Vuelve

Don Honorato está convencido de que ya no existe amenaza, pues lo que le dijo Nicola tiene sentido, empieza conectar los cabos de las cosas vistas y de lo que dijeron: su esposa está muerta, el mayordomo también fue enterado, Jason efectivamente estaba mal herido, personalmente vio los vendajes y por lo visto también es verdad que Nicola lo llevó al hospital, pues el agraviado fue agradecido frente a todos, en casa de los Casiraghi había el vidrio roto en la ventana, faltaban los floreros, lámparas, el juego de copas, la funda del mueble tenía manchas de sangre, la alfombra igual, por lo tanto, Santino y Paola tuvieron un encuentro bastante violento.

Esta es la idea que tiene Honorato de lo ocurrido en casa de los Casiraghi, según él, Santino fue despiadado en poner fin a la vida de Paola. Por lo que esa conclusión la comparte con su esposa.

- ¡Qué muerte atroz para Paola!

- Y Santino lo hizo sólo. Ensucio sus manos.

- ¡Es un salvaje! Pobre de mi hija.

- No se lo digas a Belice. Es más, Nicola tiene un plan para que ellos vuelvan a unirse.

- Pobre de mi hija.

- Nuestra hija no es una desvergonzada, no es una cazafortunas, no es una regalada. Por lo tanto, hay una diferencia abismal.

- ¡Pero en manos de un asesino!

- No precipites las cosas, escuchemos a Nicola y a Santino. De hecho, haré firmar un acuerdo de convivencia notarial. Cualquier violación a uno de los acuerdos, por leve que sea, se reanuda el proceso de divorcio.

- Me parece bien, eso me da tranquilidad.

- Alistemos todo para la tarde.

Los Delgado salen de casa para hacer compras, quieren ofrecer una cena sencilla y las compras fueron rápidas. En cuestión de unas pocas horas los Casiraghi estarán de visita.

Llegó la hora de la visita. Los Delgado ponen la mesa de centro con los bocados y una botella de vino Oporto, ya que es la mejor combinación para los bocados de chocolate.

Santino se había bañado y afeitado, estaba bien arreglado, pero su delgadez y sus prominentes ojeras le daban un aspecto muy trágico. Se nota que la separación y la muerte de su madre le han hecho daño.

Don Nicola por su parte, tenía la mirada triste, aún hay dolor en esos ojos opacos. Por elegante que se vista, el semblante está opaco y decaído. La herida es profunda y recién hecha.

Ambos fueron bien recibidos, Santino tenía su asiento lado derecho de su esposa. A la derecha los Delgado y a la izquierda don Nicola. Éste último toma la palabra, tose un poco para limpiar la garganta.

- Antes que nada, debo agradecerles a ustedes por su hospitalidad. Para empezar, quiero disculparme sinceramente por los malos acontecimientos que han conllevado a las tragedias.

- Ha habido cosas que se pidieron evitar. – aclara don Honorato – El primero es que el matrimonio de los jóvenes no estaba bien cuajado, se han dejado por los celos, la falta de razonamiento y astucia.

- Es por eso que hemos venido, hemos aprendido la lección y rogar por perdón. - don Nicola se expresa con tristeza, aun sigue afectado.

- En tu lugar hubiera hecho lo mismo, te comprendo, pero es el turno de los jóvenes que hablen y pongan en claro sus nuevos acuerdos.

- ¿Nuevos acuerdos? – pregunta Belice sin entender el trasfondo.

- Así es, escúchame bien hija, ustedes dos han pasado por una fuerte crisis por un error, nosotros los mayores hemos entendido porque tenemos la experiencia, en cambio a ustedes aún están en aprendizaje.

- ¡Papá! – está asombrada – yo he tomado una decisión. Quiero estar lejos de Santino.

- Hija, tu decisión fue tomada con la cabeza revuelta, jamás pusiste paños fríos. Nunca te has tomado la delicadeza e investigar.

- ¿Estás defendiendo a Santino?

- Para tomar una decisión, hay que investigar bien el asunto, pero tú te has conformado con lo que has escuchado. Así como también, es error del que no quieres corregir, el cerrar tu mente con la primera idea que te viene en mente. Espero que hayas podido aprender la lección con este error.

Belice se quedó callada, esta vez papá la estaba corrigiendo en frente de todos. Pensando bien, se dio cuenta que ella siempre ha cometido el mismo error. Santino quiere tomar la palabra y el anfitrión le cede la palabra.

- Quiero pedir disculpas por el error, me dejé llevar por los celos enfermizos, la falta de razón me nublo la mente, pero sin darme cuenta ese error condujo a otro, a la firma del acuerdo pre-divorcio. Pero eso acaba allí, todo se salió de control, he confiado mucho en mi mismo y no presté atención en que el enemigo puede disfrazarse de mil maneras para llegar al objetivo. Mamá murió por mi culpa – se le quiebra la voz y mira a su padre – por mi culpa ahora tú estás enfermo, mi matrimonio está en un completo desastre, quisiera pedir perdón a todos y pedir una última oportunidad.

- Eres joven, estás aprendiendo, pero no olvides tu lección ¿Tienes algo que decir, Nicola?

- Cuando nuestros hijos se casaron, fue por amor, estaban felices. Ambos cometieron errores, mi hijo cometió uno y muy grave y lo tu hija leve, la terquedad y la indiferencia no eran la solución; por lo tanto, ellos deben arreglar sus asuntos, el matrimonio empezó con ellos dos, el error empezó con ellos dos, y el arreglo tiene que ser entre ellos dos, no podemos interferir. Tienen que aprender a dialogar, llegar a un acuerdo y sanar las heridas.

- Pues, eso sí es cierto. Santino y Belice son dos que casaron, son dos que se pelearon, son dos que se han separado, son dos que se han lastimado, ahora estos dos deben arreglar su situación. En vista que los Casiraghi tienen más poder que nosotros, los Delgado, pues ellos tienen la última palabra.

- Gracias. Bueno, tenía pensado en ayudar a estos dos jóvenes a resolver su problema matrimonial, por lo tanto, me gustaría que ellos se mudaran a la casa hacienda, ubicada fuera de la capital, en donde tengo unos viñedos; allí estarán solos, sin sirvientes, para que ellos aprendan a trabajar en equipo. Ustedes dos tendrían que hacer todos los trabajos que faltan por hacer en casa y en el campo, pero juntos, aprender a organizarse, aprender a dialogar, aprender a compartir, a sanar las heridas no solamente para llevarse bien ahora, sino que eso va a depender de su futuro.

- ¿Como para cuándo sería eso?

- Mientras más rápido lo hacemos, más conveniente para ellos que puedan resolver su problema.

- Podría ser hoy mismo. Para mí no hay ningún inconveniente.

Belice no estaba contenta con la decisión tomada por los mayores, se pone de pie y se va a su cuarto. Esto parecía no tener otra salida que someterse y obedecer por el bien suyo y ese matrimonio a punto de desvanecerse. Se mantuvo callada, su expresión era inexpresiva, se iba a mudar en contra su voluntad ese mismo día. Por su parte, Santino se ha mantenido con un perfil bajo, todo el tiempo miraba de vez en cuando a Belice, pero ella tenía un punto fijo en el vacío.

Belice recibió ayuda de su madre para hacer su maleta, tenía un aire triste en su mirada, tenía que obedecer las decisiones tomadas de Don Nicola. Como se dijo en un momento, él tenía más poder económico y por lo tanto tenía el derecho de la última palabra. En cuanto a las labores domésticas, para Belice no era un problema ya que estaba acostumbrada al hacerlas sea con la ayuda de su padre, de su madre y hasta con la de Raúl.

Para Santino esto sí sería un problema porque él siempre ha sido acostumbrado a ser servido por los empleados domésticos. Mucho menos trabajar en el campo y sobre todo en el tema de viñedos. Tiene muchas cosas que aprender Santino y aprender de su esposa.

Una vez hecha la maleta, una camioneta fue por Belice y se la llevó a casa de los Casiraghi, allí Santino subió a la camioneta, estuvo sentado junto a ella y se van rumbo a la casa hacienda en rotundo silencio. Belice mira por la ventana, pero Santino mira a su esposa, mira por la ventana, el silencio lo abruma.