Esta es la historia de una joven enfermera, que tuvo que pasar por muchas adversidades, pero eso no la llevo a rendirse y lucho por lograr su sueño.
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19
— Diez minutos después, la camioneta se devolvió y llegó a tanquear, parecía como si hubiera escuchado mis pensamientos.
— Bajó el vidrio y eran dos hombres morenos con acento guajiro.
— El hombre dijo: "Buenas, voy a llenar el tanque."
— Le pasé las llaves al bombero, quien dijo: "Mira, cómprale la promoción a la muchacha."
— Me dijo: "Yo tomo puro whiskey, nena."
— Le contesté: "Este es mejor y más rico", y me sonrió.
— Los hombres me miraban y el que venía manejando me dijo: "Muéstrame, no conozco ese trago."
— Le pasé la promoción que venía en una cajita de icopor, dos botellas de aguardiente y dos miniaturas.
— Me preguntó: "¿Y esto cuánto cuesta?"
— Le dije: "Tres mil quinientos pesos, una promoción."
— Me preguntó: "¿Y tienes más?" y soltaron la risa.
— Respondí: "Sí, las que tengo aquí, las que tengo guardadas y las que tiene mi compañera allá."
— El otro hombre volteó a ver las de la nueva vendedora.
— Me dijo: "¿Y cuántas son en total? Muéstrame cuántas has vendido hoy."
— Le contesté: "Ni una, tengo quince aquí y quince allá, y tengo que contar las que están allá."
— "Bueno, cuéntalas para ver", dijo él.
— Salí a contar y había treinta, para un total de sesenta. Hice la cuenta mientras el bombero también me ayudaba, y me dijo...
— Los trabajadores de la bomba eran muy especiales conmigo.
— Se bajó del carro y abrió la puerta del cajón. "Trae el resto, pero con una condición", me dijo.
— Le pregunté: "¿Cuál es la condición?"
— Me dijo: "Que te tomes estas botellas conmigo."
— Me corrió un frío por todo el cuerpo y no sabía qué responder. Él me sonrió y caminé hacia donde estaba mi compañera.
— Le dije: "Jacinta, él dice que compra todo, pero si nos vamos con ellos."
— Ella respondió: "No, yo no, yo me voy aparte."
— Le dije: "Ah, no, mija, si él va a comprar las tuyas también, pues entonces te toca irte con ellos también. O si quieres, yo les digo que no son tuyas", y le sonreí.
— Se quedó callada y me respondió: "No, deja, yo me voy con ustedes."
— Jacinta tenía una semana en este puesto y no había vendido nada. Ella era maluca y súper engreída, y las otras chicas se burlaban de ella.
— Me dio rabia su actitud, porque yo les estaba haciendo un favor.
— Terminamos de montar las cosas y les dije: "Bueno, yo me tomo las promociones contigo, pero en la puerta de mi casa, ¿te parece?"
— Me miró con una mirada brillante y sonriendo me dijo: "Bueno, mi reina, si no hay problema."
— Nos despedimos del bombero, nos montamos y nos fuimos.
— Cuando pasamos por mi casa, le dije: "Mira, ahí vivo yo. Llegamos a la empresa y te espero aquí. ¿A qué horas llegas?"
— Me dijo: "No, si quieres, ahora te traemos, mamita, y así ya sabemos."
— Creo que pensó que le decía mentiras.
— Llegamos a la empresa y me bajé rápido. Al llegar a la puerta, me abrió Jairo, uno de los porteros. Yo le dije: "Abre, corre", y entramos riéndonos.
— Me preguntó: "¿Qué pasó?"
— Le respondí: "No vayas a dejar entrar a esos tipos", y reí, mientras caminaba rápido. Al entrar, vi que estaba la jefa.
— Le dije: "Buenas tardes, Margarita."
— Me dijo: "Buenas tardes, ¿qué les pasó? ¿Quiénes son esos hombres de ese carro?"
— Le respondí: "Ellos llegaron a la bomba, y yo les ofrecí las promociones. Me dijo el que manejaba que me compraba todo, pero con una condición: que yo me tomara todo con él."
— Ella abrió los ojos y me dijo: "No, cómo se le ocurre, no, señor."
— Le dije: "No, yo le dije que sí, pero que en mi casa."
— Abrió nuevamente los ojos y me dijo: "Ahhh, ¿y tú vas a llevar a esos desconocidos a tu casa, sin saber
quiénes son?"
— Le dije: "Era eso o no vender nada, y ya tenía mucho trago allá."
— Me preguntó: "O sea que tú vendiste todo, y las de Jacinta también?"
— Respondí: "Sí."
— Me dijo: "O sea que las ganancias todas son tuyas."
— Contesté: "No, dale las de las quince a Jacinta."
— Me dijo: "Sí, mija, seguro."
— Mientras sacábamos las cuentas, sentimos cuando Jairo abrió la puerta y dijo: "Sí, a la orden."
— Le respondieron: "Gracias, mira, se te quedaron los carritos en la camioneta, a la muñequita."
— Todos volvimos a mirar, mientras Jairo los recibía y agradecía.
— "Gracias, compa", respondió Jairo.
— Le dijo: "De nada, compadre, para eso estamos."
— Salió a esperarme en su carro. Era muy noble.
— Recibí mi pago y me despedí. "Bueno, nos vemos, chao."
— Contestó mi jefe: "Chao, Juanita, cuídate mucho."
— Salí hacia la camioneta y les dije: "Ya, vamos."
— Se bajó el copiloto y me ayudó a subir, arrancando enseguida. Salimos a la avenida donde yo vivía, y llegamos a la casa.
— "Entonces, ¿a qué horas los espero?"
— "Vamos, y me baño y regreso. Toma, puedes meter estas botellas en la nevera. No hay problema con tu vieja, no se pone brava."
— Respondí: "No, ven, dame acá", me bajé.
— Se despidieron, "chao", y pitó arrancando.
— "Chao", entré a la casa y saludé: "Buenas, ajá, ¿y qué?"
— Estaban mi mamá y mi papá sentados en la sala. Saqué la plata y dándosela toda a mi mamá le dije: "Hoy sí me fue bien, gracias a Dios. Vendí todo."
— Dijo mi papá: "Gracias a Dios, hija."
— Mi mamá me dijo: "Verdad, gracias a Dios."
— "Sí, pero el que me compró viene ahorita a tomarse estas botellas aquí conmigo, porque quería que me fuera con él, y yo le dije no, vamos para mi casa y te las tomas allá en familia, con mi papá y en la puerta."
— Mi hermana Andreita ya era una señorita. Le dije: "Ayúdame a arreglar la casa, que viene el cliente que me compró las promociones hoy."
— Ella se puso a arreglar la casa.
— Mi mamá me dijo: "Juanita, ahí está tu almuerzo."
— Son las 18:00.
— Llega aquella camioneta a la puerta de la casa. ¡Qué hombre tan cumplido!
— Recuerdo que traía música a todo volumen, un disco nuevo de Los Zuletas que tanto me gustaba, "Mañanitas de Invierno".
— Salí a recibirlos: "Buenas."
— Estaban sentados mi mamá, mi papá, María y Andreita. Él les dio la mano a todos, comenzando por mi papá, y decía su nombre: "Mucho gusto, Manuel de Jesús."
— El otro hombre que andaba con él era su primo, y también saludó a todos.
— Me dijo: "Toma, para que las guardes y te acuerdes de mí, de este día."