Introducción En un mundo donde todo está cambiando, debemos enfrentar nuestras virtudes y debilidades, pero sin olvidar el amor. Esta es la historia de Valeria, una abogada dedicada a ayudar a otras mujeres. Después de su trágico rompimiento, se dedicó enteramente a su profesión. Sin esperarlo, conoció de nuevo el amor, ese amor sincero en el que te da estabilidad. Claro no todo lo que brilla es oro, ya que este caballero viene con una sorpresa que le cambiará por completo la vida. El caballero que conquista a Valeria, es un hombre mayor, viudo, que al vivir en constante conflicto con sus hijos, lo hace huir lejos de todo para buscar la tranquilidad que le han arrebatado, la traición viene de quien menos lo esperas. Pero el destino le tenía preparado una recompensa por todo el dolor que había experimentado. Al mismo tiempo disfrutaría de nuevo del amor y la pasión.
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Gerberas
Capítulo 19
Había llegado el momento de marcharse, Valeria no sabía qué ropa usar, si algo cómodo o algo casual. El vuelo sería de doce horas hasta la Ciudad de México, su esposo salió de la ducha.
—¿Qué haces amor?.—preguntó Federico
—Eligiendo que usar.—respondió Valeria
—Con lo que uses te verás hermosa, voy a terminar de cambiarme.—dijo Federico
Después de unos minutos él estaba listo, Federico había decidido usar traje, Valeria solo lo había visto con smoking el día de su boda, al verlo en traje decidió usar algo formal para no desentonar.
—¿Estás lista mi amor?.—preguntó Federico
—Si, lo estoy.—respondió Valeria
—Te ves hermosa, como siempre.—la halagaba Federico
Salieron directo al aeropuerto, ahí los esperaba la tripulación, siempre puntual. Despegaron y mientras tomaban altura Valeria observaba toda su ciudad, se sintió aún más aterrada que nunca, hasta pensó en bajarse del avión. Ella no pudo evitarlo, así que comenzó a llorar.
—Amor ¿Estás bien?.—preguntó Federico
—Si, es que me emocioné.—respondió Valeria
—Es por eso que había decidido quedarnos más tiempo en Madrid, para evitar que te sintieras así, perdóname.—le decía Federico, ya que a él no le gustaba verla sufrir
—No me hagas caso, voy a estar bien. Me relajo ahora.—dijo Valeria
—Cariño cuando lleguemos a Ciudad de México, lo más predecible es que la prensa esté esperándonos. Soy una figura pública, y mis hijos también. Sé que ahora todos van a estar al pendiente de mi esposa, desde que enviude, no tuve una relación con nadie. Así que van a querer saber todo de ti, quiero prevenir que te sientas incómoda, más de lo que ya te siento.—decía Federico
—Yo decidí no preguntar nada, pero créeme que estoy dispuesta hacer lo que tú me digas. No me preocupa la prensa, ya que no tengo nada que ocultar.—respondió Valeria, lo que a ella le preocupaba era su relación con él, no quería que se perdiera todo lo que tenían.
Ingrid estaba emocionada, andaba de un lado para otro, afinando cada detalle. Quería que todo fuera perfecto para recibirlos.
—Señorita Ingrid se ve tan feliz.—decía Delia la ama de llaves
—Lo estoy Delia, mi padre regresa a casa y nos tiene una sorpresa. Estoy muy feliz.—decía Ingrid
—Sabia que no había flores en esta casa desde que su madre murió. Solo las del jardín.—le contaba Delia
—Muchas cosas van a cambiar, bueno ahora me voy al instituto. Cuando llegue tal vez papá ya haya llegado.—se despedía Ingrid
—Tenga un excelente día Señorita.—dijo Delia
Aún faltaban cosas que preparar para la llegada de Federico, Marbella bajó para desayunar.
—Delia, ¿por qué hay flores en la casa?.—preguntó Marbella
—No tengo idea, la asistente de su padre envió al florista.—respondió
—Desde que Ingrid era una bebé, no volvió haber flores dentro de esta casa. Pero si mi padre lo ordenó no tengo objeción, ¿Ya se fue el joven Damián?.—preguntó Marbella
—No llego a dormir.—respondió Delia
—Bueno ya comenzó de nuevo, eso sí me pone de buen humor. Árbol que nace torcido, jamás su rama endereza. Delia están demasiado lentas tus auxiliares, diles que se apresuren con el desayuno, necesito irme.—decía Marbella
—Me encargaré personalmente señorita, con su permiso.—respondió Delia
Marbella esperaba que llegara su padre, para abrir la caja de Pandora. Qué mejor que estuviera el presente para encargarse de Damián.
Mientras tanto José Luis estaba preparando todo para dejarlo en orden a su hermano, sentía nostalgia después de una vida entera ayudando a su hermano. Era difícil dejar atrás su segundo hogar, ahora si disfrutaría de su esposa e hija.
—Tío, ¿puedo pasar?.—preguntó Damián
—Claro hijo, llegaste temprano.—respondió José Luis
—De hecho no me he ido, estaba terminando el informe sobre costos y pérdidas que generará la nueva adquisición, pero antes de irme quería que lo revisáramos.—le decía Damián
—Está bien toma asiento.—dijo José Luis, todo estaba bien hecho, en verdad Damián sabía mucho. Si seguía así podría recuperar la confianza de su padre.
—Bien ahora me voy, dormiré antes de que llegue papá para que me encuentre fresco y no vaya a pensar que andaba de fiesta. ¿Tú sabes por qué lleno toda la casa de flores?.—preguntó Damián
—No, no lo sabía. Yo creo que todo es asunto de Ingrid, ella es así de detallista. Está feliz de que vuelva su papá.—respondió José Luis
—Me sentí extraño, desde que vivía mi madre no había flores en la casa. Aunque a decir verdad no son las flores que le gustaban a mi mamá, sí debes tener razón todo es cosa de Ingrid.—decía Damián
—¿Qué tipo de Flores son?.—preguntó José Luis
—Gerberas, en cambio a mi madre le gustaban las rosas blancas.—respondió Damián
—A Ingrid le gustan los girasoles.—le decía José Luis
—No lo sabía, bueno me voy.—dijo Damián
—Te veo en la cena, Damián no dejes de esforzarte en arreglar las cosas con tu padre, sobre todo ganarte su confianza de nuevo. Tienes potencial, hazlo sentir orgulloso de ti.—lo aconsejaba José Luis
—Si eso haré, aunque eso signifique estar en guerra constante con Marbella.—dijo Damián
—Tu padre sabe cómo mantener a margen a Marbella, así que no te preocupes por ella.—decía José Luis
—Bien ahora si me voy, nos vemos en la noche.—se despidió Damián
Más tarde habían llegado a su destino, Valeria respiró profundamente, Federico tomó su mano.
—Mi amor estaremos bien, jamás voy a soltarte. Eres mi vida, tú y mis hijos son lo más valioso que tengo.—le decía Federico
—Te amo mucho nunca lo olvides.—respondió Valeria
—Lo sé, vamos.—respondió Federico
Bajaron del avión estaba toda la prensa esperando fotografiarlos, lo esperaba el chofer y todo su personal de seguridad.
—Bienvenido señor Faberman.—saludó Elías su jefe de seguridad
—Gracias Elías, ella es mi esposa Valeria Faberman.—la presentó Federico
—Bienvenida señora, estamos a sus órdenes.—saludó Elías
—Gracias son muy amables.—respondió Valeria
Federico saludó a lo lejos a la prensa, pero en realidad querían saber quién era su acompañante. Valeria estaba muy seria durante el trayecto a la casa de su esposo, ni siquiera pudo apreciar la ciudad.
Por fin llegaron a su casa, la propiedad era enorme, la mansión no se quedaba atrás. Valeria miraba maravillada todo ahí, jamás se imaginó que viviría en algún lugar así. Ingrid estaba esperándolos, junto con Delia, Clara y Rosaura. Federico ayudó bajar a su esposa.
—Bienvenida a tu nuevo hogar mi vida.—dijo Federico
—Es hermosa.—respondió Valeria
—papá, Valeria.—los abrazo Ingrid
—Sean bienvenidos Señor.—saludo Delia
—Gracias Delia, ella es Valeria mi esposa, la nueva dueña y señora de esta casa.—la presentó Federico
—Sea bienvenida señora, estamos a sus órdenes.—saludó Delia
—Muchas gracias.—respondió con una sonrisa Valeria
Todas estaban felices por Federico, entraron a la casa. Valeria estaba maravillada por todas las flores que había.
—Mi amor no olvidaste que eran mis favoritas, gracias.—decía Valeria mientras lo abrazaba y lo llenaba de besos.
—Jamás dejaré de llenarte de detalles, las pedí para darte la bienvenida a tu nuevo hogar. Todo esto es tuyo, y nadie puede decirte lo contrario, nadie.—decía Federico
—Si Valeria, aquí vas a ser muy feliz con nosotros.—decía Ingrid
—Les agradezco a todos, estoy muy feliz de estar aquí.—decía Valeria
—¿Y tus hermanos?.—preguntó Federico
—Trabajando, así que yo creo que llegarán para la cena.—respondió Ingrid
Federico llevó hasta la que sería su habitación a Valeria, sobre todo para que descansaran antes de la reunión que habían organizado para presentarla ante todos.
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