ESE MALDITO SAN VALENTIN

Yanelis

La mañana siguiente, a las ocho, cuando salía de mi departamento para ir a trabajar. Manuel estaba en mi puerta con un café de Starbucks

_ ¡hola mi amor! ¡Te traje el desayuno!_ exclamó ofreciéndome la taza con una bolsa de papel

_ ¡Manuel deberías estar durmiendo trabajarás esta noche!_ curvo sus labios

_ ¡te preocupas por mí!_ afirmó sonriente. Era notable su falta de sueño, me sentí feliz ante su gesto y a la vez ¡Odiaba eso, odiaba amarlo! _ ¡solo toma el desayuno y me iré!

_ gracias _ exclamé tomando el café _ ¡debo ir a trabajar! ¡Tú ve a dormir!

_ ¡como órdenes mi reina!_ nos miramos por varios segundos _ es mejor que me vaya, ¡mientras más te miro más me enamoras!_ y ahí está el romántico que me embruteció _ regresaré mañana _ camino hacia el ascensor, toco el botón y me miró _ ¿vienes?

_ Sí _ respondí y subimos juntos. El silencio era incómodo, porque sus ojos no se apartaban de mí _ ¡Manuel, deja de mirarme así!

_ ¡no puedo! Tu belleza es un imán para mis ojos _ contuve mi sonrisa. Llegamos al subsuelo. Me observo hasta que subí a mi auto y me fui.

Al día siguiente hizo lo mismo. Mi corazón estaba acelerado por sus atenciones, deseaba arrojarme sobre él, para hacerle el amor, esto me estaba matando.

En vez de ir al trabajo, me dirigí al restaurante de mi amiga, con el desayuno sobre el asiento del acompañante. Se supone que Briget ayer regreso de su luna de miel.

Llegue y la vi leyendo el menú o preparándolo cuando me escucho entrar, me miró y se puso de pie

_ Yanelis _ exclamó sonriente caminando hacia mí y luego corrió al leer mis intenciones _ ¿o vamos? ¿Por qué estás enojada?_ se colocó detrás de las mesas y la seguí

_ ¿por qué le dijiste la contraseña de mi departamento?_ Parecíamos el gato y el ratón corriendo entre las mesas. Podía escuchar las risas de sus empleados

_ ¡yo no lo hice! _ mintió descaradamente

_ ¡no me mientas Briget! ¡Te conozco! ¡Siempre haces ese gesto cuando mientes como cuando rompiste mi muñeca!

_ ¡por favor tenía siete años!_ bufo y corrí hacia ella, pero volvió a escapar. Fue pésima idea traer tacones aguja

_ ¡era mi muñeca favorita!

_ ¡le dabas más atención a esa cosa que a mí!

_ ¡Hasta que lo admites! ¡Ven aquí te mataré!

_ ¿vas a lastimar a tus ahijados?_ detuve mis pasos y nos miramos

_ ¿son dos?_ pregunté incrédula

_ ¡si son dos! _ exclamó sonriente acariciando su vientre

_ ¿es en serio?

_ ¡Si madrina!_ me aproximé y la abracé

_ ¿los bautizarás?_ gemí en su cuello

_ sí. Lo haremos según las tradiciones de Miguel. ¡Tú y Manuel serán los padrinos!_ me alejé y la miré _ ¿no me digas que aún no se han arreglado? ¡Dios mujer eres complicada! ¡No hay sexo que te venga bien!

_ ¡no todo se soluciona con sexo Briget! ¡No! ¡Con comida tampoco!_ me adelanté, bufo. Nos sentamos a hablar

Le conté todo, hasta lo de mi accidente. ¡Se enojó! Amenazó con divorciarse y dijo que mataría a su suegra. Logré calmarla, éramos más hermanas que amigas, sabía como dominarla

_ ¡si hubiera sabido lo del bebé, jamás insistirá en que regresen! ¡Lo siento!_ dijo luego de parar su llanto

_ ¡lo sé! Y jamás te hubieses casado con Miguel.

_ ¡por supuesto que no! ¡Te amo y jamás dejaría que te lastimen así!

_ ¡por eso te lo digo ahora! ¡Miguel tampoco lo sabía! No puedes llevar mis problemas a tu matrimonio. Promete que nunca lo harás

_ lo prometo, ¿regresarás con él?

_ ¡lo estoy evaluando!

_ ¡decidas lo que decidas estoy aquí para ti!

_ ¡lo sé! ¿Ya sabes que serán?

_ ¡no, aún son pequeños!! ¿Quieres ir conmigo a la próxima ecografía?

_ ¡me encantaría!

La semana siguiente, Manuel siguió haciendo lo mismo, ¡todos los días! Incluso hoy sábado. Me rompió el corazón verlo, estaba demacrado. Su falta de sueño era notoria, ni siquiera se quitó el traje de mariachi bordo.

_ pasa _ le dije, sonrió como un niño. Fui hasta mi habitación. Tome una camiseta gris, unos pantalones negros holgados y se los di _ ve a bañarte y duerme un poco en mi cama

_ ¡a la orden mi reina!_ espetó. Lo miré por varios segundos.. Quería hablar con él, y a su vez me negaba a ceder

Me fui con el desayuno que me compro a mi trabajo. Pude sentarme eran las 14 hs. Mi mañana había sido muy atareada. No pude evitar preguntarme como estaba, mientras disfrutaba de mi ensalada César

Cuando nos separamos cambie de número, no teníamos el contacto del otro. Aunque yo siempre recordé su número de teléfono. Lo escribí en mi celular y llamé, esperando de que atienda, quizás seguía teniendo el mismo

_ ¡hola mi amor!_ respondió y los celos nacieron en mi pecho, estaba por cortar _ Yanelis _ mencionó

_ ¿cómo sabes que era yo?

_ Briget me dio tu número.._ ¡esta vez la mataré!

_ ¿cómo estás?

_ ¡bien, extrañándote! Debo irme… ¿Cuál es la contraseña de tu puerta? _ la había cambiado desde el domingo que entro sin permiso

_ 562556...espera, no necesita la contraseña para salir _ lo escuche reír _ ¡eres un sinvergüenza!_ gruñí y corte la llamada

Al terminar de almorzar me encontré una gran sorpresa. La madre de Manuel estaba en mi empresa esperando a ser atendida. La hice pasar a mi oficina y nos sentamos una frente a la otra

_ señora a que debo el honor de su aristocrática y de noble presencia aquí.

_ ¡hola Yani! ¡Quería pedirte perdón! ¡Yo realmente quería lo mejor para mi hijo cuando seas madre lo sabrás!

_ ¡señora vaya al punto que tengo demasiado trabajo!

_ Manuel. ¡Hace días que no regresa a casa! No me da dinero, puso en venta mi casa, dijo que me compraría un departamento más pequeño, ya que ni Miguel ni él vivirían más conmigo

_ ¿y yo que tengo que ver con eso?

_ solo tú puedes convencerlo _ me miró suplicante _ para que no lo haga.. ¡Me gusta mucho mi casa! ¡No quiero mudarme! ¡Él te escuchará! ¡Te ama y hará lo que tú le pidas!_ me reí

_ ¡Que yo recuerde, solo hace lo que usted quiere! ¡Lo que yo quiera nunca le interesó!

_ ¡ahora ya no es así! ¡Desde que se enteró del embarazo no volvió a hablarme, más que para lo necesario!

_ ¡Yo no tengo nada que ver con su hijo y no regresaré con él, porque la odio a usted y no le daré a mis hijos una abuela de su nivel y su clase!_ la vi despedir lágrimas _ si término puede retirarse, ¡yo no soy Manuel no creo en su acto!_ me levante y salí. Debía ir al florista, mañana tenía una boda pequeña, pero no dejaba de ser importante

Esa noche no pude dormir, compre una pizza por si Manuel venía, la guarde en la heladera luego de comer dos porciones y me senté en el sillón con mi camisón negro puesto.

Como lo supuse, llegó de madrugada cerca de las tres de la mañana e ingreso. No cambie la contraseña, quizás porque me daba lástima o quizás porque lo amaba.

_ ¡mi amor!_ exclamó al verme, tenía el traje gris de mariachi _ perdón no quería despertarte.

_ ¿¡por qué estás en mi casa Manuel?! ¡No somos nada!

_ es porque estás enojada. ¡Pero yo soy el amor de tu vida! Solo es cuestión de tiempo hasta que me perdones.

_ ¿dónde estuviste durmiendo estos días?_ me miró asustado, fue muy graciosa su expresión

_ ¡si te dijeron que me vieron en un motel es verdad! ¡Pero estuve solo! ¡Con nadie más! ¡Lo juró por la virgencita! _ no pude evitar reírme _ ¡Acabas de hacer que me enamore más! ¡Tus sonrisas son asesinas!_ tocó su pecho y se arrodilló _ me duele el pecho, tendré un infarto y mi medicina, ¡son tus labios!_ se acostó en el suelo y me miró

_ ¡levántate y ve a ducharte, quiero hablar contigo!_ se levantó con rapidez y fue al baño. Era un niño por momentos, escuche el grifo varios minutos y luego su voz

_ Yani no traje mi ropa _ gritó desde el interior.

Tome unos pantalones y una camiseta marrón. Entre y me miró con picardía desde la ducha, deje el conjunto sobre el lavabo y salí con rapidez riéndome. Sé muy bien lo que planeaba, me senté a esperarlo en la silla del comedor

_ ¡tu madre fue a verme hoy!_ le dije, cuando se sentó frente a mí

_ ¿Qué te hizo?_ gruñó enojado

_ Se disculpó. ¡Me dijo que no le estás dando más dinero y que venderás la casa! La odio, pero no es bueno hacerle eso a tu madre ¿de qué vivirá!? Tú eres quien la acostumbro a que todo se hiciera como ella quería, ella no es la única culpable de mi sufrimiento

_ no venderé la casa. Solo quería ver su reacción y sobre el dinero, reduje la cantidad que le daré mensualmente. Desde que nos separamos ella manejaba prácticamente todo mi sueldo y ahora que lo pienso es mucho el dinero que gastaba. Además, me dijo que Miguel no le daba dinero y es mentira.

_ ¿Acaso ustedes dos no se comunican?

_ ¡si solo hablamos de trabajo! ¿Puedo quedarme a dormir aquí? _ me miró suplicante _ en el motel hay demasiada acción entre mis vecinos y no puedo dormir…

_ ¡ya entraste sin permiso!

_ ¡no me arrepiento! ¡Te amo mi amor!

_ ¡lo sé!_ sonrió y se arrodilló frente a mí sacando una caja

_ ¡cásate conmigo!_ lo observé sorprendida y esa sorpresa fue reemplazada por felicidad _ permíteme ser tu compañero lo que nos queda de vida, mi Yanelis _ Habían pasado tres semanas y yo aquí estaba por rendirme, otra vez. ¿Y si me equivoco y vuelvo a sufrir?

Manuel

La miré en espera de su respuesta, ansioso. Quería un sí, aunque también era consciente de que merecía un no.

_ Te daré una oportunidad porque te amo _ me levante y la besé _ ¡no! _ gritó empujándome. Termine rodando en el suelo, mientras ella se levantaba de la silla, ese vestido de seda me tenía fantaseando desde que llegue _ ¡lo siento! ¡Es que no hemos terminado de hablar!

_ ¡perdóname tú, es que, me emocioné! _ argumente poniéndome de pie _ continúa por favor

_ Acepto intentarlo otra vez, ¡pero no haré la estupidez de casarme contigo! Hasta estar segura de no arrepentirme.

_ ¡no te arrepentirás! _ mi pecho estaba por explotar de felicidad _ ¿Ahora puedo besarte?

_ Sí _ me acerque y estampe mis labios sobre los suyos, levantando esa tela negra la necesitaba. Sería absurdo no admitir, que quería estar entre sus piernas _ detente _ gimió y me aleje

_ ¿Qué? ¿Qué chingados hice ahora?

_ ¡estoy en mi periodo!_ me explicó y bufé. Me miró enojada

_ ¿y no podemos hacer alguito?_ rogué

_ ¿te acabo de aceptar y me pides sexo?_ suspiré

_ ¡tienes razón lo siento! ¿Pedimos comida? ¡Tengo hambre!

_ ¡Son las tres de la madrugada Manuel!_ mi estómago gruñó. Nos reímos _ te calentaré la pizza _ fue hasta la heladera, luego coloco la comida en el microondas

_ Yani ¿cuándo se termina?_ me miró con el ceño fruncido recostada, en la isla.

_ ¡Por favor! ¡Sabes que muero por ti! ¡Solo dime cuantos días esperaré!_ gemí abrazando su cintura.

Jadeó, cuando empecé a besar su cuello, baje el tirante de su vestido y como sospeche, no llevaba nada debajo. Hice un camino de besos..

_ ¡Manuel! ¡Sabes que me duelen los pechos cuando estoy así!

_ ¡por eso! Voy a acariciarlos _ murmuré antes de prenderme como un niño a uno, estaba disfrutando el momento hasta que ese mendigo microondas sonó.

_ la comida ya está _ dijo apartándome, y cubriéndose

_ ¡ya se me fue el hambre! _ Volví a bajar y volvió a alejarme!

_ ¡vamos a comer, yo también tengo hambre!_ gimió y cedí. De todos modos me quedaría a dormir y a vivir aquí con ella. La tendría para mí otra vez. ¡Para el resto de mi vida!