haber hecho fue dejarme en paz… permitirme hacer mi trabajo y no intentar matarme. Ese fue tu error, no el mío”.

“Mira, esto es sólo un negocio”.

Braxton disparó su arma y se sacó una rótula.

Grumio cayó directo al suelo y empezó a gritar y llorar. Los sonidos que estaba haciendo estaban irritando los nervios de Braxton. Poniéndose de pie, rodeó el escritorio y, por supuesto, Grumio metió la mano en su bolsillo, con la intención de intentar matarlo, así que se encargó de ese pequeño y molesto problema también. Esta vez, arrojó el cuchillo con precisión experta y fue directo a su palma, lo que le hizo soltar el arma. Apoyándose en el escritorio, miró a Grumio y esperó.

“Tiene que haber algo. Cualquier cosa”, dijo Grumio. “Tengo todos los coños que puedas encontrar. Pollas, si las quieres. No me importa. No me mates. Por favor no me mates. Hay gente que me necesita. Si me matas, firmarás tu propio certificado de defunción, eso es seguro”.

Braxton suspiró y se acercó a él. “¿Crees que soy tan descuidado como tú, que no haría mi propia tarea?”

Grumio lo miró fijamente y había gotas de sudor en su frente. El miedo y el pánico estaban empezando a apoderarse de él y no pudo evitar sentir que se veía lindo, muy lindo.

“No puedes hacer esto. Me necesitan”.

“Parece, Grumio, que no eres un tipo muy popular y hay mucha gente que te quiere muerto. Eres una carga. Un problema. Una gran boca. Matarte será un placer para mucha gente”.

“Entonces, ¿qué tal si tú y yo hacemos negocios juntos? Puedo ayudarle. Puedo hacer realidad todos tus sueños”.

Y Braxton lo miró. “No tienes nada que yo quiera”.

Mirando a Grumio a los ojos, sostuvo el arma contra su sien. Todo lo que había hecho lo había traído a este momento. Había una mujer esperándolo, una vida que podría tener.

Fue como si su vida pasara ante sus ojos. En el momento en que lo enviaron a la granja, trabajando duro, y luego cuando su mundo cambió. Cuando fue reprimido y marcado por los celos. Cómo se manifestó su rabia.

Irse, aprender a luchar, a cuidarse. Enseñándose a sí mismo a cazar, a ser el mejor y a que le importe un carajo. Lidiar con su propio maestro, eliminar al granjero y a todos los que le dieron la espalda.

Disparó su arma mientras regresaba a ese callejón y vio a Jade. El único sueño que deseaba lo estaba esperando.